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viernes, 9 de enero de 2015

FORMACIÓN DE LOS SERES VIVOS


EL PENSAMIENTO

LA LLAVE PARA LA SALUD Y LA LONGEVIDAD

**El pensamiento sombrío agrava males del cuerpo enfermo y enferma el cuerpo sano*

La mente es cual poderosas compuertas utilizada para la generación de la vida, de acuerdo con el uso que de ella hagamos.
Cuando es acostumbrada al bombardeo mental explosivo y dañino, acumula nubes de negatividad y contamina todo el complejo psicofísico de la criatura, generando malestar, enfermedades y derrotismo.
Cuando es habituada al cultivo saludable de ideas buenas y generosas. crea un clima optimista a su alrededor y la psicoesfera humana, se hace un atractivo poderoso del bien y de la luz.
Por esto el sabio e iluminado Espíritu Emmanuel nos advierte en el precioso Libro Pensamiento y Vida, **El pensamiento sombrío agrava, los males del cuerpo enfermo y enferma el cuerpo sano**. Verdad total, comprobada por la comunidad científica de la actualidad.
Habituada a las quejas y al cultivo de los sentimientos de culpa y de menos valía, cava la criatura para sí misma, un abismo inmenso, repleto y atravesado de pensamientos inútiles y negativos.
Estos pensamientos caracterizados por las vibraciones pesadas del miedo, de la maledicencia, de la maldad, de la pereza, de los celos y por todos los vicios mentales, encadenan los pasos del progreso bajo el peso del egoísmo, forzando el estacionamiento del ser, en estados peligrosos de desequilibrio y de obsesión.
El cuerpo saludable, cuando es ocupado por un espíritu que cultiva todas estas inutilidades mentales, se vuelve al paso, víctima de las enfermedades más diversas, principalmente las llamadas psicosomáticas, que provocan los más violentos y perversos procesos enfermizos.
Por otro lado, el cuerpo enfermo, presidido por una mente también enferma, no potencia el valor medicamentoso de las soluciones químicas ingeridas, dificultándole la cura.
Consciente del poder mental Positivo optimista, impulsa a la criatura inteligente a reeducar su mente para el valor de una vida saludable, ayudando a sí misma, en el cultivo de pensamientos útiles, optimistas, positivos, volcados para el Bien, para el Amor al Prójimo y para la Caridad.
Varias investigaciones comprueban: Mentes positivas, ancladas en la Fe y en la fuerza de Voluntad, facilitan todo proceso de cura.
Pensando en Esto, dejemos de Lado los pensamientos negativos, estableciendo un buen plan de acción.
1- Pensemos sólo en el Bien.
2- Seamos la estación terminal de la intriga. Etc.
3- Dedíquese a las buenas obras, en pensamientos, palabras, acciones y actos.
4- Busquemos lecturas instructivas, dentro de los patrones morales.
5- Actualicemos la pequeña cuota de dedicación a los ideales superiores de la vida.
6- Vamos a sonreír a la Vida, cautivando a todos a nuestra voluntad.
7- En vez de quejas, busquemos soluciones posibles para los problemas.
8- No desistamos, intentemos siempre, una vez más.
9- Tengamos Fe y Esperanza.
10- Procuremos hacer siempre lo posible y dividamos lo imposible con Dios, que todo soluciona.
Obrando así confiemos, aguardemos y vivamos más felices. Jamás sobrecarguemos nuestra casa mental con el peso inútil de los pensamientos sombríos, que nada solucionan, todo lo complican y sólo causan desgastes, acortando nuestras posibilidades de ser felices plenamente.
Vamos entonces a darnos una oportunidad para la vida. Vamos a sonreír e iluminarnos con un trabajo digno, firme en el Bien, y la Mente ocupada con la Buena Nueva.
Autor desconocido


Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta
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Primera formación de los seres vivos:
1.- Hubo un tiempo en que los animales no existían; por tanto, éstos han tenido un comienzo. Vemos aparecer cada especie en el momento en que el globo adquiría las condiciones necesarias para su existencia: esto es lo positivo.
