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lunes, 31 de octubre de 2011

Psicología de la muerte

Herculano Pires

En la dramática Historia de la Psicología, en que tantos caminos y extravíos fueran trillados, surgió en este siglo de novedades violentas la psicología de la Muerte, resultante de las resurrecciones clínicas producidas en los hospitales, a través de las técnicas médicas del restablecimiento de las pulsaciones cardíacas en personas victimas de muerte súbita. En los Estados Unidos se hizo famosa la Dra. Ross, con sus investigaciones minuciosas sobre las sensaciones y visiones ocurridas durante el estado mortal y descritas por los pacientes resucitados. La Psicología volvió a la fase de la introspección, dependiendo de los relatos de los pacientes, mas ya ahora apoyada en grandes y profundas pesquisas instrumentales. Los relatos de los pacientes pueden ser comparados con las observaciones y los sondeos clínicos. La verdad es que estos hechos han ocurrido siempre, en todo el mundo, mas solo ahora están siendo sometidos a la pesquisa científica. La mecánica de la técnica de resurrección, con masajes y ejercicios de los brazos, dio tranquilidad al materialismo científico. Mas la inquietud provocada por los relatos orales de los pacientes creó algunos problemas, impidiendo la explicación simple de la vida como efecto de mecanismos orgánicos. La muerte perdería con esto su prestigio y la vida se transformaría en una cuestión de relojería. Bastaría accionar al péndulo parado para así poner al difunto en la línea y restablecer su tictac.


