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viernes, 21 de febrero de 2014

ALINEACIÓN MENTAL





 ALINEACIÓN  MENTAL

Exceptuados los casos puramente orgánicos, el loco es alguien que procuró forzar la liberación del aprendizaje terrestre, por indisciplina o ignorancia.  Esto da paso a un género de suicidio hábilmente disimulado, el auto eliminación de la armonía mental, por la inconformidad del alma en los cuadros de la lucha que la existencia humana presenta. Ante el dolor, del obstáculo o de la muerte,  millares de personas capitulan, entregándose, sin resistencia, a la perturbación destructora, que les abre, por fin, las puertas del túmulo.

 Al principio, son simples descontentos  y desesperados, que pasan desapercibidos aun de aquellos que los acompañan de cerca. Poco a poco, se transforman en enfermos mentales  de variadas graduaciones, de cura casi imposible, portadores como son de problemas inextricables  e ingratos.  Imperceptibles frutos de la desobediencia comienzan  por arruinar el patrimonio fisiológico que le fue confiado en la Corteza de la Tierra, y acaban empozados e infortunados. Afligidos, medio muertos, son ellos hombres y mujeres  que desde los círculos terrenos  padecen, por haberse revelado a los designios divinos, omitiéndolos  en la escuela benéfica de la lucha  purificadora, por los caprichos insensatos.

Para que se efectué la jornada iluminativa del espíritu es indispensable dislocar la mente, revolver las ideas, renovar las concepciones y modificar, invariablemente, la forma de ser interiormente, para el bien mayor.

El noventa de cada cien casos  de locura,  exceptuados aquellos que se originan de la incursión microbiana sobre la materia cenicienta, comienza en las consecuencias de las faltas graves que practicamos con la impaciencia o con la tristeza, por intermedio de actitudes mentales que imprimen deplorables reflejos al camino de aquellos  que los escogen  y alimentan. Instalados esas fuerzas desequilibrantes  en el campo íntimo, se inicia la desintegración  de la armonía mental;  esta a veces perdura no solo en una existencia, sino en varias de ellas, hasta que el interesado se disponga, con fidelidad,  a valerse de las bendiciones divinas que lo aljofaran, para restablecer la tranquilidad y la capacidad, en bendito servicio  evolutivo. Por la rebeldía  el alma responsable puede encaminarse  a muchos crímenes, a cuyos resultados nefastos se cautiva indefinidamente; y por el desanimo, es propensa  a caer en los despeñaderos de la inercia, con fatal atraso en las edificaciones  que le cave providenciar.

La muerte física no modifica de súbito las inteligencias vueltas al mal,  ni el duelo de la luz  con las sombra se astringe a los estrechos círculos carnales.

El tiempo, acaba siempre por denunciar nuestra verdadera posición. Millones de hermanos  permanecen, siglos, y más siglos en la fase infantil del entendimiento, por no animarse al esfuerzo de su propia mejoría. Mientras reciben  la transitoria cooperación de salud física relativa, de las convenciones terrenas, de las posibilidades financieras y de las variadas impresiones pasajeras que la existencia en la tierra ofrece a los que pasan por la carne, se sustentan con los títulos  de ciudadanos que la sociedad les confiere; pero tan pronto como son visitados por el morbo, por la escasez de los recursos o por la decrepitud, revelan la infancia espiritual en la que yacen.

El loco en general, considerándose  no solo el presente, sino hasta el pasado lejano, es alguien que aborreció las bendiciones  de la experiencia humana, prefiriendo segregarse en los caprichos mentales;  y la entidad espiritual atormentada después de la muerte  es siempre alguien que deliberadamente huyó a las realidades de la Vida y del Universo, creando regiones purgatoriales para si mismo.

( Trabajo de Merchita basado en el libro "En un mundo mayor" de Chico Xavier.

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SOBERBIA

Todos los vicios son malos, pero es la soberbia  la más temible, pues siembra tras de sí todos los demás vicios. Cuando penetra en el alma, se adueña de ella, se acomoda  a su gusto y se fortifica en ella hasta el punto de hacerse inexpugnable. Ella es la hiedra monstruosa siempre preñada  y cuyos vástagos son monstruosos como ella.

