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lunes, 29 de junio de 2015

La clase de pensamientos determina el ambiente


                    METEMPSICOSIS.

Algunas personas hay que, desconociendo la Ley Palingenésica, son prontas a exclamar: —¡Ah, sí; la metempsicosis de Pitágoras. O la creencia de reencarnar en un animal, como castigo a los seres malvados!

Nada tan incierto.
Pitágoras, jamás sostuvo tal concepto. Explicaba, sí, el renacimiento de las almas, en cuerpos concordantes con su naturaleza psíquica; y que, a medida que el alma se perfeccionaba en inteligencia y bondad, se manifestaba en cuerpos más perfectos. Explicaba a sus discípulos más adelantados, ya en el grado teogónico: «Una vida en la carne, no es más que una anilla en la larga cadena de la evolución del alma».
Según la definición en el Diccionario de la Real Academia Española, metempsicosis es: «Doctrina religiosa y filosófica de varias escuelas orientales y renovada por otras de Occidente, según la cual transmigran las almas, después de la muerte, a otros cuerpos más o menos perfectos, conforme a los merecimientos alcanzados en la existencia anterior».
La creencia de la retrogradación a las formas animales, es una superstición creada en el Asia por la casta sacerdotal de los brahamanes, como espantajo para amedrentar a los débiles y crear esos privilegios sacerdotales y aristocráticos, que han tenido al Asia en un letargo de siglos, del cual comienza a despertar.

Las formas inferiores de vida, son etapas del psiquismo, de la chispa divina o mónada, y una vez superadas estas etapas no vuelve a ellas. Una vez alcanzada por el Ego la etapa humana, no retrocede. Por ello, es desacertado suponer que la metempsicosis pueda ser la vuelta del alma humana a animar la vida de un animal.

Sebastián de Arauco.


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   TRASTORNOS MENTALES

Las enfermedades mentales, llamadas 
“Trastornos Mentales”, no existen y son condiciones psicoticas atribuidas al medio ambiente que  surgen de las tensiones de la vida cotidiana y no son Biológicas. Los Espiritistas sabemos que son Obsesiones Subyugantes”, y Allan Kardec se encargó en decir en el libro: ¿Qué es el Espiritismo?, en el año 1859, que las Obsesiones Subyugantes no se confundieran con la locura patológica .         Kardec dijo mas todavía, como una premonición de nuestros tiempos, indicando lo siguiente: abro la cita [“No debe confundirse la locura patológica, con la obsesión. Ésta no procede de ninguna lesión cerebral, sino de la subyugación ejercida por los espíritus maléficos sobre ciertos individuos, y tiene, a veces, las apariencias de la locura propiamente dicha. Esta afección, que es muy frecuente, es independiente de la creencia en el Espiritismo y ha existido en todos los tiempos. En este caso, la medicina general es impotente y hasta nociva. El Espiritismo, haciendo conocer esta nueva causa de turbación en el estado del ser, ofrece, al mismo tiempo, el medio de curarla obrando no en el enfermo, sino en el Espíritu obsesor. Es el remedio y no la causa de la enfermedad.] “cierro cita.
- Frank Montañez-

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LABOR TRASCENDENTAL


Becerra de Meneses

Con los votos del modestísimo y paternal servidor de siempre, es necesario que ejerzamos la mediúmnidad con Jesús.

Que la figura incomparable del dulce Rabí penetre en nosotros, y que logremos grabarla en lo profundo de nuestro corazón.

Hemos sido convocados para una labor de índole trascendental; la nuestra es una tarea de abnegación y de sacrificio.

El médium que no tiene las cicatrices del sufrimiento, todavía no se encuentra en condiciones de servir plenamente a Aquel que es el ejemplo máximo de la entrega.

Invitados al banquete de la era nueva, en la viña del Señor, elaboremos las vestimentas espirituales que son nuestros hábitos, para que cuando llegue el dueño del banquete pueda colocarnos en el lugar que se nos ha destinado.

Compañeros de jornada, hijos del corazón, honrados con la facultad mediúmnica para el servicio del bien, ampliad vuestros tesoros íntimos ofreciéndolos a los transeúntes de la vida.

No podéis imaginar el beneficio del socorro espiritual, en una reunión mediúmnica, cuando alguien que se halla crucificado en los maderos del sufrimiento, más allá de la tumba, durante decenios, valiéndose de vuestro organismo consigue recibir el lenitivo de la palabra que ilumina y que libera de la ignorancia, la energía que alivia su dolor, la página de esperanza que lo convoca en dirección al futuro.

Entregaos a la labor de la caridad, en la condición de trabajadores que somos de la última hora.

Jesús aguarda que demos cumplimiento a las tareas que se nos confiaron y, entre muchas otras, la de la mediúmnidad, dignificada por la conducta coherente con los postulados espíritas, que tienen primacía. Hijas e hijos del corazón, no os olvidéis que Jesús nos ha hecho un pedido al que aún no hemos atendido: Amaos los unos a los otros para que todos sepan que sois mis discípulos.

