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miércoles, 18 de febrero de 2015

Puntualizando la obsesión

CARA AL CAMBIO CLIMÁTICO, RECORDEMOS QUE EN LAS MANOS DE JESÚS REPOSAN LOS DESTINOS DE LA TIERRA Investigaciones indican que el “cambio climático ha matado cerca de 315 mil personas al año, de hambre, de dolencias o por desastres naturales, y el número se elevará para 500 mil, hasta el 2030”. (1) El estudio estima que el problema del clima afecta a 325 millones de personas, anualmente, y que, en dos décadas, ese número se doblará, atendiendo el equivalente al 10% de la población mundial en la actualidad. Para minimizar el impacto, “sería preciso multiplicar por cien los esfuerzos de adaptación para la alteración del clima en los países en desenvolvimiento.” (2) El Painel Intergubernamental sobre Cambios Climáticos (IPCC, en sigla ingles), en su vasta evaluación sobre la cuestión, hecha en el 2008, concluye que, desde que las temperaturas comenzaron a aumentar rápidamente, en los años 70, los gases de efecto estufa, producidos por el hombre, tuvieron un peso 13 veces mayor en el calentamiento global que la variación de la actividad solar. Casi el 25% de la población mundial están amenazados por las inundaciones, a consecuencia del deshielo del Ártico, según un estudio publicado en agosto del 2009, por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). A la medida que la extensión de hielo disminuye, y que la superficie de los océanos aumenta, la cantidad de energía solar absorbida, también, aumenta. Recientemente, un iceberg se derritió y Suiza gano 150 metros de territorio, originalmente, italiano. La línea divisoria, que determinaba la frontera, desde 1942, se movió. Hubo derretimiento de campos, permanentemente cubiertos de nieve, en los Alpes, con reflejo del calentamiento global que, aun, puede destruir el 85% de Amazonia. El calentamiento climático libera grandes cantidades de metano [gas de efecto estufa], en la región polar. Hasta ahora, esos gases estaban “aprisionados en el hielo”. Ese efecto contribuye, a su vez, la aceleración del deshielo en las regiones polares. Cara a ese cambio de clima, un puente de hielo [un bloque del tamaño de Jamaica], que liga a las dos islas de la Antártida, se rompió – informaron los investigadores. El rompimiento puede el bloque Wilkins, (3) como es conocido el territorio, flotará libremente, lo que será uno de los efectos de los cambios provocados por el calentamiento global. A rigor, muchas de las camadas de hielo disminuyeron en esos últimos años, en la Antártida, y seis de ellas se rompieron por completo, a ejemplo de las galeras de Prince Gustav, Larsen, Inlet, Larsen A, Larsen B, Wordie, Muller y Jones. Los análisis demuestran que cuando los bloques se rompen, las galeras y las masas de hielo comienzan moverse en dirección al Océano. En 1985, los científicos identificaron un agujero en la capa de ozono, sobre la Antártida, que continúa expandiéndose, asustadoramente. La reducción del ozono contribuye para el “fenómeno estufa”. Las consecuencias de ese síndrome son catastróficas, como el calentamiento y la alteración del clima, precipitando el hecho de huracanes, tempestades severas y, hasta, terremotos. Los efectos del “Niño y de la Niña”, también, son terroríficos, pues aceleran el deshielo de las capas polares, aumentando, consecuentemente, el nivel del mar e inundando regiones litorales. Prueba de eso, son los registros de disminución de los glaciales en el Himalaya, en los Andes, en el Monte Kilimanjaro, y la única estación de esquí de Bolivia, Chacaltaya, pues puso fin a su actividad, por la escasez de nieve en aquella región. Urge que se cree una mentalidad crítica, que permita establecer nuevos comportamientos con foco en la sustentabilidad de la vida humana. La sociedad debe fomentar nuevos modelos de convivencia, lastrados en la fraternidad y en el amor. La falta de percepción, de la interdependencia y complementariedad, entre los individuos, genera, cada vez más intensamente, el desequilibrio de la naturaleza. El científico Stephen Hawking, en su libro “El Universo en una Cascara de Nuez”, expone, de forma curiosa, que: “Una mariposa batiendo las alas en Tóquio pudo causar la lluvia en el Central Park de Nueva Iorque”. (4) Hawking explica, que “no es el batir de las alas, pura y simplemente, lo que genera la lluvia, más