¿Cómo se formaron los primeros individuos de cada especie? Es fácil comprender que una vez que apareció la primer pareja, los individuos se multiplicaron; pero esa primera pareja, ¿de dónde vino?...
Enfrentamos uno de esos misterios que se relacionan con el principio de las cosas, con respecto a los cuales sólo se pueden formular hipótesis. Si la ciencia no puede aún resolver totalmente el problema, puede al menos encaminarnos.
2.- Se Plantea una primera pregunta; ¿Cada especie animal es el resultado de una primera pareja  o de numerosas parejas creadas, o, si se quiere, germinadas simultáneamente en diferentes sitios/
Esta última suposición es la más probable; se puede incluso decir que surge de la observación.  En efecto, el estudio de las capas geológicas testimonia la presencia, en terrenos de igual formación y en proporciones enormes, de la misma especie en los puntos más alejados del globo.  Esta multiplicación tan generalizada, y en cierta medida contemporánea, hubiese sido imposible partiendo de un tipo primitivo único.
“Por otra parte, la vida de un individuo, sobre todo de un individuo naciente, está sujeta a tantas eventualidades, que por toda una creación hubiera podido estar comprometida sin la pluralidad de tipos, lo que implicaría una inadmisible imprevisión de parte del Creador soberano.”
Además, si un tipo pudo formarse en un sitio, puede haberse formado en numerosos sitios por igual causa.
Todo parece probar que hubo una creación simultánea y múltiple de las primeras parejas de cada especie animal y vegetal.
3.- La formación de los primeros seres vivos puede deducirse, por analogía, de la misma ley por la cual se formaron y se forman todos los días los cuerpos inorgánicos.  “A medida que se profundiza en el estudio de las leyes de la Naturaleza, vemos que los engranajes que en un primer momento parecían tan complicados, se simplifican y confunden con la gran ley de unidad que preside toda la obra de la Creación…”
Se comprenderá aún todo mejor cuando se conozca el modo de formación de los cuerpos inorgánicos, que constituyen el primer grado.
4.- La Química considera elementales a un cierto número de sustancias, tales como el oxígeno, el hidrógeno, el nitrógeno, el carbono, el cloro, el yodo, el flúor, el azufre, el fósforo y todos los metales. 
Al combinarse, forman cuerpos compuestos: los óxidos, los ácidos, los álcalis, las sales y las innumerables variedades que surgen de la combinación de éstos.
La combinación de dos cuerpos para formar un tercero exige un cúmulo particular de circunstancias: ya sea un cierto grado de calor, de sequedad o humedad, ya sea de movimiento o reposo, o bien de una corriente eléctrica.  Si estas condiciones no existen, la combinación no ocurre.
5.- Cuando hay combinación, los cuerpos componentes pierden sus propiedades características, mientras que el compuesto resultante posee otras nuevas, diferentes de las primeras.
Así es como el oxígeno y el hidrógeno, que son gases invisibles, al combinarse químicamente forman el agua, que es la líquida, sólida o vaporosa, según la temperatura. En el agua no hay, en verdad, ni oxígeno ni hidrógeno, sino un nuevo cuerpo; al descomponerse esta agua, los dos gases, nuevamente libres, recobran sus propiedades y ya no hay agua.  Así es que la misma cantidad de agua pueda ser alternativamente descompuesta y recompuesta hasta el infinito…
6.- La composición y descomposición de los cuerpos tiene  lugar como consecuencia del grado de afinidad que posean entre sí los principios elementales.
La formación del agua, por ejemplo, resulta de la afinidad recíproca  entre el oxígeno y el hidrógeno; pero si se pone en contacto con el agua un cuerpo más afín con el oxígeno que con el hidrógeno, el agua se descompone; el oxígeno resulta absorbido y el hidrógeno queda libre, con lo cual ya no hay agua.
