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lunes, 21 de octubre de 2013

MORIR

  


            Morir

 Este artículo está dedicado a cada ser que está vivo,  que teme a la muerte y que se siente triste por la perdida de alguien.
Hace cinco meses  empecé a pensar mucho en la muerte, se me ha aparecido de diferentes maneras y quería compartir este pensamiento con ustedes. Por un tiempo pensé que tal vez era una preparación para asumir mi muerte cercana, pero les digo que me encuentro bien y sana. Así que no entendí porque en mi alma la idea me rondaba continuamente.
Cuando tenía unos 13 años y oía de la muerte de algún amigo de mis padres o familiar, se me hacía irreal y sentía que a mí (o a los míos) nunca pasaría.
Luego con los años, mi mente asumió que algún día moriría, pero mi alma no lo comprendió hasta hace poco.
El problema es no aprovechar el tiempo que tenemos de vida. 
Vivír siempre con la idea de aprovechar al máximo, porque la vida es "corta", "se acaba" y hay que darnos calidad de vida....etc....
Pero hace cinco meses, mi alma asumió la muerte. Al principio la vi como mi enemiga, me quitaría el amor de mis seres queridos, me quitaría el sentir, el tocar, el expresar amor, correr, saltar, reír, mirar el mar...... Me quitaría todo. Y eso me desesperaba.
Pensarán ¿que  necesidad de atormentarse con esas ideas? Ahora  les digo que la muerte es Democrática, pues es igual para todos. Nos nivela en el mismo sitio, haciendo con que el "fin", sea el mismo para blancos y negros, occidentales y orientales ....Su Democracia es tan clara, que no hace distinciones a nadie, ni siquiera  por edad.
Cuando la gente comenta: ¡Juan falleció,  pobrecito!. Pienso que todos vamos a morir, todos  vamos a afrontar la muerte, a los 15 años, a los 70 años o  a los 90 años. Pero vamos a morir.
Así que el problema no es morir, pues todos pasaremos por eso. Algunos jóvenes, otros aún niños, muchos por enfermedades o por vejez. Todos vamos a pasar factura y este no es el problema.
El problema es estar muerto en vida, no aprovechar la vida, los sueños. El problema es vivir por inercia. No experimentar la vida.
Ayer, estaba en el metro y veía a cientos de personas, entrando y saliendo, terminando su trabajo, saliendo en dirección a sus casas, y me preguntaba cuantas de esas personas, estaban muertas en vida, y vivían por inercia, por lo que otras personas les habían dicho que era la mejor manera de vivir, haciendo lo que no les gustaba, soñando con ser otra cosa.
El mundo está al revés, hay mecánicos trabajando como médicos, y jueces trabajando como zapateros. Y muchos no son felices, porque no están cumpliendo su misión de vida. Aunque aprendan con sus funciones, muchas veces no logran ser felices y ahí vive el problema.
Y la muerte es la que hace que reacciones, no tienes tiempo, ni te constan las otras vidas, aunque sabes y esperas que las próximas sean mejores, pero ahora tienes la oportunidad de vivir esta y muchas veces no la estás aprovechando.
Muertos en vida, hay muchas personas así. Ya están secas. Ya no son capaces de ver un atardecer extasiados, ni pueden sorprenderse con una flor, todo les parece tan gris, se enfadan por todo, gritan con el prójimo imaginando que eso les hará ser escuchado. 
Nacimos en una sociedad que nos enseña que para ser más felices hay que ser exitoso, casarse con la persona mas guapa y mas rica, tener el coche del año, parecer el actor o atriz de Hollywood, tener una cara plastificada (y transformada) aparte de un cuerpo asustador. Y así, pasamos a ser exitosos, pero estamos muertos en vida, si no somos capaces de ver más allá de esas cosas banales. 
Estamos muertos si no somos capaces de ver más allá de lo superfluo.
Estamos muertos si no somos capaces de entregar el corazón al amor, amando totalmente.
Estamos muertos si no somos capaces de extasiarnos por la naturaleza, por un abrazo, una mirada, una flor, una palabra, un gesto.
Estamos muertos si pensamos que el matrimonio son dos personas que se pertenecen, se juzgan y no permiten que la pareja crezca.
Estamos muertos si no somos capaces de ver en la otra persona, más allá de sus malos modos, su rabia, su antipatía, un ser humano que ha tenido un mal día, o sufre y está deprimido. ¡Nadie que sea feliz, maltrata, ni hiere a otra persona; está muy ocupada siendo feliz!.
La vida como nos la han enseñado es dura, triste,  mentira,  envidia, egoísmo, dolor, desamor, pobreza, lucha. Pero lo que hemos olvidado es que en nuestro interior está ese mundo que podemos dibujar, con amor, alegría, gozo, cariño, abrazos, risas, felicidad, prosperidad y abundancia, también esta en esta vida.
Comenzando por nosotros mismos, construyendo un mundo interno mejor, podemos comenzar a crear barrios mejores, ciudades mejores, Países mejores y el planeta que nos gustaría ver y tener.
El trabajo es durísimo, pero ya hay gente trabajando en cambiar las cosas. Así que únete y busca en tu entorno, una manera de ayudar. Mirando lo que necesitan en  colegios, en  un  hospital, en una guardería, en una biblioteca, en un jardín.....
¿Y la muerte?
Es tu mejor aliada. Gracias a ella, puedes ver que clase de vida quieres tener. Puedes seguir igual, total, morirás y todo se acabará. O puedes vivir cada día como el último realmente. Tal vez  mañana no estés, pero al menos hoy viviste verdaderamente.
Se que los que están enfermos, están muriendo, es triste. Es difícil,  la vida se les va. ¿Pero sabe que?, a todos se nos va la vida, y todos moriremos, aunque vivamos hasta los 90 años, moriremos. Nadie quedará, todos pasaremos por ese momento,  pero podemos hacer la diferencia. Vivan cada día, como el último día de su vida.
Haz tu marca en el mundo, acepta lo diferente, abre tu corazón para ayudar al prójimo, míralo como un ser que te necesita así como tu a él. Haz algo positivo para el prójimo y recibirás mucha energía positiva, necesaria para construir tu camino hacia el bien eterno.
( autoría desconocida)
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 LIMITES DEL AMOR