si la influencia de este pequeño movimiento sobre otros eventos en otros lugares es que puede llevar, por fin, a influenciar el clima.” (5) Debido a esos estertores de agudo dolor de la naturaleza, surgen, en varias partes del mundo, grupos de personas fanáticas, que crean sectas y cultos extraños; abandonan empleos, familias, a la espera del “juicio final”. “Solo en Francia, conforme la Revista ISTO É, del 4 de agosto de 1999, hay cerca de 200 de ellas, con 300 mil adeptos. En Japón, varios “gurús” prevén el “final del mundo”. En los Estados Unidos, 55 millones de americanos hallan que falta poco para acabar el mundo. Para esos, los huracanes que han destruido la región central del país son ángeles enviados para punir a los hombres, anunciando el “gran final”. (6) No es confortador, en ninguna forma, el aparecimiento de personas con esas creencias bizarras, que se multiplican mundo afuera, oscurecidas en la razón por la expectativa de una “nueva era”. ¡Lamentablemente, hasta en las huestes espiritas, han surgido algunos libros con ideas que inducen a los incautos al pánico o a la hipnosis catastrófica de cuanto peor mejor…! En el dia de hoy, en consonancia a la Ley de Causa y Efecto, no precisamos poseer el talento de la profecía, para entrever el futuro próximo del panorama terrestre. Los terremotos, los huracanes, las inundaciones, las erupciones volcánicas y otras catástrofes naturales son y serán parte inevitable de la dinámica de la naturaleza. Eso no significa decir que no podamos hacer alguna cosa para tornarnos menos vulnerables. “Aprender con las catástrofes de hoy para hacer frente a las amenazas futuras”. (7) Somos esclarecidos por el genial lionés, Allan Kardec, que los grandes fenómenos de la Naturaleza, aquellos que son considerados una perturbación de los elementos, no son de causas improvistas, pues, “todo tiene una razón de ser y nada acontece sin el permiso de Dios.” (8) Y los cataclismos “algunas veces tienen una razón de ser directa para el hombre. Entretanto la mayoría de los casos, tienen por objetivo el restablecimiento del equilibrio y la armonía de las fuerzas físicas de la naturaleza.”(9) En cuanto a las doloridas transformaciones de esos momentos de fracaso moral se anuncian, al temblor siniestro de las monedas, eclosionando en las bolsas de valores, las fuerzas espirituales se reúnen para la gran reconstrucción del mañana. Se aproxima el instante en el que todos los valores morales humanos serán revisados, para que, con nuevas energías creadoras, un nuevo modelo de mundo triunfe sobre la carga destructiva de las conciencias insanas que, hoy, habitan el colegio de la vida. En ese fenómeno, la enseñanza de Jesús no pasó y no pasará jamás. En la lucha sufrida de las civilizaciones, El es la antorcha del principio, y en Sus manos sacrosantas reposan los destinos de la Tierra. Los pesimistas insisten, siempre, en considerar que la manera, negativa y sombría, de percibir las cosas del mundo sea una manera realista de vivir. En verdad, si miramos la vida con mucha emoción (distantes del raciocinio) vamos a encontrar motivos de sobra que nos abaten los ánimos, en cualquier lugar y en cualquier situación, como, por ejemplo: nos enfrentamos diariamente, con criaturas carentes; hambre universal; guerras; violencia urbana; secuestros; carestía; inseguridad social; corrupción; accidentes catastróficos; etc. Entre tanto, es un deber, para con nuestro bienestar, estar adaptados a la vida, con todo lo que ella tiene de bueno y de ruin, sin, necesariamente, acomodarnos con las situaciones. Estar preocupado, apenas, y permanecer pasivo ante las señales de alerta que la naturaleza nos da, y modelar un futuro caótico para las próximas generaciones. La preocupación sana es aquella que resulta de las conquistas edificantes para el propio bien y para el bien de todos, fundamentalmente, para los próximos hermanos que vendrán a reencarnar. Ese es el legítimo cristiano. Por más difíciles que sean los desafíos a enfrentar, por cuenta de la propia incuria humana, dinamicemos la voluntad para armonizarnos con la madre naturaleza. No podemos olvidar que Jesús es el Camino que nos induce a los iluminados conceptos de la Verdad, donde recibimos las gloriosas simientes de la sabiduría, que dominaran los siglos venideros, preparando nuestra vida terrena para las culminaciones del amor universal en el más profundo respeto a la naturaleza. Jorge Hessen ************************* La fe necesita de una base, y esa base es la perfecta comprensión de aquello en que se debe creer. Para creer, no basta ver, es necesario comprender. Allan Kardec **************************
