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domingo, 8 de febrero de 2015

Calidad en la práctica mediúmnica

AUN HAY TIEMPO

 Me dirijo a ti, seas mujer madre u hombre padre, a fin de que juntos,  señalemos algunas consideraciones a respecto del hijo o de la hija que el creador  de la Vida te concedió, para que puedas cooperar en el proceso de su dirección hacia la felicidad.
Sabes, sea por las informaciones de tu filosofía religiosa o a través de tus pensares preocupados, que tienes  nobles  como graves compromisos  con el ala conducida a tus cuidados.
Si te dedicas, realmente, a esa labor, serás capaz de dar buen término a los deberes  aceptados por ti,  cuando te encontrabas en el Mundo de los Espíritus.
En verdad, no conoces, esencialmente, la intimidad del ser que te fue presentado como hijo o hija. En cada momento de la convivencia con esa  criatura  puesta bajo tu responsabilidad, te vas enseñoreando, poco a poco, de las peculiaridades generales que lo caracterizan. Percibes, entonces, en el contacto continuado con tu cría, cuanto ella trae de sorprendente, de grandioso o degradante, en el comportamiento que exterioriza.
No sabes, es bien verdad, de que experiencias proceden tus hijos. Ignoras cuales  son los bagajes que trae en lo intimo del ser. Ninguna noticia obtuviste  a respecto de los archivos pretéritos de tus vástagos.  Pueden haber renacido en tu hogar criaturas con las características de Rasputín o de Francisco de Asís, de Mussolini o de Teresa de Ávila, de Calígula o de Gandhi, de San Martin o de Napoleón. Cada uno llega para la convivencia contigo, para tu envolvimiento, portando bagajes bienaventurados o desafortunados, que constituirán a lo largo del tiempo, transformado, hoy en auto herencia, lo que se puede entender como el “pecado original” , referido en los textos de la Biblia  judaica, una vez que nadie hereda  errores o virtudes de quien quiera que sea,  más si de sí mismo. Tanto los tormentos íntimos como las excelentes  virtudes proceden del pasado espiritual del propio individuo.
Con base en esas consideraciones, dedícate a observar, padre o madre, las marcas morales de tus pequeños, procurando identificar, del mejor modo posible, el carácter de esos seres que Dios puso en tus brazos dedicados, a tus responsables cuidados.
Desconociendo la intimidad de tu niño, trabajarás como psicólogo domestico, casi nunca con éxito, si ignoras que el no pasa de un Espíritu reencarnado llegado al mundo con necesidades  evolutivas.
Que hiciste del hijo confiado a tus cuidados? Te preguntará el creador, en el amago de tu conciencia. Y tendrás dificultades para justificar cualquier indisciplina o protura, inadvertida, habiendo actuado como “laissez-faire” ante los necesarios deberes  no atendidos.
Es  importante, hermano mío, o hermana mía, que, al actuar  ante tu hijo con el empeño de educarlo, ahora identificado con su realidad de un ser encarnado, tengas atención cuidadosa par con los materiales que utilizarás para influenciar sobre su destino, que el creador espera que sean elementos positivos.
En lo que se refiere al campo profesional, procura no inducirlo  a centrar su pensamiento en el dinero que podría ganar, una vez que puedes verificar que la profesionalización del individuo en la sociedad  exprime  las posibilidades de que se ejercite  en espíritu  de cooperación con el progreso social. Enséñale que el dinero es necesario para la vida en el mundo, más que el propósito fundamental  de la labor profesional debe ser el de la utilidad, poniendo  siempre las realizaciones de “Cesar” al servicio de Dios. Aquí, entonces, el trabajo le dará la grandeza del alma y del valor social, bajo  tu  madura orientación.
En la esfera de la vida social, es necesario que aprenda a respetar las leyes constituidas, para respetar también a sus semejantes, sean criaturas o jóvenes  como el mismo, sean personas maduras o ancianas. Busca sensibilizarlo para el ejercicio de la fraternidad, para que se dedique a hacer amigos, manteniendo su alegría de vivir, en los planos  de la dignidad ética, de la nobleza moral, pasando a comprender que los malos ejemplos de los otros no deben servirle de ejemplos. Insúflale, por medio de tu propia vivencia, el amor a la verdad,  el trato permanente con la honestidad, para que no  guarde remordimientos  y otros conflictos que perturben su alma.
