Entradas populares

viernes, 25 de febrero de 2011

Cuando me muera



Una u otra vez sucede.

Nos acordamos que un día dejaremos el cuerpo de carne y que partiremos para una otra realidad.

En esos momentos nos acordamos de elaborar el testamento, repartiendo lo que dejaremos para aquellos que se quedarán.

Las voluntades así expresas casi siempre crean disputas familiares que se alargan por muchos años.

Cuanto más grandes las posesiones de aquél que se fue, mayores son las disputas, en caso de que entre los herederos no exista entendimiento, afecto.

Hubo un hombre, sin embargo, que pensando en su muerte, elaboró voluntades muy precisas.

Pensó en su funeral y en lo que el podría significar para el mundo.

Él era un líder y decía que no deseaba ser idolatrado, pero sí ser oído.

Su lucha era por los derechos humanos y en nombre de ella, fue encarcelado 10 veces, pero sin disuadirlo de su ideal de igualdad entre los hombres.

Fue en la iglesia en que él era pastor, que habló acerca de su muerte:

"Frecuentemente yo pienso en aquello que es el denominador común y último de la vida: en esa cosa que acostumbramos llamar de "muerte".

Frecuentemente pienso en mi propia muerte y en mi funeral, pero no en sentido agobiante.

Frecuentemente pregunto a mi mismo lo que me gustaría que fuera dicho en esa ocasión.

Dejo para ustedes, esta mañana, la respuesta...

Si ustedes estuvieren a mi lado, cuando yo encuentre mi día, acuérdense de que no quiero un funeral largo.

Y si lograren encontrar a alguien para hacer el "discurso fúnebre", díganle para no hablar mucho.

Díganle para no mencionar que yo tengo un Premio Nóbel de la Paz: ¡eso no es importante!   

Díganle para no mencionar que yo tengo trescientos o cuatrocientos premios: ¡eso no es importante!

Me gustaría que alguien mencionara aquél día en que Martin Luther King intentó dar la  vida sirviendo a los otros.

Me gustaría que alguien mencionara el día en que Martin Luther King intentó amar a alguien.

Quiero que digan que yo intenté ser correcto y caminar al lado del prójimo.

Quiero que ustedes puedan mencionar el día en que... intenté vestir al mendigo, intenté visitar a los que estaban en la cárcel, intenté amar y servir a la Humanidad.

Sí, si quisieren decir algo, digan que he sido un mensajero: un mensajero de la justicia, un mensajero de la paz, un mensajero del derecho.

Todas las otras cosas son triviales, no tienen importancia. No quiero dejar para tras ningún dinero.

¡Yo solo quiero dejar una vida de dedicación!

Y eso es todo lo que yo tengo a decir:

Si yo pudiera ayudar a alguien a seguir adelante;

Si yo pudiera alegrar a alguien con una canción;

Si yo pudiera enseñar a alguien el camino correcto;

Si yo pudiera cumplir mi deber cristiano;

Si yo pudiera llevar la salvación para alguien;

Si yo pudiera divulgar el mensaje que el Señor nos dejó...

Entonces mi vida no habrá sido en vano."

El Reverendo Martin Luther King Júnior luchó por los derechos de los negros en los Estados Unidos de América.

Fue Premio Nóbel de la Paz en el año 1964.

Todas las veces en que fue encarcelado, que sufrió atentados con explosivos, cuando su casa, esposa e hijos fueron amenazados, respondió con amor.

Decía que la respuesta al odio debía ser el amor y contenía sus seguidores para que no reaccionasen.

Murió asesinado, conforme previera.

En su túmulo está la prueba de que tenía la convicción que existe vida más allá de esta vida.

Y que partió, aunque de forma tan abrupta, con el alma en paz por la certeza del deber cumplido.

El epitafio dice: "¡Por fin, libre,  por fin libre!

¡Gracias a Dios Todopoderoso soy finalmente libre!"

Fueron estas palabras que utilizó para concluir su más famoso discurso, intitulado: Yo tengo un sueño, en el que tradujo el ideal de la libertad y de la igualdad entre todos los hombres.