7.- Los cuerpos compuestos se forman siempre en proporciones definidas, es decir, por la combinación de una cantidad determinada de los principios constituyentes. Así, para formar agua es necesaria una parte de oxígeno con dos de hidrógeno, en vez de agua, se obtiene bióxido de hidrógeno, que es un líquido corrosivo formado, no obstante, con los mismos elementos que el agua, pero en otra proporción.
8.- En pocas palabras, ésa es la ley que preside la formación de todos los cuerpos de la naturaleza. La innumerable variedad de estos cuerpos resulta de un número muy pequeño
De principios elementales, combinados en diferentes proporciones.
Así el oxígeno, combinado en determinadas proporciones con el carbono, el azufre y el fósforo, forman los ácidos carbónicos, sulfúrico y fosfórico; el oxígeno y el hierro forman el óxido de hierro o herrumbre; el oxígeno y el plomo, ambos inofensivos, integran los óxidos de plomo, el litargirio, el blanco de plomo, minio, todos ellos venenosos. El oxígeno combinado con el calcio, el sodio y el potasio constituye la cal, la soda y la potasa.
La cal unida al ácido carbónico forma los carbonatos de cal o piedras calcáreas, es decir, el mármol, la tiza, la piedra de construcción, las estalactitas de las aguas; unidas al ácido sulfúrico forma el sulfato de cal o yeso y el alabastro; al ácido fosfórico: el fosfato de cal, base sólida de los huesos. El cloro y el hidrógeno integran el ácido clorhídrico o hidroclórico; el cloro y el sodio forman el cloruro de sodio o sal marina.
9.- Todas estas combinaciones, y muchísimas más, se obtienen artificialmente en pequeño en los laboratorios de química y se operan espontáneamente, en gran cantidad, en el gran laboratorio de la naturaleza… 
En su origen, la Tierra no contenía a esas materias combinadas, sino solamente a sus principios constitutivos volatizados. Cuando los elementos calcáreos, y otros más, se convirtieron con el tiempo en piedras, depositándose sobre su superficie, éstas no se hallaban totalmente formadas; pero en el aire se encontraban, en estado gaseoso, todas las sustancias primitivas. Estas sustancias, precipitadas por efecto del enfriamiento y bajo el imperio de circunstancias favorables, se combinaron de acuerdo con el grado de su AFINIDAD MOLECULAR…
En ese entonces se formaron las diferentes variedades de carbonatos, sulfatos y otros; primero disueltos en las aguas y luego depositados sobre la superficie del suelo.
Supongamos que, por alguna causa, la Tierra volviese a su estado de incandescencia primitiva: Todo se descompondría, los elementos se separarían; todas las sustancias fusibles se fundirían; las que tienen volatilidad se volatizarían. Luego un segundo enfriamiento volvería a precipitarlas y otra vez se formarían las antiguas combinaciones.
10.- Estas consideraciones demuestran lo necesaria que es la Química para comprender la Génesis MATERIAL.
Antes de conocer las leyes de la Tierra.  Esta ciencia ha aclarado el problema de manera totalmente nueva, como la Astronomía y la Geología lo han hecho en otros aspectos.
11.- En la formación de los cuerpos sólidos, uno de los fenómenos más notables es el de la cristalización, forma regular que presentan ciertas sustancias al pasar del estado líquido o gaseoso al estado sólido. Esta forma, que varía según la naturaleza de la sustancia, es generalmente la de los sólidos geométricos, como el prisma, el romboide, el cubo y la pirámide. Todos conocen los cristales del azúcar cande. Los cristales de roca, o silicio cristalizado, son prismas de seis caras rematados por unas\ pirámides también hexagonal.
 El diamante es el carbono puro o carbón cristalizado.
Los dibujos que se producen sobre los vidrios en invierno se deben a la cristalización del vapor de agua, durante la congelación en forma de agujas prismáticas.
La disposición regular de los cristales tiende a la forma particular de las moléculas de cada cuerpo; estas partículas, infinitamente pequeñas para nosotros, pero que igualmente ocupan un cierto espacio, aproximadas unas a otras por ATRACCION MOLECULAR, se ubican y yuxtaponen de acuerdo con la exigencia de sus formas, de manera de tomar cada cual su lugar alrededor del núcleo o principal centro de atracción y formar un conjunto simétrico.
