Entradas populares

jueves, 1 de mayo de 2014

La carne es débil

                                                      LA CARNE ES DÉBIL

Todos sabemos muy bien que la carne es débil, hay inclinaciones viciosas que, evidentemente, son más inherentes al espíritu, porque tienen que ver más con la moral que con lo físico, más parecen consecuencia del organismo y, por este motivo, la gente se juzga menos responsable. Tales son las predisposiciones a la cólera, a la pereza, a la sensualidad, etc.
Los filósofos espiritualistas han reconocido que los órganos cerebrales correspondientes a las diversas aptitudes deben su desenvolvimiento a la actividad del Espíritu; que ese desenvolvimiento es, así, un efecto y no una causa. Un hombre no es músico porque tenga aptitud para la música, tiene aptitud para la música porque su Espíritu es músico. (…)
Si la actividad del Espíritu reacciona sobre el cerebro; debe reaccionar igualmente sobre las demás partes del organismo. Asi, el Espíritu es el artífice de su propio cuerpo, lo moldea, por decirlo así, para apropiarlo a sus necesidades y a la manifestación de las tendencias. Siendo así, la perfección del cuerpo en las razas adelantadas sería el resultado del trabajo del Espíritu que perfecciona su herramienta a medida que aumentan sus facultades. (La Génesis, cap. XI, Génesis Espiritual)
Por consecuencia natural de este principio, las disposiciones morales del Espíritu deben modificar las cualidades de la sangre, darle mayor o menor actividad, provocar una secreción más o menos abundante, de bilis u otros fluidos. Es así, por ejemplo, que el glotón siente venir la saliva a la vista de un plato apetitoso. No es el alimento el que puede sobreexcitar el órgano del paladar, pues no hay contacto, es pues, el Espíritu, cuya sensualidad es despertada, que actúa por el pensamiento sobre ese órgano, mientras que, sobre otro espíritu, a la vista de aquel plato nada produce. Se da el mismo caso en todas las codicias, en todos los deseos provocados por la vista. La diversidad de emociones no se puede explicar, en una porción de casos, sino por la diversidad de cualidades del Espíritu. Tal es la razón por la cual una persona sensible derrama fácilmente, lágrimas; no es por la abundancia de lágrimas que da la posibilidad al espíritu, sino la sensibilidad del Espíritu que provoca la abundante secreción de lágrimas. Bajo el imperio de la sensibilidad, el organismo se moldeó bajo esa disposición normal del Espíritu. Como se moldeo bajo la del Espíritu glotón.
La acción del Espíritu sobre lo físico es de tal modo evidente, que a veces se ven grandes desordenes orgánicos producidos por violentas conmociones morales, que son producidas por la alteración de la sangre, por las disposiciones morales del Espíritu.
Con el ser espiritual independiente, preexistente y sobreviviente al cuerpo la responsabilidad es absoluta. Lo demuestra el Espiritismo con una realidad patente, efectiva, sin restricción como una consecuencia natural de la espiritualidad del ser. Esta es la causa por la que muchas personas temen al Espiritismo, pues las perturbaría en su quietud, irguiendo a su frente el temible tribunal del futuro. Probar que el hombre es responsable de todos sus actos es probar su libertad de acción, y probar su libertad es revelar su dignidad. La perspectiva de la acción, y probar su libertad es revelar su dignidad. La perspectiva de la responsabilidad fuera de la ley humana es el más poderoso elemento moralizador, es el objetivo al cual conduce el Espiritismo por la fuerza de las cosas.
El temperamento es, según observaciones fisiológicas, por lo menos en parte, determinado por la naturaleza del Espíritu, que es causa y no efecto. Se dice en parte, porque hay casos en que lo físico evidentemente influye sobre lo moral: cuando un estado mórbido o anormal es determinado por una causa externa, accidental, independiente del Espíritu, como la temperatura, el clima, los vicios hereditarios de constitución, un malestar pasajero, etc. La moral del espíritu puede, entonces, ser afectado en sus manifestaciones por el estado patológico, sin que la naturaleza intrínseca sea modificada.