Todo el que se deja inundar por ella, es un desgraciado porque no podrá liberarse de ella  sino es a costa  de terribles luchas,  a consecuencia de sufrimientos dolorosos, de existencias oscuras, de todo un porvenir de envilecimiento y de humillación, pues es el único remedio para los males que engendra la soberbia.

Este vicio constituye el azote más grande de la humanidad. De el proceden todos los desgarramientos de la vida social, las rivalidades de clases y de pueblos, las intrigas, el odio y la guerra. Inspirador de locas ambiciones, ha cubierto la tierra de sangre  y de ruinas, y es también es el quien causa nuestros sufrimientos  de ultratumba, pues sus efectos se extienden hasta más allá de la tumba.

No solo nos desvía la soberbia del amor a nuestros semejantes, sino que hace imposible todo mejoramiento, abusando de nuestro valor y cegándonos con nuestros defectos. Solo un examen riguroso de nuestros actos y de nuestros pensamientos nos permite reformarnos. Y el soberbio es el que menos puede  conocerse. Engreído de su persona, nada puede desengañarle, pues aparta con cuidado todo aquello que puede esclarecerle; odia la contradicción, y solo se complace en la sociedad de los halagadores.

Corrompe las obras más meritorias. A veces, incluso las torna perjudiciales para quienes las realizan. El bien, realizado con ostentación,  con un secreto deseo de ser aplaudido y glorificado, se vuelve contra su autor. En la vida espiritual, las intenciones, los móviles ocultos que nos inspiran  a hacer las cosas reaparecen como testigos, abruman al soberbio y reducen a la nada sus meritos ilusorios.

La soberbia nos oculta toda la verdad. Para estudiar con fruto el Universo y sus leyes, se necesita, ante todo, la sencillez, la sinceridad, la rectitud del corazón y de la inteligencia, virtudes desconocidas por el soberbio.

El hombre sencillo, humilde de corazón, rico en cualidades morales, llegará más pronto a la verdad, a pesar de su inferioridad posible de sus facultades, que el presuntuoso, vano de ciencia  terrestre y sublevado contra la ley, que le rebaja y destruye su prestigio.

La enseñanza de los Espíritu nos pone de manifiesto, bajo su verdadera luz, la situación de los soberbios en la vida de ultratumba. Los humildes y los débiles  de este mundo se encuentran allí más levados; los vanidosos y los poderosos, empequeñecidos y humillados. Los unos llevan consigo lo que constituye la verdadera superioridad: las virtudes, las cualidades adquiridas con el sufrimiento; en tanto que los otros han de abandonar a la hora de la muerte títulos, fortuna y vano saber. Todo lo que constituye su gloria y su felicidad se desvanece como el humo. Llegan a los espacios pobres, despojados, y esa súbita desnudez, contrastando  con su pasado esplendor, aviva sus preocupaciones y sus grandes pesares. Con una profunda amargura, ven por encima de ellos, en la luz, a aquellos a quienes desdeñaron  y despreciaron en la Tierra. La soberbia, la ávida ambición  no puede atenuarse y extinguirse sino mediante vidas atormentadas, vida de trabajo y de renunciación, en el transcurso de las cuales el alma soberbia en si misma, reconoce su debilidad y se abre a mejores sentimientos.

En las horas de peligro, todas las distinciones sociales, los títulos y las ventajas de la fortuna se miden en su justo valor. Todos somos iguales ante el peligro, el sufrimiento y la muerte. Solo su valor moral los distinguirá. El más grande en la Tierra puede convertirse uno de los últimos en el espacio, y el mendigo puede vestir un traje resplandeciente. No tengamos la vanidad de los favores y de las ventajas pasajeras. Nadie sabemos lo que nos reserva el mañana.