     Mas la vida y la muerte no se muestran así tan dóciles, no quisieron satisfacer los biólogos y químicos empeñados en producir vida en laboratorios. No obstante, en este caso no aparecieron las intervenciones de poderes extracientíficos, como hicieran los clérigos en el pasado, al interrumpir las pesquisas con anatemas y maldiciones. Menos felices que los psicólogos de la muerte fueran los pesquisidores soviéticos que, en la Universidad de Kirov, consiguieran probar la existencia del cuerpo bioplasmático de los seres vivos, lo que les costó la excomunión estatal, reforzada fuera de la URSS por las condenas de las Iglesias a través de instituciones científicas por ellas controladas.
     Lo mismo había acontecido en los Estados Unidos con el problema de la reencarnación y el de las pesquisas parapsicológicas. El Prof. Rhine, de la Universidad de Duke, tuvo que reaccionar contra los psicólogos que lo criticaban, demostrando que usaban contra sus pesquisas métodos anticientíficos, con simples argumentos, sin la contraprueba experimental. Mas todo esto pertenece al proceso de desenvolvimiento de las Ciencias, que es una lucha incesante contra los preconceptos y las creencias institucionalizadas . La verdad es que, de todas estas luchas, quedó el hecho innegable de la posibilidad de elaboración de la Psicología de la Muerte. La pesquisa en el hombre vivo reintegra la muerte en su naturaleza psicobiológica, sacándole los aspectos misteriosos y el sentido de sobrenatural que teólogos y gurus le dieran a través de los siglos. Toda la mitología iglesiera de la muerte, de la resurrección y del renacimiento o reencarnación caen por tierra con sus arreglos y aderezos, para que la Muerte, como la Verdad, pueda salir del fondo del pozo con su desnudez clásica.
Al mismo tiempo, en el precioso filón de las exploraciones de la muerte, de que tanta gente ha vivido con las tripas afuera, surgieran los intentos de manutención de la muerte en conserva, con los cadáveres de millonarios congelados, en catalepsia forzada, en la manutención precaria de una subvida sin ninguna perspectiva. Nos faltan los recursos básicos para una experiencia realmente científica en este campo, que son el frío absoluto y un suero mágico que impidiese las quemaduras del congelamiento absoluto, que Barnayll inventó en En las Noches de los Tiempos, en términos de ficción científica. Mas como la esperanza es la última que muere y los millonarios pueden pagar todas las esperanzas, será evidente que estos intentos proseguirán libremente.
   Las pesquisas parapsicológicas probaran la existencia de la percepción extrasensorial en los animales. En las pesquisas espíritas, más antiguas y más profundas, las manifestaciones físicas de animales fueran ampliamente verificadas. Animales domésticos muertos fueran materializados, comprobando su sobrevivencia al fenómeno de la muerte. En Sao Paulo, en el famoso Grupo Espírita de Odilon Negro, se dio la manifestación ectoplasmática inesperada de un cachorro de raza, perteneciente a la familia de un amigo. Tres médiums de materializaciones participaron de la reunión: D. Hilda Negro, el Dr. Urbano de Assis Xavier, cirujanodentista, y el Dr. Luis Parigote de Sousa, médico. Ninguno de los presentes pensaba en el cachorro, que muriera en la Hacienda de la familia, en Sao Manuel. Fueron los espíritus controladores del trabajo quienes anunciaron la presencia del animal, por el fenómeno de voz directa (la voz del espíritu vibrando en el aire, sin intermediario mediúmnico). El Dr. Antonio, presente, fue quien reconoció al animal, que, materializándose, se dirigió a él, festejándolo. El prof. Ernesto Bozzano, famoso científico y pesquisidor espírita de Milán (Italia), verificó y estudió varios casos de esta naturaleza. Los anales de las Sociedades de pesquisas Psíquicas de Inglaterra y de los Estados Unidos registraron numerosas de estas ocurrencias espontáneas. Conan Doyle, el famoso escritor e historiador inglés, médico y pesquisidor psíquico, obtuvo fotografías de fenómenos semejantes. Kardec fue el primero en constatar esta realidad, hoy en pauta de las pesquisas parapsicológicas. John Gunter, famoso reportero y ensayista alemán, en su libro En estos Tiempos Tumultuosos, en vísperas de la II Guerra Mundial, relata curiosa manifestación de un cachorro de raza, de gran porte, que asombraba un Hotel de Lujo de Baviera. La manifestación se dio frente a él, en la escalera del Hotel. Estos hechos pusieron por tierra las teorías cartesianas sobre el animal-máquina, movido apenas por instintos, y las doctrinas religiosas que atribuyen alma exclusivamente para los seres humanos. Este antropocentrismo, bien al gusto de la vanidad de los hombres, fue también avalado por las pesquisas de la Psicología Animal y por las pesquisas parapsicológicas. Con esto, se reafirma el principio espírita de la evolución general de los seres a través de las especies, sustentadas por Roussell Wallace, el científico inglés que se opuso al materialismo de las teorías de Darwin. Resultados de pesquisas y de hechos espontáneos demostraron que la lógica de la naturaleza es superior a la lógica pretensión del alma humana, basándose en las teorías del reflexionismo ruso de Betcherev y Pavlov, pero acabó reducida a un sistema mecanicista de interpretación del hombre.
Freud no era espiritualista, pero fue obligado a penetrar en las profundidades da alma, en sus pesquisas del inconsciente. La complejidad del dinamismo anímico por él revelada se contradecía flagrantemente con la simplicidad generalmente ingenua de sus conclusiones negativistas. Contrariando a Descartes, quien descubrió en su propia alma la idea de Dios y elevó este hecho a la condición de ley universal, Freud se perdió en los subterráneos de la libido y consideró la idea de Dios como simple introyección del mito fálico en el inconsciente. Carl Jung, su discípulo, se rebeló contra el maestro, formulando la teoría de los arquetipos, en que el arquetipo Supremo es la idea de Dios, que Kant consideró como el supremo conflicto formulado por la mente humana. En su libro El Hombre Descubre Su Alma, Jung sustenta la imposibilidad ontológica de excluir al alma de la realidad intrínseca de la persona humana. En este libro, Jung declara, en 1944, estar convencido de que “el estudio científico del alma será la Ciencia del Futuro".  En el campo de la Parapsicología la contribución de Jung fue la más importante, con su teoría de las coincidencias significativas, con la cual superó las groseras comparaciones de la mente con las emisiones radiofónicas, demostrando que no hay emisiones de energías físicas en el proceso telepático, sino coincidencias mentales en un plano de afinidad suprasensible. En sus memorias, Jung relata hechos paranormales de los que fue participante y hasta también productor, cierta vez cuando discutía el problema con Freud, que se había negado a analizar la cuestión, que le parecía fuera de su campo de estudios.