Excusarnos de nuestros maleficios con la debilidad de la carne no es sino una fuga, para escapar a la responsabilidad. La carne es débil porque el espíritu es débil, lo que nos aclara la cuestión y deja al Espíritu la responsabilidad de todos sus actos. La carne, no tiene pensamiento ni voluntad, jamás prevalece sobre el Espíritu, que es el pensante y el voluntarioso. Es el Espíritu el que da a la carne las cualidades correspondientes a los instintos, como un artista imprime a su obra material el cuño de su genio. Liberado de los instintos de la bestialidad, el espíritu modela un cuerpo, que no es ya un tirano para sus aspiraciones a la espiritualidad de su ser; es entonces cuando el hombre como para vivir, porque vivir es una necesidad, pero no vive para comer.
La responsabilidad moral de los actos de la vida queda, entera; pero dice la razón que las consecuencias de esta responsabilidad deben estar en razón del desenvolvimiento intelectual del Espíritu; cuanto más esclarecido, menos excusable, porque con la inteligencia y el sentido moral, nacen las nociones del bien y del mal, de lo justo e injusto. El salvaje, aun vecino de la animalidad, que cede al instinto del animal, comiendo a su semejante, es, sin contradicción, menos culpable que el hombre civilizado que comete una simple injusticia.
Esta ley también encuentra su aplicación en la Medicina y de la razón de su fracaso en ciertos casos. Desde que el temperamento es un efecto, y no una causa, los medios intentados para modificarlos pueden ser paralizados por las disposiciones morales del Espíritu, que opone una resistencia inconsciente y neutraliza la acción terapéutica. Es, pues sobre la causa primera que se debe actuar; si se consigue cambiar las disposiciones morales del Espíritu, el temperamento se modificara por si mismo, bajo el imperio de una voluntad diferente o, por lo menos, la acción del tratamiento será ayudada, en vez de ser estorbada. Si fuese posible, dad valor al perezoso, y veréis cesar en él los efectos fisiológicos del miedo; se da lo mismo en otras disposiciones.
Dentro de ciertos límites, el médico del cuerpo puede hacerse medico del alma y uno de sus atributos es hacerse moralizador de sus enfermos ya que es un deber que un médico jamás descuida, desde el instante que ve en el estado del alma un obstáculo al restablecimiento de la salud del cuerpo. Lo esencial es aplicar el remedio moral con tacto, prudencia y a propósito conforme indiquen las circunstancias. Desde este punto de vista , su acción está forzosamente circunscripta porque, aparte de no tener sobre su paciente sino una ascendencia moral, en cierta edad es difícil una transformación del carácter. Es, pues la educación y sobretodo la primera educación, a la que incumben los cuidados de esa naturaleza. Cuando la educación, desde la cuna, sea dirigida en ese sentido; cuando se aplique en sofocar, en sus germenes, las imperfecciones morales, como se hace con las imperfecciones físicas, el médico no encontrará más un obstáculo en el temperamento, contra el cual su ciencia muchas veces es impotente.
Como vemos, es todo un estudio que será esteril hasta que no se tome en cuenta la acción del elemento espiritual sobre el organismo. Participación incesantemente activa del elemento espiritual en los fenómenos de la vida, tal es la clave de la mayor parte de los problemas , contra los cuales choca la Ciencia. Cuando esta tome en cuenta la acción de este principio, verá abrirse frente a si horizontes completamente nuevos. El Espiritismo trae la demostración de esta verdad.

Revista Espirita, Periódico de Estudios Psicológicos.
                                               ***************
Algunos conceptos diferenciadores entre las religiones cristianas y lo que se deduce por la Reencarnación.-