En la convivencia contigo, trata de acompañar de cerca a tu hijo o hija, desenvolviendo en ellos, desde la fase infantil, la costumbre del dialogo, de la confianza reciproca. No permitas a tu hijo los excesos de cualquier tenor. Esfuérzate, consciente como eres de los esfuerzos en el camino humano, para no  exponer  sus cuerpos desnudados a la vanidad, sea en nombre de la moda contemporánea, sea por el mero exhibicionismo que recoge los aplausos  mentirosos de la excitación, aplausos que acostumbran agradar a los padres y abren agigantados fosos morales para el futuro. En esos eventos se ocultan las garras  poderosas y babosas de la pedofilia que no guardará a tu hijo tanto física como psíquicamente.
Trabaja en tu vástago los valores positivos que en el encuentres. Dale refuerzos felicitándole diciendo  que te gustó  alguna actitud, alguna realización de su autoría. Confirma que el fue feliz en ese  u otro lance del camino,  no dejando de lado  tal oportunidad. No justifiques que el no hizo nada más que cumplir con su obligación, una vez que conoces abultado números de personas que, por fuera del mundo, no cumplen los propios deberes. Entonces, se torna indispensable ese valor donde y cuando  aparezca.
Vale también oír sus ideales y opiniones, aun cuando se muestren inmaduros, aun cuando  no te parezcan razonables o propios para la cuestión  en aprecio. Concédele , por tu vez,  el derecho de discordar  de tus puntos de vista, substituyendo el poder del autoritarismo violento por la autoridad, naturalmente construida en el día a día  en el respeto, en la amistad, puesto que te tornarás el amigo más cercano de tu hijo.
Oye a tus hijos con respeto y háblales sobre lo que piensas  y porque piensas, expresando su experiencia de la vida,  tu madurez estructurada a lo largo de los años de incontables  escaramuzas cotidianas, admitiendo que ellos tienen sus propios pensamientos y que traen en su intimidad espiritual los indicios de los caminos que deberán seguir, cuando tengan madurez para hacerlo.
En el ámbito de la vida intima, acompaña las inclinaciones de cada hijo y, en el caso que percibas y constates que son tristes, deprimidas, ansiosas, trabaja para darles el debido apoyo,  lo que muchas veces  le indicará la necesidad  de algún profesional compatible con el tipo de dificultad que presente. Si se presentaran señales de una sexualidad nada convencional, evita aturdirte  como si ya fuese el fin del mundo.
Identificando en tu hijo, o en tu hija, expresiones de veracidad sexual, posturas sexuales inversivas o apatías sexuales, piensa en la mejor forma de auxiliarlo, resguardándolo, sin embargo, con tu atento cariño, evitando exponerlo en las vitrinas  de los escándalos, resistiendo  a las sutilezas del orgullo que acostumbran  a indicar posiciones violentas, sean de indiferencia, sean de agresividad.
Vale la pena tratar de comprenderlo sin represiones, orientarlo apoyado en tu propia experiencia vivencial. En el caso que haya manifestaciones de la homosexualidad atormentada, sepas que ambas  requieren tu cautela  en el abordaje.  No lo desprecies, no hagas huso de la agresividad; evita el avergonzarlo con chistes o burlas francamente dispensables y anacrónicas. Cada persona sabe  lo que siente  y como siente, aun mismo que, muchas veces, no sepa explicar la procedencia de lo que registra, el origen de sus conflictos.
Convencido  de que es una excepción en el mundo el número de los que están indemnes  a los desarreglos de la vida sexual, respeta a tus hijos, cuando estén atravesando fases complejas o torturantes en el campo  de su sexualidad, oyéndolos, sintiéndolos, siguiendo con ellos camino a fuera, auxiliándolos en el terreno de la definición emocional, aun mismo que con lágrimas  o dolores morales,  seguro  de que aún hay tiempo de contribuir para el mundo mejor que todos anhelamos, exactamente porque Dios confió en ti,  padre o madre, entregándote   a uno u más de Sus hijos amados, en fase de construcción interior, en la ruta de la felicidad.
Medita, pues, sobre todo lo que te es permitido  enredar  en tus hijos en el camino terrenal. Reflexiona  en cuanto a la calidad de todo eso y aprende  a interferir para  iluminar,  actuar para renovar, opinar para re erguir del suelo planetario  a ti mismo  y a tus hermanos, colocados a tu lado en la condición de hijo o hija por los vínculos corporales.
Aun es  tiempo de confirmar que la páter- maternidad es un dignificante como bendecido ejercicio de cooperación con las terrenas leyes de nuestro Creador.