¿Hasta dónde puede llegar el amor?  La pregunta  se hace cada vez que alguna tragedia mina la opinión pública.
Tragedias como suicidios, asesinatos y persecuciones a criaturas que hasta un momento antes afirmaban amarse profundamente.
En este centenario, vidas humanas son sacrificadas. Jóvenes, con un futuro promisor al frente,  ante la posibilidad de perder a su amada, optan por el suicido.
Es como una forma de venganza, hacen cuestión de dejar una nota incriminatoria, cuando no deciden estar en contra de la propia vida frente a quien afirman ser objeto de su amor.
Criaturas que vivieron juntas algunos años, que engendraron hijos, de repente, frente una traición, un abandono, optan por la muerte propia y la de los hijos.
Hijos, que, la mayoría de las veces son muy pequeños  y a quienes no es preguntado si quieren morir. O servir de instrumento de venganza contra el otro.
¿Ante tales hechos, nosotros indagamos si será verdaderamente amor el sentimiento que une a las criaturas que se destruyen mutuamente, y llevan consigo a otros seres, hijos de la propia carne?
¿Será amor ese sentimiento que prefiere destruir a renunciar?
El amor es de esencia Divina, afirman los Espíritus Nobles.  Siendo divino, solamente puede crear cosas bellas, escenas  de tranquilidad y de paz.
Quien ama no agrede al ser amado, en ninguna circunstancia. No amado, prosigue amando, desde que la plenitud del amor es su propio ejercicio.
El amor se caracteriza por sentimientos de generosidad, de altruismo, de desprendimiento.
Quien ama desea siempre el bien del otro, no importando las circunstancias.
Debemos concluir que, estemos agrediéndonos, el sentimiento podrá tener  muchos matices, más no se podrá llamar amor.
En ese contexto, es igualmente saludable recordar que nadie es dueño de nadie.
Los que debemos constituir los hogares, ya trazamos las metas antes de la reencarnación, en el Mundo espiritual. Siempre atendiendo los propósitos de elevación y progreso.
Recordemos que nuestros hijos no son nuestra propiedad. Vienen a través de nosotros, más no nos pertenecen.
Les ofrecemos el cuerpo para desarrollase en la tierra. Con todo, el alma pertenece al padre de todos nosotros.
Venidos por nuestro intermedio, traen ellos también sus misiones y pruebas para cumplir. Y no tenemos derecho  a crearles obstáculos.
Si estuviéramos sufriendo situaciones en que el amor parece haber adolecido, permitámonos la reflexión, la meditación.
Si alguien que vive a nuestro lado desea partir, no lo encadenemos, en nombre de nuestro amor.
Si alguien nos hiere o nos agrede, no revidemos, recordando siempre que el que así actúa, se encuentra enfermo.
Como enfermo, no necesita de nuestra sentencia de muerte o feroz persecución, más si del médico del cuerpo y el alma.
Si amamos, donemos nuestra cuota de amor, orando por  nuestros amores, donde estén, con quien estén, como se encuentren.

* * *
                                                        El amor todo lo resuelve.


Si, por acaso, el cielo de tus sonrisas está con las estrellas de alegría apagadas, ama, aun así mismo.
De esta forma, iluminarás a otros corazones que se encuentran en tinieblas más sombrías, porque todo aquel que ama irradia luz y calor. Permanece feliz en cualquier circunstancia.
Redacción de Momento Espirita