Vereda familiar La lucha en familia es problema fundamental de la redención del hombre en la Tierra. ¿Cómo seremos benefactores de cien o mil personas, si aun no aprendimos a servir cinco o diez criaturas? Esta es una indagación lógica que se extiende a todos los discípulos sinceros del Cristianismo. Es necesario que el hombre aprenda a ejercer piedad para con su propia familia y a recompensar a sus padres, porque esto es bueno y agradable ante Dios. El egoísmo es la fuente de todos los vicios, como la caridad lo es de todas las virtudes. Destruir uno, es desenvolver la otra, tal debe ser el objetivo de todos los esfuerzos del hombre, si quiere asegurar su felicidad en este mundo, como en el futuro. Los padres deben ejercer rigurosa vigilancia en los niños hasta los siete años, extirpándoles enérgicamente las malas costumbres, impulsos dañinos, intentos autoritarios y todo aquello que pueda producir una estimulación negativa y que en el futuro pueda crear una barrera intraspasable para la corrección espiritual. Las criaturas no deben ser estimuladas ni aceptadas en sus reacciones e irascibilidades censurables, pues su espíritu domina con más rapidez los instintos primarios, si la corrección es oportuna y saludable los padres deben procurar rechazar cualquier “sentimentalismo” y no confundirlo con la precocidad. Los padres para educar no deben llegar a los extremos de la crueldad a fin de no debilitar su autoridad, evitando que la rebeldía e indisciplina se posesione de sus hijos. Dios coloca al hijo bajo la tutela de los padres, a fin de que estos le dirijan por la senda del bien y les facilite la tarea, dando a aquel una organización débil y delicada, que le torna propicio a todas las impresiones. Si sucumben los padres en esta labor, deberán soportar los disgustos resultantes de esa caída y participarán de los sufrimientos del hijo en la vida futura, por no haber hecho lo que estaba a su alcance para que el hijo avance en el camino del bien. Los hijos deben criarse con amor, sin dejarlos actuar libremente por el solo hecho de ser “graciosos”. A fin de formarles un carácter nítidamente estoico y leal, los padres deben fortificarlos desde la infancia y corregirles sus culpas, sin llegar al culto exagerado de la personalidad humana. Es muy peligroso que los padres sentimentales, piensen que sus hijos siempre tienen razón y que las pequeñeces del vecino sean censuradas. Los padres deben hacer una toma de conciencia de sus tremendas responsabilidades, pues si renuncian a su más sagrada tarea de despertar y desenvolver en sus hijos las cualidades cívicas y morales que constituyen el coronamiento de la educación integral, conocerán – mañana, o después – el sinsabor de verlos formar entre aquellos que se situan bajo las diversas modalidades de delincuencia, o con los que a través de las extravagancias de la tristemente famosa “juventud desviada”, manifiestan su cínico desprecio y su total repudio a las mejores conquistas de nuestra Civilización. El amor reciproco entre los miembros de la familia es esencial para que ella pueda cumplir las nobles finalidades que le están cometidas. “ En el ambiente domestico, el corazón maternal debe ser el exponente divino de toda la comprensión espiritual y de todos los sacrificios por la paz de la familia. Dentro de esa esfera de trabajo, en la más santificada tarea de renuncia personal, la mujer cristiana enciende la verdadera luz para el camino de los hijos a través de la vida”. Las contrariedades de la infancia fortifican el temperamento de la criatura, para que más tarde, pueda enfrentar las desventuras de la vida humana. Si los miman y apoyan en sus caprichos, mas tarde esos jóvenes vivirán en eternos conflictos con sus relaciones y también con la sociedad. Quien no aprende a dominar sus instintos primarios en la infancia, más difícil le será de adulto. Así como el jardinero corta los gajos inferiores de la buena planta, los padres necesitan eliminar de sus hijos, desde la infancia, los estigmas que aparecen por la fuerza salvaje de la formación animal. “El trabajo de la mujer es siempre la