Ese fue un encargo que nos hizo el Maestro; tratemos de tenerlo en cuenta, de tal forma que el amor fluya de nosotros como una cascada de bendiciones, para que el terreno árido de los corazones se vuelva fértil y el desierto se transforme en un jardín; el pantano de las pasiones en un vergel…El Señor nos espera con ternura, compasión y misericordia. Hagamos, dentro de nuestras posibilidades, lo mejor a nuestro alcance.

Los Espíritus espíritas que aquí trabajan sin cesar nos solicitan, por mi intermedio, que nos unamos para la edificación de un mundo mejor.

Y rogamos, por último, al Señor de la Viña que nos bendiga y nos conceda su paz.

Que esa paz, hijos e hijas del alma y del corazón, nos impregne hoy y siempre.                                                             

Mensaje psicofónico obtenido por el médium Divaldo Pereira Franco, durante el cierre de la conferencia en el Rio de Janeiro, en la noche del 22 de agosto de 2013. Revisado por el Autor espiritual.

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LA CLASE DE PENSAMIENTOS DETERMINA EL AMBIENTE

Allan Kardec uso el mismo título,   en su Revista Espirita de mayo de 1867, para abordar la cuestión de la influencia de los malos fluidos – producidos por los sentimientos contrarios a la caridad -, que tornan  los ambientes desagradables y muchas veces intolerables.
No es otra la causa de los constreñimientos que se establecen en las relaciones, especialmente  en grupos donde el ambiente “parece pesar”  y surgen sensaciones  de malestar. Y hay que considerar  que las permanencias  de esos “ambientes pesados”, característicos     por ondas mentales  conflictivas, puede  acarrear graves prejuicios morales y aun mismo desuniones y daños a la salud, ya que son desencadenadores de obsesiones.
 El abordaje del Codificador es extremadamente lucido y coherente. Seleccionamos algunos trechos al lector, indicando, todavía, la fuente    original para la lectura y estudio en la integridad, conforme es citado en el primer parágrafo.
“(…) sabemos que, en una reunión, más allá  de los asistentes corporales, hay siempre auditores invisibles, que siendo la impermeabilidad una propiedad del organismo de los Espíritus, estos pueden hallarse en un número ilimitado en un dado espacio. (…) Se sabe que los fluidos que emanan  de los espíritus son más o menos saludables, conforme sea su grado de depuración. Se conoce su poder curativo en ciertos casos y, también, sus efectos mórbidos de individuo a individuo. Ora, desde que el aire puede ser saturado por esos fluidos, no es evidente que, conforme la naturaleza de los Espíritus que abundan en determinado lugar, el aire ambiente se halla cargado   de elementos  saludables o malsanos, que deben ejercer influencias sobre la salud física, asi como también, sobre la salud moral? ¿Cuando se piensa  en la acción  de la energía que un Espíritu  puede ejercer sobre un hombre, es de admirar la que debe resultar de una aglomeración de centenas o millares de Espíritus?    Esta acción  será buena o mala conforme los Espíritus la derramen en un dado medio con un fluido benéfico o maléfico, actuando a la manera  de las emociones fortificantes o de los miasmas deletéreos, que se esparcen en el aire. Así se puede explicar  ciertos efectos colectivos, producidos sobre masas de individuos, el sentimiento de bienestar o de malestar, que se experimenta en ciertos medios  y que no tiene ninguna causa aparente conocida, el entusiasmo o el desaliento, algunas veces  la especie de vértigo que se apodera de una asamblea, de toda una ciudad, aun mismo de un pueblo. En razón de su grado de sensibilidad, cada individuo súfrela influencia de esta atmosfera viciada o vivificante. Por este hecho, que parece fuera de duda y que, al mismo tiempo que la teoría  y la experiencia, nos hallamos en las relaciones del mundo espiritual con el mundo material, un nuevo principio de higiene, que, sin duda, un día la ciencia hará entrar en línea de cuenta. (…)
Ahora, el trecho transcrito es por demás claro. El remite a otras tantas consideraciones, imposibles de ser traídas al simple espacio de una articulo. Más podríamos ponderar sobre como substraerse a estas influencias (y Kardec aborda  eso en la continuidad del texto).
El hecho concreto es que somos siempre responsables por el tipo de influencia que atraemos o alteraciones que producimos en los fluidos que nos rodean por la fuerza de los sentimientos y pensamientos que cultivamos.
En una asamblea, pequeña o numerosa, el padrón dominante de los pensamientos es factor decisivo para determinar el tipo de sensación que vigorizará “en el aire” de aquel ambiente. Alterarlo también es tarea de los mismos pensamientos y sentimientos. Fruto de la perseverancia en el bien y en el reconocimiento de los valores que conducen al establecimiento de la harmonía en la convivencia.
Una vez más surge la necesidad de la mejoría moral como único recurso de poder vivir mejore.
Blog de los espiritas
Por Orson Peter Carrara