Ojalá todos los que abrazamos una religión, podamos tener esas ideas lúcidas acerca de la vida y de la muerte.

En ese día, el mundo será mucho mejor.

Mensaje a un hijo

Es común en las personas  decir que solamente se valoriza aquello que se pierde.
Así ocurre con la salud, las amistades, el empleo, los afectos.
Mientras todo se encuentra a nuestra disposición, mientras estamos disfrutando  del cariño de las personas y del confort que los bienes materiales nos proporcionan, casi nunca les damos el debido valor.
Tal vez sea este el motivo que llevó a una pareja a escribir un mensaje especial para su hija Rachel, de diez años de edad, después de recibir la noticia de que ella era portadora de un cáncer cerebral.
Mientras luchaban  para conseguir los recursos para la cirugía que podría evitar su muerte, ellos escribieron:
Hija querida : Esta mañana,  vamos a sonreír cuando tu rías,  aunque sintamos ganas de llorar.
Esta misma mañana vamos a dejarte elegir lo que vas a ponerte, y sonreír y decir  lo grande  que tu eres.
Esta misma mañana vamos a dejar la ropa  para lavar a un lado, y vamos a llevarte  al parque  para  que puedas saltar.
Esta misma mañana vamos a dejar la vajilla en la pila y vamos aprender contigo  a montar el rompecabezas.
Esta misma tarde vamos a desconectar el teléfono,  el ordenador  y nos vamos a sentar contigo en la escalera y a soltar burbujas de jabón  igual que tú.
Esta misma tarde nosotros no vamos gritar  ninguna vez, ni  tampoco vamos a regañar, cuando tú grites  para saludar al carro de los helados.  Si  pasa, te vamos a comprar uno.
Esta misma tarde no vamos a preocuparnos con lo que  vas a ser cuando crezcas.
Esta misma tarde nosotros vamos  te vamos a dejar  que ayudes a hacer bizcochos  y no vamos a quedarnos detrás intentando arreglarlos.
Esta  misma noche  vamos a tomarte en los brazos  y te vamos a contar una historia sobre como naciste y cuanto  te amamos.
Esta misma noche  te vamos a dejar salpicar el agua del baño y no nos vamos a poner nerviosos.
Esta misma noche vamos a dejar que te  quedes  hasta más tarde, mientras  nosotros quedaremos sentados  en el porche, contando todas las estrellas.
Sólo por esta noche nos vamos  acurrucar junto a ti durante horas y perderemos  nuestros shows favoritos en la tv.
Solo por esta noche vamos a pasar los dedos entre tus cabellos, mientras tu oras, y vamos simplemente  a ser agradecidos con Dios por habernos dado el mayor presente del mundo.
Vamos a pensar en las madres y en los padres que buscan a sus hijos desaparecidos.
En las madres y padres que visitan la sepultura de sus hijos en vez de sus camas.
En las madres y padres que están en hospitales viendo a sus hijos sufrir, gritando por dentro que no soportan más.
Y, cuando te demos un beso de buenas noches, nos vamos a abrazar  a  tí con más fuerza  que nunca  y por un poco  más de tiempo.
Entonces, vamos a agradecer a Dios por tí y no  le pediremos nada , a no ser un día más.

***
Si usted disfruta de un hogar, no se olvide de darle las gracias a Dios por él.
Si usted posee una esposa, madre e hijos, no se olvide de amarlos, mientras estén a su lado.
No espere a mañana, ni después. Los días pasan muy rápidamente  y, luego, cuando más, dese abrazar a sus hijos, ellos podrán estar distantes, en otros países, desarrollando sus propias vidas.
No espere a mañana para decirle a su esposa que la ama. Dígaselo hoy. Nunca detenga el gesto de cariño,  de afecto o de ternura.
Mañana podrá ser tarde  porque  uno de ustedes podrá estar en otro lugar, en otra circunstancia. Hasta incluso, en el mundo espiritual.
 
Equipo de Redacción De Momento Espirita.

__._,_.___