misión de amor, extendiéndose al infinito” Él espirita debe comprender el gran papel de la Humanidad; comprender que, cuando producen un cuerpo, el alma que en la encarna viene del espacio para progresar; enterarse de sus deberes y poner todo el amor en aproximar a Dios ese alma; Tal es la misión que se le es encomendada y cuya recompensa recibiera; si fielmente se cumple. El cuidado, la educación que se le dé auxiliaran su perfeccionamiento y su bienestar futuro. Recordemos que a cada padre preguntara Dios: ¿que hiciste del hijo confiado a tu cuidado? Si por culpa vuestra se conservó atrasado, tendréis como castigo, verle entre los espíritus sufridores, cuando de vosotros dependía que fuese dichoso.” Las Madres han de hacerse merecedoras de los gozos divinos que Dios conjugó a la maternidad, enseñando a sus hijos que están en la Tierra a perfeccionarse, amar y bendecir, eliminando por medio de la educación los malos principios innatos de existencias anteriores, pues esos principios se entretienen y desenvuelven por una culposa debilidad, o por descuido. Siendo así, más tarde, el corazón ulcerado por la ingratitud de esos hijos, será para ellas, ya en esta vida, un comienzo de expiación.. Los padres deben vigilar a sus hijos con el fin de ayudarles a aprender a vencer la faz imperativa del instinto animal. Es muy peligroso que los padres se sientan atraídos por el encanto de sus bebés, pues de esa forma, pasan a tiranizar el ambiente de la vida hogareña, bajo la visión contemplativa de los adultos. Los hijos necesitan de las experiencias y disciplinas impuestas por sus padres, en la fase infantil, a fin de frenar las manifestaciones instintivas que se traen de otra existencia y que comienza a manifestarse desde la cuna. No dudemos que el amor de los padres desenvuelve las sublimes cualidades del espíritu, pero es la severidad y la autoridad paterna, exceptuada de sentimentalismos peligrosos, lo que ayuda realmente a los niños a dominar sus impulsos inferiores. La función principal de los padres, durante la infancia de sus hijos, es reprimir con el cariño que les sea posible, los actos de obstinación, brutalidad, despotismo y malas tendencias. Los niños deben ser correctos en el hogar, pero disciplinados para poder sobrevivir ante el contacto de la instintividad de sus compañeros desorientados, que se parecen a manadas de animales incontrolables ante los primeros impulsos de la rebeldía. Los instintos mal corregidos en una criatura, se excitan por los estímulos energéticos, violentos y obstinados de otras criaturas rebeldes. Les noticias de los diarios demuestran que muchos jóvenes, aparentemente inofensivos o pacíficos, hasta cierta edad, después se vuelven delincuentes por el simple hecho de alternar o convivir con compañeros de malos instintos. Y esto es casi siempre, por falta de vigilancia y falta de severidad de algunos padres, que encantados por la configuración carnal de sus hijos consanguíneos, le dieron rienda suelta a toda clase de caprichos, rebeldías y violencias Los malos instintos de los hijos, pueden aceptarse o corregirse, dependiendo exclusivamente del comportamiento de los padres, y estos cuando ejercen una acción correctiva sobre los hijos casi siempre lo hacen por irritación o venganza, y no por necesidad de educar al espíritu encarnado. Muchos dejan a los hijos bajo el cuidado de los abuelos, parientes o amigos, mientras aprovechan la vida placenteramente aunque todo eso resulte en perjuicio de sus hijos en base a una mala educación. Otros internan a sus hijos en colegios particulares, o instituciones religiosas, proporcionándoles la educación moral y cívica, pero olvidan que no basta el barniz social y la cultura del mundo profano, puesto que carecen del cariño y del amor que le da vida al corazón. En esos lugares, no son esclarecidos propiamente en su contextura ”psicofísica”, sino solo reprimidos por una disciplina “estándar” o de grupo, casi siempre aplicada por preceptores coléricos o comúnmente frustrados en su propio hogar. Las estadísticas probaron siempre que hay más jóvenes violentos y rebeldes entre los educados en las instituciones, de cualquier tipo que sean que en aquellos que fueron educados por padres amorosos, pero severos y exceptuados de sentimentalismos perjudiciales para sus retoños. Es obvio que en las agrupaciones estudiantiles, tanto se mezcla lo