Según las doctrinas de las iglesias cristianas, el demonio es una entidad real, creada por Dios y condenada para toda la eternidad, dedicado a hacer y a promover permanente el mal entre los humanos para que se condenen para siempre en el infierno igual que él. La filosofía del Espiritismo y la reencarnación nos dice en este punto, que si Dios hubiese creado a este ser “ con el oficio de ser eternamente malo”, para destinarlo a una condenación eterna , permitiéndole además que hiciese que los humanos nos condenásemos también con su perniciosa influencia, no sería un Dios infinitamente bueno ni justo, sino infinitamente malvado, por lo que ese Ser no podría ser Dios, que por definición es el Bien Supremo; Dios no puede haber creado a un ser o a unos seres así, con las características del legendario demonio; y si es que cuando creó a los demonios y a los humanos no sabía que después los iba a tener que condenar para siempre, es porque no era infinitamente perfecto ni previsor, luego eso no podía ser;tampoco Dios podía ser así . Sostener esta idea supone sostener la idea de un dios menor y tarado en el que es muy difícil de creer.
Para el Cristianismo la salvación se consigue a través de la filiación en sus iglesias y la participación en sus rituales, liturgias y sacramentos. La Iglesia Católica ha llegado a afirmar no hace mucho tiempo, que “fuera de la Iglesia no hay salvación”, ignorando a las demás religiones e iglesias cristianas y considerándose como la única verdadera, mientras que las tesis morales espíritas, mantienen que solamente fuera de la Caridad no hay salvación.
Los males de la vida que afectan a los humanos, son para el Cristianismo oficial un intervenir personal de Dios con cada uno ( ¡ que dios tan malo que se dedica a torturar a sus criaturas ¡) y así, “ a base de palos”, controla y dirige a sus hijos para que de modo obligado vayan “por el buen camino”,al igual que un pastor cuida y dirige personalmente cada res de su rebaño para que caminen en una misma dirección. Con la parábola del “Buen Pastor”, puesta en boca de Jesús, este pone al ser humano en similitud los rebaños de ganado que necesitan de un pastor para no extraviarse fuera del rebaño. Sin embargo parece poco probable que Jesús hablara de esto, cuando su verdadera misión era libertar al hombre enseñándole el camino del Padre. Mas bien es probable que El nos enseñase a ser pastores de nosotros mismos durante nuestro caminar evolutivo hacia Dios. Confunden a las sumisas ovejas que viven en rebaño, con el ser humano, social por naturaleza pero con un libre albedrío y una capacidad de actuación muy superior al de las ovejas y demás animales.
Nuestra relación personal con Dios es personal e intransferible, por lo que cada uno dirigiendo consciente y libremente su vida y su evolución espiritual, siendo cada vez un poco mejores, debemos ser ante Dios sacerdotes de nosotros mismos, dando ejemplo de virtud ante sus hijos y ante la sociedad.
La doctrina espírita con la reencarnación nos enseña que Dios ante todo respeta nuestra libertad para actuar bien o mal , y nuestro derecho y necesidad de equivocarnos para aprender, dándonos para ello, como exponente de Su Justicia, tantas oportunidades como necesitemos.
Dios no está con el palo levantado pendiente de cada uno, imponiendo caprichosamente dolores para unos , mientras que a otros otorga toda clase de dichas . Existen unas Leyes espirituales, naturales, y desgraciadamente bastante desconocidas, que nos rigen permanentemente, y son sabias, justas y perfectas, porque emanan de Dios que es la Suprema Perfección, y esas Leyes son las que actúan continuamente sobre todos y cada uno de nosotros, pero siempre respetando nuestra libertad para escoger la opción de cómo actuar o dejar de actuar, teniendo que responder todos antes o después de los actos u omisiones cometidos en uso de su libertad.
El Cristianismo sostiene que Jesús Cristo es el mismo Dios encarnado como ser humano; mientras que para el Espiritismo que sostiene la idea de la evolución mediante la reencarnación, Cristo es el más elevado Espíritu que ha venido a nuestro planeta, al que dirige en su evolución global hacia un destino superior, mas perfecto y feliz, pero Jesús –Cristo no es Dios, aún estando muy cerca de El o de su comprensión. Jesús nunca afirmó que él fuese Dios, y sin embargo para que sus seguidores comprendiesen hasta donde llegaba su grado de cercanía y unión con el “Padre”, llegó a afirmar que quien lo veía a él era como si viese al Padre que lo había enviado, indicando así que su Ser era de la misma Esencia que el Padre, que es la Esencia del Amor otorgado por Dios a sus hijos cuando estos ansían recibirlo y sentirse hijos suyos e inmortales con El.
El Cristianismo venera “imágenes sagradas”, y siendo esta veneración muy respetable, por la reencarnación y el Espiritismo comprendemos que no es a las imágenes a quienes hay que venerar, sino a las obras, enseñanzas y ejemplos que nos legaron esos seres cuando estuvieron en la Tierra y así mismo solamente se guarda el recuerdo de los Seres que partieron y que sabemos que algún día regresarán.
De todos modos, es de justicia reconocer que el Cristianismo trajo al mundo la idea de una “Humanidad global ”, que en la antigüedad no se conocía en su sentido mas amplio.
En definitiva, tanto los conceptos cristianos religiosos como los conceptos espíritas , se tratan de dos formas diferentes de ver y de interpretar la Vida y lo trascendente. No afirmo que la una sea superior o mejor que la otra; solamente lo será cuando la persona que admita una u otra, sepa vivir predispuesta para ayudar y sacrificarse por los demás cuanto sea necesario.
- Jose Luis Martín-
                                                            *****************

No digáis:he encontrado el sendero del alma. Decid más bién: he encontrado el alma caminando por Mi sendero”.
- Khalil Gibran -
                                                               ******************

Instintos Protectores

Charles Richet


 Existes, y no es preciso emplear esfuerzos para enérgicamente defender tu existencia, o sea, obedecer a la fuerza que te ha sacado de la nada; esa fuerza se ha asegurado de tu obediencia, por procedimientos bien sencillos: los instintos protectores.
Irresistibles, instintos comunes a todos los seres vivos.
Esos instintos protectores, de modalidades tan diversas, son de tal forma universales, están de tal forma adaptados a una protección eficaz, que sería locura atribuirlos al azar.
¡Cómo! ¡Para asegurar la vida en la superficie terrestre, habría un azar, azar maravillosamente dispuesto, prolongado durante miles de siglos, propagándose sin excepción a todas las especies animales!
 ¡No! No fue el azar lo que ha creado esos instintos casi divinos, sobrehumanos en todos los casos, el miedo, la repulsa, el dolor, el hambre, el horror a la muerte.

Tomado del libro “LA GRAN ESPERANZA”

                            ******************