La cristalización sólo se opera bajo el imperio de ciertas circunstancias favorables, fuera de las cuales no puede realizarse; el reposo y una determinada temperatura son condiciones esenciales.
Se comprende que una temperatura muy elevada, al separar las moléculas, no permitiría la condensación y que la agitación, al oponerse a su ubicación simétrica, hará que las moléculas formen una masa confusa e irregular y, en consecuencia, no habrá cristalización.
12.- La Ley que preside la formación de los minerales conduce naturalmente a la constitución de los cuerpos orgánicos.
 EL ANALISIS QUIMICO NOS MUESTRA QUE TODAS LAS SUSTANCIAS VEGETALES Y ANIMALES ESTAN COMPUESTAS POR LOS MISMOS ELEMENTOS QUE LOS CUERPOS INORGANICOS.
Los elementos más importantes son el oxígeno, el hidrógeno, el nitrógeno y el carbono; los restantes sólo aparecen esporádicamente.
Como en el reino mineral, la diferencia de proporción en la combinación de estos elementos produce todas las variedades de sustancias orgánicas y propiedades diversas, tales como los músculos, los huesos, la sangre, la viles, los nervios, la sustancia cerebral y la grasa en los animales; la savia, la madera, las hojas, los frutos, las esencias, los aceites, las resinas, etcétera, en los vegetales.
Por lo tanto, en la formación de los animales y las plantas no interviene ningún elemento que se halle también en reino mineral…
13.- Algunos ejemplos usuales nos harán ver con claridad las transformaciones que se operan en el reino orgánico por la sola modificación de los elementos constitutivos.
Por ejemplo el jugo de uva, no hay ni vino ni alcohol, sino simplemente agua y azúcar. Al madurar y bajo determinadas circunstancias, se produce la fermentación. En esa operación, una parte del azúcar se descompone; el oxígeno, el hidrógeno y el carbono se separan y se combinan otra vez en las proporciones precisas para formar alcohol; de modo que al beber jugo de uva no se bebe alcohol, puesto que todavía no se formó; se forma con azúcar y agua, sin que haya una molécula de más.
En el pan y las verduras que comemos no hay, ciertamente, ni carne, ni sangre, ni huesos, ni bilis, ni sustancia cerebral y, sin embargo, esos mismos alimentos, al descomponerse y recomponerse durante el trabajo digestivo, producen esas sustancias por la trasmutación de los elementos constitutivos.
En la semilla de un árbol no hay madera, ni hojas, ni flores, ni frutos, siendo un error pueril pensar que el árbol entero se encuentra en pequeño en la semilla; en esa semilla no existe el oxígeno, el hidrógeno y el carbono requeridos para formar una hoja de árbol. La semilla encierra un germen que hace eclosión cuando encuentra las condiciones propicias; ese germen crece gracias a las esencias que extrae de la tierra y a los gases que aspira del aire; esas esencias, que no son ni madera, ni hojas, ni flores, ni frutos, al infiltrarse en la planta forman la savia, como los alimentos que toman los animales forman la sangre.
Esta savia circula por todo el vegetal, según los órganos adonde llegue y tras una elaboración especial, y luego se transforma en madera hojas, flores, y frutos, al igual como la sangre se transforma en carne, bilis y huesos y, sin embargo, se trata siempre de los mismos elementos: oxígeno, hidrógeno, nitrógeno y carbono, combinados de distintas maneras.
14.- Las diferentes combinaciones de los elementos para la formación de las sustancias minerales, vegetales y animales, no pueden operarse si el medio y las circunstancias no son propicias; fuera de esas circunstancias, los principios elementales yacen inertes. Pero, desde el momento en que las circunstancias son favorables, se inicia un trabajo de elaboración: Las moléculas se ponen en movimiento, se agitan, atraen, aproximan y  separan en virtud de la LEY DE AFINIDADES… y mediante sus múltiples combinaciones cesan, el trabajo se interrumpe bruscamente y vuelve a recomenzar cuando éstas reaparecen. Así es como la vegetación se activa, se hace menos rápido el crecimiento, se detiene y vuelve a empezar bajo la acción del calor, de la luz, de la humedad, del frío o de la sequía; así es como determinada planta prospera en un clima o en un ambiente y se marchita o muere en otro.