bueno como lo malo de los niños resultando una mezcla inferior, llena de sentimientos y pasiones opuestas. El equipo familiar en el mundo no siempre es un jardín de flores. A veces, es una espina de preocupaciones y de angustias, reclamando sacrificios. Con todo, aunque necesitemos de firmeza en las actitudes para el control de la afectividad que nos es propia, jamás conseguiremos sanar las heridas de nuestro ambiente particular con el látigo de la violencia o con el emplasto de la dejadez. Nada es más importante, en materia de educación que preparar a los hijos para que se tornen libres, pero responsables, seguros y conscientes de la utilidad de las leyes y normas disciplinares, sin cuya observación la vida en sociedad sería imposible, obteniendo de ellos una adhesión espontánea y un consentimiento pleno a las mismas. Afirma la Psicología moderna que la educación infantil es perfectamente posible sin el uso del pescozón, golpes, zurras, gritos e insultos, siempre que sé de al niño el amor, la atención, el respeto y la protección que él necesita, merecen y debe recibir. “Cuando Jesús nos recomendó no despreciar a los pequeños, esperaba de nosotros no solamente medidas providenciales alusivas al pan y a la vestimenta. No basta alimentar minúsculas bocas hambrientas o abrigar cuerpecitos helados. Es imprescindible el abrigo moral que asegure al espíritu renaciente el clima de trabajo necesario para su sublimación. No siempre los hijos se muestran propensos a seguir los ejemplos paternos. Esto es porque, espiritualmente, cada uno de nosotros es hijo de sí mismo, es decir, actúa y reactúa de acuerdo al grado de evolución que haya alcanzado a través de las sucesivas vidas. Y puede ocurrir, como nos enseña Allan Kardec, que entre los miembros afines de cierta familia uno u otro desentone de los demás, visto que la influencia de algunos años bajo el mismo techo y las mismas técnicas educativas pueden no ser suficientes para modificarle los gustos, las tendencias, el temperamento y otros aspectos de su personalidad. Forman familia los espíritus que la analogía de los gustos, la identidad del progreso y la afección inducen a reunirse. Esos mismos espíritus, en sus migraciones terrenas, se buscan para agruparse, como lo hacen en el espacio, originándose de ahí las familias unidas y homogéneas. Mas, como no les cumple trabajar apenas para sí, permite Dios que espíritus menos adelantados encarnen entre ellos, a fin de recibir consejos y buenos ejemplos por el bien de su progreso. Por lo tanto hemos de acogerlos, como hermanos; auxiliarlos, y después, en el mundo de los Espíritus, la familia se felicitara por haber salvado a algunos náufragos que, a su vez, podrán salvar a otros.” Emmanuel, ese amoroso y lucido mentor del mundo espiritual nos dice a través del médium Cándido Xavier, que pasada la época infantil, acreedora de toda vigilancia y cariño por parte de las energías paternales, los procesos de educación moral, que forman el carácter, se tornan más difíciles, y, alcanzada la mayoría de edad, si la educación no se ha hecho en el hogar, entonces, solo el proceso violento de las pruebas rudas puede renovar el pensamiento y la concepción de las criaturas, porque el alma reencarnada habrá retomado todo su patrimonio nocivo del pretérito y reincidirá en las mismas caídas, si les faltó la luz interior de los sagrados principios educativos. He aquí porque el hogar es tan importante para la edificación del hombre, y porque tan profunda es la misión de la mujer ante las leyes divinas. No todos los padres están en condiciones de cuidar, personalmente, de la formación moral de los hijos, porque las peleas, las discordias, las quejas mutuas, incluso los escándalos y los malos ejemplos de una vida desarreglada y disoluta les quitan toda la autoridad. Cualquiera que sea la religión: Católica, Evangélica, Espirita, etc.; se debe cuidar que las luces del Evangelio iluminen los pasos, de los niños, para que no se hundan en los abismos del error y del crimen, y alcancen el ambicionado puerto de la felicidad. - Mercedes Cruz- ***************************************