Por el espíritu Camilo – Mensaje psicografiado por el médium Raúl Texeira, el 18 de febrero del 2004, en la Sociedad Espirita Esperanza,-

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"NO ESPERES QUE TU VIDA CAMBIE, CAMBIA TU Y TU VIDA CAMBIARÁ"
  Autor anónimo
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Calidad en la práctica Mediúmnica
Mercedes Cruz Reyes
No basta que se evoquen a los buenos Espíritus; es preciso, como condición expresa, que los asistentes estén en condiciones propicias, para que ellos consientan en venir.
 “Todo médium, que sinceramente desee no ser juguete de la mentira, debe, por tanto, buscar producir en reuniones serias.
Una Sociedad Espirita  debe evitar toda causa de perturbación y de distracción, ha de organizarse,  y  prestar mucha atención  a las medidas apropiadas.  Las Sociedades  regularmente constituidas exigen organización más completa.  La que tenga sus engranajes internos menos complicados será siempre la mejor.  De ello resaltamos que “toda reunión  espirita debe, pues, tender a la mayor homogeneidad posible, para llegar a resultados serios y verdaderamente útiles.  Si lo que se desea es obtener  comunicaciones, sean las que sean, sin ninguna atención a la calidad  de los que las den, evidentemente se tornan innecesarias todas esas precauciones; pero, entonces, nadie tiene que quejarse de la calidad del producto”.
El Movimiento Espírita, que tiene como actividad-medio la Unificación y como actividad-fin promover el estudio, la difusión y la práctica de la Doctrina Espírita, ha de tomarse muy en serio esta labor ya que   con el estudio enriquecerá el caudal de conocimientos de dirigentes, Mediums, adoctrinadores  y asistentes de la practica mediúmnica, que puede considerarse la excelencia de la caridad, por su elevada misión de liberar conciencias, lo que requiere la busca constante de la espiritización, de la calificación y de la humanización.
Siendo el Centro Espírita la escuela educativa y la oficina de trabajo donde el amor y el conocimiento orientan las vidas en rumbo de la autoconciencia, ahí deben estar las posibilidades para que se adquiera calidad en la práctica mediúmnica.
El médium es, esencialmente, un Espíritu en prueba, rescatando equívocos y deudas que le quedaron en la retaguardia moral. La presencia de la facultad no le concede cualquier tipo de privilegio o destaque en la comunidad, no debiendo serle motivo de orgullo o de ostentación, antes siéndole un especial instrumento para ayudar en la reparación de deudas y adquirir el equilibrio espiritual.
Incluso cuando el fenómeno se le presenta ostensivo, ello no significa destino para ser misionero de un  momento a otro.
El mediunato es adquirido mediante sacrificio personal y mucha renuncia, trabajo incesante y humildad en el desempeño de las tareas que le dan respeto.
La práctica mediúmnica, en consecuencia, debe ser realizada con seriedad, elevación y constancia, siguiéndose, al pie de la letra las directrices establecidas en El Libro de los Médiums, de Allan Kardec y la contribución complementaria que viene siendo presentada, después de la Codificación, por estudiosos encarnados y por los Espíritus encargados de mantener la Obra conforme se encuentra consolidada en la Doctrina Espírita.
La mediúmnidad   es espontánea, surge en cualquier edad, posición social, denominación religiosa o escepticismo en el cual se encuentre el individuo.
Normalmente llama la atención por los fenómenos insólitos de que se hace portadora, produciendo efectos físicos e intelectuales, así como manifestaciones en el área visual, auditiva, presentándose con una variada gama conforme las diversas expresiones intelectuales, materiales y subjetivas que se exteriorizan en el día a día de todos los seres humanos.
La mediúmnidad surge como una explosión de relativa  violencia en determinados individuos, gracias a cuya manifestación surgen perturbaciones de variada orden, en otros aparece sutilmente, favoreciendo la penetración en más amplias franjas vibratorias, aquellas de donde se procede antes del cuerpo y para cuyo círculo se retorna después del desgaste carnal.
Al principio, surge como sensaciones extrañas de presencias psíquicas o físicas algo perturbadoras, generando miedo o ansiedad, inquietud o incerteza. En algunos momentos, se turba la lucidez, para, en otros, abrirse brechas luminosas en la mente, percibiéndose otro tipo más sutil de realidad.
El médium debe proceder ante estos registros de presencias de seres desencarnados, silenciando la inquietud y penetrándose a través de la meditación, auscultando su conciencia, procurando desdoblar la percepción psíquica sin ningún recelo así oirá palabras confortadoras, y verá a personas queridas que se le acercan.