15.- Lo que ocurre diariamente ante nuestros ojos puede darnos la idea de lo que ha sucedido en los tiempos primitivos, porque las leyes de la naturaleza fueron y serán siempre las mismas.
Puesto que los elementos constitutivos de los seres orgánicos y los inorgánicos son los mismos y los vemos constantemente bajo el imperio de ciertas circunstancias formar piedras, plantas, frutos, podemos decir con justeza que los cuerpos de los primeros seres vivos se formaron, como las primeras piedras, por la unión de las moléculas elementales y en vitalidad del globo fueron manifestándose propicias para tal o cual especie.
La similitud de forma y colores en la reproducción de los individuos de cada especie de cristal. Las moléculas se yuxtaponen bajo el imperio de la misma ley y producen un conjunto análogo.
Extraído del libro: “La Génesis: Allan Kardec
Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta
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OBSESIONES SUTILES Y            PELIGROSAS

Cuando el hombre se hace dócil a la inspiración superior, sintoniza, con el programa que ha de desarrollar, recibiendo la ayuda que fluye de lo Alto y gracias a ello, logra disminuir las dificultades que son pruebas de resistencia en las luchas y desafíos para sus valores morales.
Los Buenos Espíritus no pueden cambiar el Karma de sus pupilos y devotos, porque les tornarían inoperantes, les atrasaría. Sin embargo, cuando los ven luchar en pruebas muy severas, interfieren, auxiliándolos a través de fuerzas edificantes con las cuales aumentan sus resistencias, con el fin de que logren las metas que constituyen su victoria. Igualmente encaminan cooperadores y amigos que se transforman en palancas propulsoras del progreso, extendiéndoles manos generosas dispuestas a contribuir a favor de su éxito.
De la misma forma que las interferencias perniciosas encuentran resonancia en ellos, en razón de las afinidades que existen por sus pasiones inferiores que caracteriza su estado evolutivo. Tan pronto cambien de objetivos, y aspiren a ideales de ennoblecimiento y actúen de acuerdo con la ética del bien, se asocian a ellos los laboriosos Mensajeros del Amor que los estimulan para que prosigan, renovando su entusiasmo, amparándolos ante las naturales desfallecimientos e inspirándoles en la correcta elección del camino a seguir.
Las imperfecciones permiten a los adversarios del ayer los medios para inducir a la obsesión y problemas, ya que los Espíritus perversos e infelices siempre se sirven de las tendencias negativas de aquellos a quienes odian, para estimularlos, llevándolos de ese modo a perturbaciones y a penosas situaciones. Si el hombre se apoya en los recursos de elevación, se vuelve difícil para sus malvados verdugos espirituales encontrar las brechas por las cuales infiltran sus torpes sentimientos, en la saña de la persecución en que se complacen.
Toda obsesión es siempre el resultado de la anuencia consciente o no de quien la sufre, por debilidad moral del espíritu encarnado, que no le interpone defensas o por deficiencias del comportamiento que propician el intercambio, en razón de la preferencia psíquica que le place al mismo mantener.
Cuando el hombre se candidata a una acción meritoria nunca debe esperar de los otros los ejemplos de virtudes ni las lecciones de elevación continuada, más si examinar las propias disposiciones para verificar lo que  tiene, de lo que puede disponer en nombre de Jesús para ofrecer.
Mediante este comportamiento, no verá en los otros los deberes de ser siempre Buenos y optimistas, misioneros de la renuncia y de la santificación, y si hermanos tal vez más experimentados y dedicados, con las mismas posibilidades de errores y flaquezas, requiriendo, en silencio, apoyo y tolerancia.