SOBRE LOS ESPÍRITUS. Reflexión. Los espíritus pueden venir con formas diferentes y tienen la capacidad de deslizarse sin ningún movimiento aparente. Su aparición requiere una cantidad increíble de energía para llegar a nuestra vista y oído. Un médium experimentado se acostumbra pronto a las limitaciones físicas de esas almas y sabe cuando la comunicación se acerca a su finalización. El mundo de los espíritus es nuestro mundo futuro y es muy diferente al nuestro. Los espíritus elijen visitar a quien quieren y cuando quieren. Nosotros seguimos el tiempo lineal, para ellos no existe el tiempo. Los espíritus pueden encontrarse en un estado mental confuso, algunos incluso están enfadados y son hostiles, depende del grado de progreso que alcanzaron. Angeles.C.M ********************************
PUNTUALIZANDO LA OBSESIÓN La obsesión, aún en los días actuales, constituye un tormentoso delito social. Está presente en todas partes, incitando al hombre a estudios serios. Las grandes conquistas contemporáneas no han conseguido aun erradicarla. Ignorada de ex profeso por la llamada ciencia oficial, prosigue recogiendo en sus redes, diariamente, verdadera legiones de incautos que se dejan arrastrar a sombríos despeñaderos, en los cuales padecen irremisiblemente hasta llegar a una desencarnación lamentable cuyos efectos, generalmente, continúan después del transito… Las honestísimas investigaciones del Barón de Guldenstubbe, en 1855, y las del profesor Roberto Hare, catedrático de Química, de la Universidad de Pensilvania, en 1856, llegaron a la conclusión de la realidad del espíritu preexistente a la cuna y sobreviviente al túmulo, se entregaron con afán a la verificación de la inmortalidad. En los EE. UU. Se tornaron famosas las experiencias psiquiátricas realizadas por el Dr. Carlos Wickland quien valiéndose de la argumentación espirita, consiguió desobsesar a innumerables pacientes que llegaban, atormentados, a su consultorio. Sin embargo, fue con Allan Kardec que se iniciaron testimonios de la inmortalidad, de la comunicabilidad de los Espíritus, de la reencarnación y de las obsesiones, cabiéndole al ilustre maestro de Lyón la honrosa tarea de presentar una terapéutica conveniente para ser aplicada en obsesazos y obsesores. A partir de la publicación de “El Libro de los Mediums” en enero de 1861, en Paris, se presenta un conjunto de reglas, un notable esquema de las facultades mediúmnicas, y un seguro estudio del Espíritu en sus diversas facetas, que culmina con el examen de las manifestaciones espíriticas, de la organización de Sociedades y de conferencias de Espíritus Elevados, que trazaron rutas de seguridad para los que ingresen en la investigación racional de los fenómenos medianímicos. A través e esta Obra magistral, fue presentada la brújula orientadora para el sano ejercicio de la mediúmnidad. Kardec clasificó como obsesión, a la gran mayoría de los disturbios psíquicos, y elaboró procesos de recuperación del obsesado, estudiando a la luz de las reencarnaciones las causas anteriores de las aflicciones, valiéndose de un lenguaje condicente con la razón y experimentalmente demostrable. La Codificación Kardeciana, monumento granítico levantado para los siglos venideros no resolvió el “problema del hombre”, puesto que solo al hombre le corresponde hacerlo. Sin embargo, le ofrece bases y direcciones seguras para que tenga una vida feliz, ética y socialmente armoniosa en la familia y en la comunidad donde fue llamado a vivir. “Pululan en torno a la Tierra los malos Espíritus, como consecuencia de la inferioridad moral de sus habitantes. La acción maléfica de esos Espíritus es parte integrante de los flagelos con que la Humanidad se ve abrazada en ese mundo. La obsesión, que es uno de los efectos de semejante acción, así como las enfermedades y todas las atribulaciones de la vida, debe, pues, ser considerada como probación o expiación y aceptada como tal.” “Los Espíritus ejercen incesante acción sobre el mundo moral y también sobre el mundo físico. Actúan sobre la materia y sobre el pensamiento y constituyen una de las potencias de la naturaleza, causa eficiente de una multitud de fenómenos hasta entonces inexplicados o mal explicados y que no encuentran explicación racional sino en el Espiritismo. Las relaciones de los Espíritus con los hombres, son constantes. Los buenos Espíritus nos atraen hacia el bien, nos sustentan en las pruebas de la vida y nos ayudan a soportarlas con coraje y resignación. Los malos nos impulsan hacia el mal: les produce gozo vernos sucumbir y asemejarnos a ellos.” “Entre los que son considerados locos, hay muchos que tan solo