Extraído del libro “Después de la Muerte” de León Denis

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Desarrollo de la mediúmnidad

Queridos  amigos, hola buenos días, todos los que hemos estudiado la codificación espirita sabemos de la importancia que tienen las reuniones mediúmnicas, los Benefactores  nos dicen que una reunión mediúmnica es una labor delicada, que se desarrolla  en el campo periespiritual, y si el equipo no tiene un conocimiento especializado, es comprensible que sucedan muchos problemas por negligencia de la misma.
Sabemos que una reunión mediúmnica no debe estar abierta al público porque tendría un aspecto especulativo, exhibicionista, destituido de la finalidad superior, actitudes tales que van al encuentro negativamente a los postulados morales de la Doctrina.
En las reuniones mediúmnicas privadas se debe mantener un número  ideal de miembros, no superior a las veinte personas para que se eviten esas perturbaciones naturales de los agrupamientos masivos.
En donde haya un Grupo Mediúmnico muy numeroso, que sea dividido para dos trabajos separados (porque, en el Movimiento Espírita, en el orden del Bien, dividir es multiplicar en beneficio de aquellos que se reparten). Igualmente es necesario que las personas sean afines entre si dentro del Grupo. Por motivos obvios, si estamos en una reunión mediúmnica, y no somos simpáticos a un individuo, toda la comunicación que por él venga, todo nuestro rechazo y conflictos nos pondrán en estado preventivo, creyendo que sean indirectas dirigidas para nosotros. Si por acaso, alguien no nos es simpático, cuando él entra en transe, comenzamos a bombardear: “¡Imaginen al mentiroso, veamos si yo voy a creer en él!” Formamos así una antena emisora de dificultades para el compañero que está siendo agredido  exclusivamente de los Espíritus desencarnados, sino también, de los encarnados.  El éxito de una reunión mediúmnica depende del equipo que comparece allí y no solamente del médium.
Las reuniones mediúmnicas han de ser de carácter privado, los guías programan, pero al equipo en funcionamiento, serán los que han de responder por los resultados que se obtengan.
la reunión es un ser colectivo. Todos aquellos que participan de ella, con cualquier función que sea, están automáticamente vinculados a lo que en ella suceda, de manera que muchas veces, no estando bien sintonizado el Grupo y estén realizando un trabajo de alta envergadura, los médiums que son filtros de los espíritus encarnados y desencarnados, estarán filtrando, encharcándose en aquellos matices vibratorios que el ambiente le permite fruir. Es de esa manera, que no se justifica la necesidad de las reuniones mediúmnicas con público que no esté sintonizado con la realidad del estudio doctrinario, porque los médiums quedan a la merced de esos influjos de dardos mentales de indiferencia, de escepticismo y de petitorios que, muchas veces, el mensaje que ellos conducen, saldrá con el sabor de esas insinuaciones, de esos deseos y perturbaciones.
Las reuniones mediúmnicas han de procurar ser realizadas en la casa espirita  porque allí los Espíritus Benefactores instalan equipos de Socorro de Emergencia, permanecen entidades celosas que se apostan para defender el recinto; se encuentran trabajadores especializados que concurren para el ministerio adrede preparado. Porque si en la Tierra, que es el mundo de los efectos, son tomados cuidados antes de las realizaciones, es comprensible que en el mundo espiritual las realizaciones merezcan un tratamiento muy especializado en lo que toca al progreso de la criatura y de la Humanidad.
Los Benefactores programan las tareas mediúmnicas y a aquellos que se van a comunicar, para que todo ocurra en un clima de orden y de paz. El médium que se somete a los fenómenos de ocasión está sujeto a graves peligros, Porque sería lo mismo que colocar instrumentos de alta sensibilidad en las manos de personas inescrupulosas o desconocedoras de su mecanismo.
Entregarnos al trabajo del desarrollo de la mediúmnidad  requiere seriedad y formalidad, para atraer el concurso de los Buenos Espíritus.
El pedido de esclarecimiento es siempre bien recibido por los Buenos Espíritus, y si ellos notan que no están siendo creídos, no sienten amargura por eso, pero mantienen su interés en ayudar.
Lo que caracteriza a un Espíritu Bueno, a un Espíritu Superior, son la sabiduría, la bondad, la paciencia, la forma en que están siempre dispuestos a ayudarnos ante cualquier circunstancia.
Su protección nos es necesaria, para no ser presa de los espíritus ignorantes, mistificadores, obsesivos, que por nuestras imperfecciones estan la mayoría de las veces a nuestro lado.
Amigos os deseo un feliz martes con mucho amor y cariño, que Dios sigan bendiciendo e iluminando nuestras vidas.
  Merchita


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