El candidato al bien no hace bueno al individuo, y la incursión en el compromiso de la fe, a nadie renueva de inmediato.
El adquirir cincelar la moral es de un esfuerzo continuado, un largo trabajo, que merece respeto, no solo a los que triunfan, tan bien a los que persisten y actúan sin descanso, aunque no consigan con prontitud los resultados felices.
En las experiencias de elevación, entre otros impedimentos que surgen, la rutina de los acontecimientos es test grave para ser superado.
Cuando las realizaciones se presentan nuevas, hay motivaciones y entusiasmos para realizarlas. Después a medida que se hacen repetitivas, con las mismas manifestaciones, tienden a cansar, disminuyendo el ardor de los candidatos a la laboriosidad, llevándolos a la saturación, a la resistencia. Sucede que no se pueden innovar métodos para los mismos problemas, cada día, ni modificar el paisaje aflictivo de los necesitados diversificándoles los cuadros de dolor y de sombra. Variando en la apariencia, sus casas matrices son las mismas, que se enredan en el espíritu endeudado, aturdido o atrasado, en viaje expurgador… En esos momentos de cansancio, surgen las tentaciones del reposo exagerado, de la acomodación, del excesivo tiempo mal utilizado; abriéndose campo a la censura indebida, que medra, que alarga, en forma de maledicencia que esparce agrura y reproche, destruyendo, como plaga infeliz, los surcos donde la esperanza siembra el amor y la ternura que deberán florecer como caridad y bendiciones.
Muchas obras del bien no resisten a este periodo, cuando las intenciones superiores ceden lugar al enfado y a la comodidad, que propician la invasión de las fuerzas destructivas y la penetración de los vigilantes adversarios de la luz…
Una forma de obsesión peligrosa es aquella que pasa casi desapercibida y se instala lenta y firmemente en los cuadros mentales, estableciendo comportamientos equivocados con apariencia respetable.
Se suele presentar en personas que denotan grave postura y saben conquistar a otras por la facilidad de comunicación verbal, tornándolas afables y gentiles, desde que no tengan sus caprichos e intereses contrariados. Dan impresiones sociales que no corresponden a su estado real, por cuanto adoptan comportamientos parásitos que les acreditan a presumir de meritos que no poseen.
Interiormente, viven bajo conflictos que disimulan con habilidad, naciendo ahí, esa doble actitud hacia la vida, situaciones que inducen a la neurosis y desarticulan el equilibrio emocional, igualmente bajo el bombardeo de los arpones mentales destructivos de sus enemigos espirituales.
En ese clima psíquico, que rezuma de las experiencias de vidas pasadas, se hospeda el agresor desencarnado que insufla mayor dosis de interferencia por los problemas ajenos, desbordando el egocentrismo que termina por alienarlos en cuanto cobijan y vitalizan las pasiones disolventes.
Este tipo de perturbación espiritual es la más difícil de ser erradicada, en razón de que el paciente niega su situación de enfermo, antes complaciéndose en ella, porque el narcisismo a que se entrega, se convierte en auto fascinación por valores que se atribuye y está lejos de poseer, anulando cualquier contribución que le es ofrecida.
Solamente la humildad, que da la dimensión de la pequeñez y flaqueza humana ante la grandiosidad de la vida, faculta una visión legitima, a través de la cual se puede hacer una justa evaluación de recursos, recurriéndose a la Divinidad por la oración ungida de amor, antídoto eficaz para los disturbios obsesivos.
La oración libera la mente  viciada de sus clichés perniciosos, abriéndola para la captación de las energías inspiradoras, que fomentan el entusiasmo por el bien y la conquista de la paz a través del amor. Para que esa oración se revista de fuerza desobsesiva, ella necesita combustible de la fe, sin la cual no pasa de ser palabras destituidas de compromiso emocional entre aquel que la dice y a quien son dirigidas. También son necesarios el recogimiento y concentración para que se exteriorice la potencialidad por la voluntad del que anhela, dirigida con la certeza de que alcanzará el destino.
Este tipo de obseso se caracteriza por el desdén a la oración por creer que no la necesita, dudando igualmente de su eficacia o menospreciando su utilidad.