A veces, cuando aparece la mediúmnidad, surgen varios disturbios, sea en el área orgánica, a través de desequilibrios y dolencias, o mediante inquietudes emocionales y psiquiatritas, por debilidad de su constitución fisio psicológica.
No es la mediúmnidad que genera el disturbio en el organismo, sino la acción fluídica de los Espíritus que favorece la atonía o no, de acuerdo con la calidad de que esta se reviste.
Por otro lado, cuando la acción espiritual es saludable, una aura de paz y de bienestar envuelve al medianero, auxiliándolo en la preservación de las fuerzas que lo nutren y sustentan durante la existencia física.
La mediúmnidad, en sí misma, no es buena ni mala, antes, se presenta en carácter de neutralidad, dándole la oportunidad al hombre de utilizarla conforme desee, de ese uso derivarán los resultados que acompañarán al medianero hasta el momento final de su etapa evolutiva en el cuerpo.
La mediúmnidad, cuando surge, en la mayoría de los casos, es bajo acciones obsesivas, pues el periodo inicial de la educación mediúmnica siempre se da bajo acciones tormentosas. El médium es un Espíritu endeudado, en sí mismo, con vasta copia de compromisos a rescatar, cuando se desdobla, trayendo matrices que facultan el acoplamiento de mentes perniciosas del Más Allá, que lo impelen al trabajo de auto-perfección, sobre el ejercicio de la caridad, de la paciencia y del amor para con los mismos. Aparte de eso, considerando sus débitos, se vincula a los cobradores que no quieren perder de vista, sitiándole la casa mental, afligiéndolo con el recurso de un campo precioso y vasto, como es la percepción mediúmnica, intentado impedirle el crecimiento espiritual, mediante el cual lograría liberarse del infeliz yugo. Crean estratagemas, situaciones difíciles, predisponen mal a aquel que las sufren, rodeándolo de impresiones, porque viven en diferente franja vibratoria, peculiar, diversa a los que no poseen disposiciones medianímicos.
La fase inicial del ejercicio y desdoblamiento de la mediúmnidad es un bendito calvario. Por otro lado, este es el medio de ampliar, desarrollar el entrenamiento del sensitivo, que aprende a discernir el tono psíquico de los que lo acompañan, en espíritu, tomando conocimiento de las “leyes de los fluidos” y armándose de resistencia para combatir las “malas inclinaciones” que son los imanes que atraen a los que se encuentran en estado de Erraticidad inferior.
(En las Fronteras de la Locura, Cap. 23, Manuel Philomeno de Miranda/Divaldo P. Franco
Manuel Philomeno de Miranda