son subyugados; necesitarían de un tratamiento moral, por cuanto, con los tratamientos corporales se tornan verdaderos locos. Cuando los médicos conozcan bien el Espiritismo, sabrán hacer esa distinción y curaran más enfermos que con las duchas.” “Obsesión – según Allan Kardec- es el dominio que algunos Espíritus logran adquirir sobre ciertas personas. Solo es practicada por los Espíritus inferiores que tratan de dominar. Los buenos Espíritus no infligen ningún constreñimiento. Estos nos aconsejan, combaten la influencia de los malos y si no son escuchados, se retiran. Los malos, al contrario, se aferran a aquellos a quienes pueden convertir en sus presas. Si llegan a dominar a alguien, se identifican con su espíritu y lo conducen como si fuera una verdadera criatura”. Las causas de la obsesión varían, de acuerdo con el carácter del Espíritu. A veces, se trata de una venganza que éste toma contra un individuo de quien guarda quejas del tiempo correspondiente a otra existencia. Muchas veces, no existe otra intención que la de hacer el mal: el Espíritu, como sufre, pretende que los demás sufran también; encuentra una especie de gozo en atormentarlos, en vejarlos, y la impaciencia que por esa causa la victima demuestra, más lo exacerba, porque es el objetivo que se propuso, mientras que la paciencia, termina por cansarlo…”. “Hay Espíritus obsesores sin maldad, que denotan alguna cosa buena, pero que están dominados por el orgullo del falso saber” Siempre hubo obsesados en cualquier época de la Humanidad. Algunas figuras celebres en la Historia, vivieron dolorosos dramas. Nabucodonosor II, el Grande, rey de Caldea, era perturbado por Espíritu vengadores que le hicieron experimentar tormentos terribles, descendiendo a la miserable condición de animal por causa de la obsesión… Tiberio, con la mente dirigida por Espíritus despiadados, alcanzó un elevado índice de crueldad, motivada por una desconfianza exacerbada que lo dominaba, insuflada por los adversarios desencarnados… Sin embargo, es en el Evangelio, que desfilan junto a Jesús y en grane escala, los atormentados por Espíritus infelices que encuentran en El al Medico Divino que ilumina su mundo intimo y los libera del sufrimiento. Infinidad de veces los discípulos del Rabí Galileo aplicaron el pase curador a multitud de obsesados que los buscaban. Y después de ellos, los registros históricos presentan locos de la más variada nomenclatura, ligados a Entidades atormentadoras, sufriendo en la hoguera y en el exilio, en los Manicomios sombríos, el resultado de la convivencia psíquica con los que a pesar de haber atravesado el portal de la Inmortalidad, se mantenían ligados a los vicios y sentimientos en los que se complacían cuando estaban en la envoltura carnal… Aseveró Allan Kardec: “No fueron los mediums ni los espiritas quienes crearon a los Espíritus, fueron los Espíritus que hicieron que haya espiritas y mediums. No siendo los Espíritus nada más que las almas de los hombres, es natural que haya Espíritus si hay hombres; por consiguiente, desde todos los tiempos ellos ejercieron influencia saludable o perniciosa sobre la Humanidad. La facultad mediúmnica no es nada más que el medio para manifestarse. A falta de esa facultad, lo hacen por otras mil maneras más o menos ocultas”. Los medios de combatir la obsesión, varían de acuerdo con el carácter que ella reviste. Las imperfecciones morales del obsesado constituyen, frecuentemente, un obstáculo para su liberación.” La obsesión continúa siendo un escollo terrible para la paz y la serenidad de la criatura humana. Hay obsesiones en escala infinita, y consecuentemente existen obsesados en variedad infinita también. Viajero de la Eternidad, el espíritu conduce los gérmenes cármicos que posibilitan la convivencia con los desafectos del pasado, ofreciendo una nefasta comunión. Sin embargo no es tan solo el odio el factor causal de las obsesiones, como se podría pensar, ni tampoco es solo en la Tierra que se manifiestan los tormentos obsesivos… más allá de la sepultura, en las regiones dolorosas y aflictivas de reajustes imperiosos y despertar de conciencias impostergables, se enfrentan muchos verdugos y victimas, comenzando o dando prosecución a los nefastos banquetes de subyugación psíquica, en lucha interminable de exterminio imposible… En la Tierra, también es muy grande el número de encarnados que