Exacerbado en sus sentimientos infelices, el obseso se auto realiza, adoptando una actitud de falsa superioridad con la cual anestesia los centros de la razón y se deleita en el estado en que se encuentra. A largo plazo, sin embargo, pierde el control de la voluntad, que deja de dirigir, bajo la pertinaz imposición, volviéndose ostensivamente agresivo y deshaciendo la apariencia, que cede lugar al desequilibrio que se le instala con fuerte penetración en los mecanismos nerviosos.
En ese cuadro de obsesión constrictiva, se encuentran innumerables individuos hospedando adversarios que los vampirizan por largo tiempo, hasta culminar la venganza con los golpes largos de las caídas en la locura, en el crimen o en el suicidio.
¿Muchas veces se preguntamos que porque, determinados pacientes portadores de la obsesión, y que frecuentan la Casa Espirita donde se viven los postulados de Allan Kardec, y que se especializan en ese menester, al tratar a tales alineados, estos no se recuperan? Muchos inquieren, también, a respecto de la razón por la que los Mentores Espirituales no liberan a los obsesos y subyugados, en nombre de la caridad.
Nunca será de mas repetirse que, en todo proceso obsesivo, la aparente víctima es el legitimo verdugo apenas transferido en el tiempo, siéndole la deuda la razón del mecanismo perturbador. Vencido por la insania del odio, aquel que fue cincelado se imanta al infractor que le torno desdichado y asume la igualmente indebida posición de cobrador o justiciero, incidiendo, por su parte, en error no menos importante. En cuanto el amor no luzca en el defraudado, ante la mudanza de comportamiento de su adversario, cierto es que el problema permanece. De igual modo, debidamente esclarecido sobre el equívoco en que permanece, el actual sayón, mediante adoctrinamiento por alguien que tenga sobre él autoridad moral y lo sensibilice, puede cambiar de actitud, decidiéndose por abandonar la pugna, lo que no exenta al incurso en la deuda de rescatarla por otro proceso de que se utilizan los códigos de la Soberana Justicia.
En la terapia desobsesiva, los cuidados para con el encarnado no pueden ser menores que los aplicados con relación al enfermo psíquico que le aflige, en desarreglo e infortunio cual se encuentra en la otra dimensión de la vida.
Debe tenerse en mente que el hecho de no ser visto siempre el perseguidor desencarnado, por los hombres, no significa que la tarea de estos, aliada a la de los Guías Espirituales, deba ser la de apartarlos, pura y simplemente. Seres vivos e inteligentes, apenas desnudados de la materia, sufren y aman, odian y luchan, esperando la ayuda que no supieran o no quisieran ofrecerse. Por tanto, el amor debe alcanzar la victima de ayer, que sufre hace más tiempo, amparándola,de modo que despierte para no sufrir más ni provocar sufrimiento.
Y como la función del dolor se reviste de un poder terapéutico de liberación para quien lo sabe aprovechar, justo es que el encarnado se modifique para mejor, mediante cuyo comportamiento también sensibiliza a su opositor, a su vez adquiriendo recursos de paz y títulos de trabajo para su crecimiento espiritual.
Hay paralíticos que recuperan los movimientos y marchan para desastres que podrían evitar, si lo quisiesen; portadores de micosis, llagas y pústulas, rehacen la apariencia física, curándose de las dermatosis e infectan la mente y el alma con los contagios de los actos deprimentes y viciosos; ciegos que recobran la visión y la utilizan erróneamente en la observación de los hechos; enfermos por virosis y portadores de limitaciones que se restablecen, arrojándose de inmediato, lúbricos y desesperados, en los laberintos de la insatisfacci6n, de la agresividad, causándose mayor infelicidad...
En el campo de las obsesiones, no son pocos aquellos que, una vez que se mejoran, abandonan las disposiciones de trabajo y progreso, para correr precipitados, de vuelta a los hábitos vulgares en los que antes se complacías...