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  LA ALEGRIA DE VIVIR

  Hemos de sentir la alegría de poder compartir nuestra existencia con los que nos rodean.  Si queremos mejorar nuestra calidad de vida hemos de conseguir  obtener  el sentido del humor.
Hemos de sentir la vida a cada instante percibiendo la maravillosa creación, la obra de Dios, procurando  dar todo lo mejor de nosotros, es contemplar  pacíficamente la risa de un niño, oír el cantico de los pájaros, escuchar al adolescente,  asistir y acompañar a los ancianos para que no se sientan solos. Vivir es vibrar, sentir, comprender  permanecer y ser, es valorar el tiempo porque el es lo único que poseemos para realizarnos.
Lo que hoy no conseguiste, con ánimo y cariño podrás lograrlo mañana. Sí alguna vez tus sueño se derrumban, busca un poco de luz en tu ventana, prométete a ti mismo un arco iris y vuelve a comenzar. No te detengas, construye nuevos sueños. Piensa siempre que en tu camino nada es imposible. Pon todo tu ser, en todo lo que hagas. Baña siempre tus días en el dorado resplandor del entusiasmo.
Nunca más vuelvas a saludar el amanecer sin una meta. Ve hacia las oportunidades, no esperes solamente que ellas vengan a ti Es más fácil levantarse de una caída, que de una cobardía. No es el tiempo el que sana las heridas sino el amor y la compañía. Piensa que cada día es el más importante y entrégale tu fuerza y tus deseos
Para empezar a recuperar un poco aquella motivación para conquistar sueños y disfrutar de la vida, se necesita empezar a hacer pequeños cambios positivos, exterminar los pensamientos negativos y enfocar los pensamientos positivos. Esto se logra tratando de verle el lado bueno a cada situación de la vida, en vez de enfocarse en los detalles defectuosos. Es apreciar a la gente que hay alrededor, una vez que los pensamientos negativos son desplazados por pensamientos positivos, la vida empieza a cambiar y todas las personas alrededor comienzan a ver el cambio y por lo tanto cambian también.
Las mejores perspectivas para empezar son.
Elevar nuestro nivel de autoestima,  sintiéndonos importantes  y necesario en la familia, en la escuela, en el grupo de trabajo y, en definitiva, que seamos apreciados y tenidos en cuenta por los demás.
Llevar una vida ordenada y sencilla, disfrutando de las cosas pequeñas y cotidianas que están al alcance de cualquiera.
Pensar siempre en positivo, no permitiendo la entrada a nuestra mente de derrotismos y actitudes deprimentes o desesperanzadoras. Que el pasado negativo o la inquietud v el desasosiego por el futuro no nos impidan vivir el presente en paz y armonía con nosotros mismos.
Conseguir que nuestra ocupación o trabajo sea fuente de alegría. Comprobar que el trabajo no sólo es la expresión clara de nuestra vitalidad, inteligencia y capacidad, sino que con él hacemos nuestra aportación a la sociedad, contribuyendo de forma directa al bienestar físico, intelectual, moral o espiritual de los demás.
Fomentar cada día, a cada instante, los sentimientos de aceptación, de conformidad y hasta de complacencia y alegría de la realidad cotidiana, sea cual fuere. Tras cada sombra siempre se oculta un destello de luz. La alegría será siempre nuestra fiel compañera cuando convirtamos en hábito el descubrir siempre el lado bueno de las cosas.
No te conformes con sentir la alegría dentro de ti, haz que aflore al exterior y contágiala a quienes te rodean con palabras, actitudes y gestos que les arrastren a compartir tu propia alegría.
Aprende a no perder ni un instante en lamentaciones y quejas inútiles sobre algo que es irremediable, como el jarrón que se ha roto, un día lluvioso, el robo del coche, una enfermedad incurable... Acepta lo irremediable ya que, una actitud de protesta y disgusto por algo que no tiene solución, te privará de la alegría de vivir.
Convierte la alegría en fiel comparsa de tu vida, ya que es, sin duda, el ingrediente principal en el compuesto de la salud física, mental y psíquica.
La Alegría de vivir está en la vida misma
Permitiéndonos dar y recibir.

La Alegría de vivir está en la naturaleza
Permitiéndonos ver y sentir
La Alegría de vivir está en la familia
Permitiéndonos amar y aprender

La Alegría de vivir esta en los amigos
Permitiéndonos cooperar y disfrutar

La Alegría de vivir esta en los compañeros de trabajo
Permitiéndonos progresar y llenarnos de experiencias

La Alegría de vivir está en todas partes
Permitiéndonos simplemente ¡VIVIR!

Vivamos con alegría, vivifiquémonos en el Señor,  que nos ofrece la oportunidad  de  contemplar el universo, en su inconmensurable amor a todos.
  Vibremos  con amor y esperanza, para que la vida cambie a nuestro alrededor.
 Merchita 
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