Un día de esos estábamos en la calzada a la espera de que el semáforo se abriese, a fin de que pudiésemos atravesar la calle. Entre tantos coches que pasaban, uno nos llamó la atención. Era una lustrosa y elegante limusina de color plata.
El enorme vehículo despertaba la curiosidad de todos. Particularmente de un hombre que se encontraba cerca. Ese, al ver circular por la larga avenida a aquel coche tan lujoso, comenzó a decir palabrotas a sus ocupantes.
Eran algunos políticos del Estado conduciendo a un visitante importante. Entre las palabrotas, el hombre también les dirigió algunos insultos, que ciertamente hablaban muy mal de la honra y de la dignidad de ellos.
Enseguida, después que el semáforo se abrió, atravesamos la calle y fuimos pensando por el camino. ¿Cuántas veces, de la misma forma que aquel pobre hombre, dirigimos a los gobernantes palabras negativas?
¿Cuántas veces escuchando un discurso por la radio o por la TV, les enviamos, con el pensamiento o en palabras, mensajes negativos de rabia, casi de odio?
Y, no obstante, son ellos los que gobiernan y deciden sobre lo que mejor es para el pueblo.
Por una simple cuestión de lógica, todos nosotros deberíamos vibrar y vibrar muy bien para los que gobiernan, los que hacen y ejecutan las leyes para que fuesen personas equilibradas, de buen sentido.
Al final, cuanto mejor sean las ideas que ellos tuviesen, mejor seria para el pueblo, que se beneficiaria con sus leyes más justas y sus decisiones más sabias.
Naturalmente que nuestro deber de ciudadano es acompañar siempre lo que acontece a nivel mundial, estatal y regional.
Debemos estar atentos, en especial a aquellos dirigentes que elegimos por el voto. Nuestro Concejal, nuestro diputado, el Senador, el Gobernante, el Presidente , nos deben merecer el cargo. Porque si los elegimos, lo hicimos en función de una propuesta política que ellos presentaron.
Por tanto, vamos a cooperar a través de cartas, oficios, y, emails. Hagámonos presentes tanto como sea posible y de forma positiva en los momentos de las graves decisiones en el Congreso, los Gobiernos autonómicos, la Cámara de Concejales o el Senado.
Pero, para todo eso, oremos y oremos mucho por esos hombres y mujeres que tienen la misión de dirigir a otros hombres, de gobernar el Municipio, el Estado, la Nación.
Pidamos a nuestro Maestro Jesús que los bendiga. Que ellos puedan oir la voz de los mensajeros del bien, inspirándoles para que utilicen la justicia y la sabiduría, durante sus mandatos.
De esta forma, estaremos ayudándoles a mejorarse. Si ellos se tornan mejores, mejores también serán las leyes que crean, los proyectos de leyes y las decisiones en general.
Y todos ganaremos con eso.
Todo pensamiento que emitimos o toda palabra que pronunciamos produce una vibración. Si los pensamientos y las palabras son buenas, buenas serán las vibraciones emitidas en ellos y harán bien para quien sean dirigidos. Si fuesen malas, harán mal en primer lugar a quien las piensa y dice, y después afectarán negativamente a aquellos a quienes son dirigidas.
Si amamos la Tierra bendecida que nos abriga en esta reencarnación, aprendamos a pensar bien, a actuar bien, y a orar con espíritu de fe y de buena voluntad.
Redacción de Momento Espirita
( Ver el blog inquietudesespiritas.blogspot.com )
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