Aun delante de Jesús, este fenómeno era habitual. En principio, porque conociese la procedencia de los males que afligían a los enfermos e infelices que Le buscaban, como es comprensible, el Señor no curo a todos... Y de entre los muchos curados, quedo memorable la interrogación que El dirigió al ex enfermo del mal de Hansen que le fue expresar la gratitud por el beneficio recibido. "- ¿No fueran diez los curados, porque solo este vino a agradecer?" (*)
Es común hacerse compromiso intimo de renovación y trabajo, en cuanto permanece la enfermedad, negociándose con Dios la salud que se desea por lo que se promete realizar, como si la práctica de las virtudes del bien fuese útil al Padre y no un deber de todos nosotros, que nos beneficia y da felicidad.
Tan pronto pasa la agudeza del sufrimiento y el tiempo distancia la mente ex enferma del momento de la dolencia, la ilusión sustituye a la realidad; la voluptuosidad del placer enflaquece los deseos de servir y el cae en la indiferencia, cuando no sucede ocurrir males peores.
Cuanto a aquellos que frecuentan las Instituciones Espiritas, portando obsesiones y no se recuperan, merece que se tenga en mente el hecho de que la visión del medicamento no propicia la salud, si no la ingestión de el y la posterior dieta conforme convenga, al lado de otros factores que permiten el retorno del bienestar. Además, ni todos los males deben ser solucionados conforme a la óptica de quien los padece, mas de acuerdo con programas superiores que establecen lo que es mejor para la criatura. La función del Espiritismo es esencialmente la de iluminación de la conciencia con la consecuente orientación del comportamiento, armando a su aprendiz con los recursos que lo capaciten a vencerse, superando las pasiones salvajes y sublimando las tendencias inferiores mediante cuyo procedimiento se eleva.
En la terapia desobsesiva, el tributo del enfermo, tan pronto razone y entienda la asistencia que se le administra, es de vital importancia; por cuanto, serán sus pensamientos y actos los que responderán por su transformación moral para mejor, con la real disposición y posterior acción para recuperarse de los males practicados, ahora beneficiando a aquellos que le sufrieran los perjuicios y por cuya regularización los mismos se empeñan, a pesar de los métodos equivocados e ilícitos de que se sirven.
La evangelización del Espíritu desencarnado es de suma importancia mas, igualmente, la de la criatura humana que se enzarzo en la delincuencia y todavía no se recupero del delito practicado.
Con frecuencia, es más fácil de objetivarse resultados en la terapia desobsesiva con pacientes de mente obnubilada, de que con aquellos que razonan y no se disponen a la tarea de mudanza interior, de la acción dignificante, ahogados en dudas que cultivan e indisposiciones que les agradan.
En la actualidad, gran número de pacientes portadores de alineación por obsesión, transita por gabinetes de respetables psiquiatras que les prescriben drogas adictivas de que se encharcan, viciando la voluntad, que pierde los comandos, permaneciendo abúlicos y sufriendo dependencias de demorada erradicación. Sin el control de la voluntad, que sufre la acción barbitúrico de la droga y la perniciosa interferencia de la mente perturbadora, el enfermo tiene dificultad de luchar, utilizándose de los recursos desobsesivas cuyos efectos de él dependen.
Es claro que no censuramos este procedimiento psiquiátrico, teniendo en vista que, en determinados cuadros de la locura, la providencia es saludable, especialmente en los que presentan gran agitación, en los catatónicos, en los sicótico-maniaco-depresivos - aun cuando se encuentren bajo la inducción de adversarios desencarnados, evitándose, de esta forma, la consumación del suicidio provocado -, pero no su uso genérico.
El futuro próximo contribuirá con criterios más rigurosos y seleccionados en la aplicación de tales terapéuticas, especialmente cuando el prejuicio científico ceda lugar al discernimiento cultural, que verá en el paciente, no apenas el soma, sino, y principalmente, el Espíritu con sus equipamientos de periespiritu y materia.
- Mercedes Cruz- Extraído del Libro “Cuadros de la Obsesión” de Divaldo Pereira Franco

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