se convierten, por irresponsabilidad e invigilancia, en obsesores de otros encarnados, estableciendo un consorcio de difícil erradicación y prolongada duración, manifestado casi siempre en forma de vampirismo inconsciente y pertinaz. Suelen ser seres atormentados, heridos en sus anhelos, inferiores, que afincándose en aquellos que eligen como desafectos, los persiguen en cuerpo astral a través de procesos de desdoblamiento inconsciente, apresando muchas veces, en las mallas bien urdidas de la red de su idiosincrasia, a esos desvariados morales, que entonces se convierten en victimas portadoras de enfermedades complicadas y de origen clínico ignorado… Otros, se ligan mentalmente a encarnados con los que efectivamente se identifican, tornándose obsesores de ellos amargándolos y reteniéndolos a los recuerdos de la vida física, en lamentable degradante comunión espiritual. A parte de esas formas diversificadas de obsesión, hay otras, inconscientes o no, entre las cuales debe destacar aquellas producidas en nombre del amor tiranizante hacia los que aun permanecen en el envoltorio carnal, atormentados por aquellos que partieron en doloroso estado de perturbación y egocentrismo… o entre encarnados que mantienen una alianza mental infeliz y prolongada… ¡Obsesores, obsesados! La obsesión, bajo cualquier modalidad que se presente, es una enfermedad de largo curso que exige una terapia especializada de segura aplicación y de resultados que no es posible lograr apresuradamente. Por consiguiente, lo tratamientos de la obsesión son complejos, imponiendo dosis de renunciación y abnegación por parte de aquellos que se ofrecen y dedican a tal menester. Hay una fuerza capaz de producir resultados positivos en los encarnados y desencarnados, conscientes o inconscientes: la que se deriva de la moral. Conforme el obsesor se moraliza, con el correr del tiempo, ofreciendo testimonios de moral, confirmando la fe como servidor de Cristo, termina por convencer al verdugo de la elevación de los principios de su adoctrinador, terminando por dejar libre a quien afligía. Además de la ejemplificación cristiana, la oración consigue calmar las ulceras morales de los asistidos, conduciendo bendiciones de armonía que apaciguan al desequilibrado, calmando en él la sed y la necesidad de paz. No siempre los resultados son inmediatos. El tiempo para los Espíritus no es lo mismo que para los de la tierra. Son muchos los que prosiguen con esa tarea insana, hasta después de la muerte… esto sucede porque, la mayoría de los resultados en los tratamientos de obsesión, dependen del paciente. Al iniciarse el programa de recuperación, este debe esforzarse de inmediato para modificar radicalmente su comportamiento, ejercitándose en la práctica de las virtudes cristianas y principalmente, moralizándose. La moralización del enfermo debe tener carácter prioritario, si consideramos que a través de una renovación intima bien lograda, el demuestra a su enemigo la eficiencia de las directrices que le ofrecen como norma para alcanzar la felicidad. Los espíritus Superiores interesados en el progreso de la Humanidad, ofrecen también, valiosos recursos que constituyen elementos saludables y precisos. Sin tal amparo, toda incursión que se intente en el ministerio de la desobsesión, será improductiva y también peligrosa, por los resultados negativos que presenta. Un espíritu luchador, debidamente preparado para efectuar la experiencia socorristas a los obsesados, es una dinamo potente que genera energía electromagnética, que al ser aplicada mediante los pases, produce distonias y desequilibrios emocionales en el huésped indeseable, apartándolo y facultando así en el enfermo la liberación mental necesaria para lograr una asepsia de carácter moral, reeducando la voluntad y meditando en oración un verdadero programa evangélico bien disciplinado, que en forma lenta pero segura, edifique una ciudadela moral de defensa en torno de si. Por eso el Maestro, frente a determinados perseguidores desencarnados, afirmo: “CONTRA ESTA CASTA DE ESPÍRITUS, SOLO LA ORACIÓN Y EL AYUNO”, y después de atender las aflicciones de cada atormentado que Lo buscaba, prescribía, invariable e incisivo: “No vuelvas a pecar, para que no te suceda algo peor”. Trabajo extraído por Merchita del libro: Entre Telones de la Obsesión de Divaldo Pereira franco *******************************