Para Rhine, la Psicología no podría desviarse de su objeto, que es el alma. Por esto acusó a la Psicología actual de haber perdido su objeto, transformándose en una ecología, como ciencia del comportamiento humano, de las relaciones del sujeto con el medio en que vive. La Psicología del Alma abarca necesariamente al nuevo ramo de las Ciencias Psicológicas, que revela la dinámica esencial de las relaciones cuerpoalma durante la vida y en el momento de la muerte, cuando el alma u espíritu se libera de su condicionamiento carnal. Ya decía el padre Vieira: “Queréis saber lo que es el alma? Ved un cuerpo sin alma.” La muerte es el momento en que el alma y su instrumento de manifestación material, el cuerpo carnal, se muestran separados. En este estado de separación el cuerpo material se inmoviliza y el cuerpo bioplasmático de los pesquisidores rusos de la Universidad de Kirov continúa en actividad, desprendiéndose del cuerpo carnal. El cuerpo espiritual de la tradición cristiana, que Kardec llamó periespíritu, puesto que se presenta como una envoltura semimaterial del espíritu propiamente dicho, fue considerado por los rusos como la vida. La designación científica de bioplasmático lo define en su naturaleza y en sus funciones. Bio, porque es vida, cuerpo vital, yplasmático porque está constituido por un plasma físico, elemento formado de partículas atómicas libres, no ligadas a ninguna constelación atómica, a ningún átomo. Este cuerpo, que fue fotografiado por los rusos, a través de cámaras Kirlian de fotografías paranormales, se presenta brillante y transparente como si fuese de vidrio. Las pesquisas con vegetales y animales, en Kirov, probaron que este cuerpo rige todas las funciones del cuerpo carnal y ofrece una visión total del estado de salud, enfermedad u aproximación de estados mórbidos del cuerpo carnal.
    Todo esto corresponde exactamente a lo que la pesquisa espírita ya había revelado sobre el periespíritu. El cuerpo carnal solo se cadaveriza cuando el cuerpo bioplasmático se desliga completamente de él. Entonces la muerte se consuma. Es importante que este descubrimiento se hubiese hecho en la URSS por científicos materialistas, confirmando plenamente las conquistas de la Ciencia Espírita, hechas por Kardec y por científicos del mayor renombre como Crookes, Richet, Crawford, Zöllner, ScherenckNotzing, Paul Gibier, Ochorovicz y otros. Tuvimos la oportunidad de ver este cuerpo en algunas de nuestras experiencias mediúmnicas, mucho antes de las pesquisas de Kirov. Las pesquisadoras de la Universidad de Prentice Hall, en los Estados Unidos,  fueron a la URSS, y vieron las fotografías y entrevistaron a los científicos responsables por las pesquisas de Kirov, se mostraron deslumbradas con el cuerpo espiritual del hombre El relato completo de este descubrimiento puede ser leído en el libro Experiencias Psíquicas Detrás de la Cortina de Hierro, de Lynn Schroeder y Sheila Ostrander, de la Editora Cultrix, Sao Paulo. El título inglés no se refiere a experiencias, sino a descubrimientos. La edición original americana es de la propia Universidad de Prentice Hall, pero hay ediciones posteriores de la Editora Bentam Books, de Nueva York.
    La Psicología de la Muerte no quedará, ciertamente, restringida a los problemas específicos de la relación alma cuerpo. La muerte nace de las entrañas de la vida; por esto, vida y muerte caminan juntas, de manos unidas, a lo largo de la existencia. Se acostumbra decir que comenzamos a morir desde que nacemos. Buda decía que la muerte nos visita 75 veces en cada una de nuestras respiraciones. La Psicología de la Muerte, por lo tanto, debería comenzar en la vida, pesquisando las diversas formas por las cuales las criaturas en general encaran la muerte; cómo la sienten en relación a si mismas y en relación a los otros; qué influencias  ejerce la muerte  en la vida de las personas; cuáles son los sentimientos que determinan ciertas actitudes frente a la muerte; cómo se encara hoy el problema de las exigencias religiosas en la hora de la muerte y en los funerales; cuál es el efecto del terror de la muerte en el comportamiento de las criaturas ; cómo se podría cambiar todo esto en favor de condiciones mejores y así por delante. La observación de Heideggard sobre nuestra tendencia de siempre hablar de la muerte como la de los demás y no de la nuestra, merecerá especial atención en las pesquisas. Vivimos en un mundo del que solo conocemos por una cara, aunque sabemos que la otra cara nos espía. Conocemos la cara de la vida, siempre volcada hacia nosotros, pero nada o casi nada sabemos de la cara de la muerte. ¿Qué efectos tendrá esta situación en nuestro psiquismo? Los hombres se matan por cosas mínimas. ¿Cuales serían los impulsos reales que llevan a los hombres a esta situación brutal e inconsecuente? Por qué la muerte parece no afectar a la mayoría de las criaturas, que viven sin preocuparse con ella?
  Si la Psicología de la Muerte no se interesara por la vida, fracasará en su intento de esclarecer los problemas de la muerte y ajustarnos conscientemente al hecho de que nacemos para morir. Solo podremos comprender la vida después de que comprendamos la muerte. ¿No será extraño que hayamos hecho todo al contrario, hasta ahora, temiendo y al mismo tiempo despreciando la muerte? La muerte es segura, dicen con indiferencia. No obstante, la muerte es generalmente incierta, puesto que no sabemos cuándo y de qué manera llegará. ¿Si todos nos interesáramos más por la muerte, no podríamos vivir mejor, con menos ambiciones y menos desesperaciones inútiles? La Psicología de la Muerte no surge por acaso. En la mortalidad masiva de nuestro tiempo la muerte adquiere mayor importancia que la vida; porque sabemos que estamos en la vida y la conocemos bien.  Pero y la muerte?
 Tomado de: Educación para la Muerte Herculano Pires



No te indispongas con nadie. Continúa trabajando y sirviendo en paz . Aguarda el tiempo, en la certeza de que por las circunstancias de la vida, en las páginas del tiempo es donde se manifiesta más claramente la voz de Dios. 
Libro de Respuestas, Emmanuel, psicografia de Francisco Cándido Xavier, CEU)

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domingo, 30 de octubre de 2011

Carta de un muerto



                                                         

Me pide  usted noticias del cementerio en las conmemoraciones de los Difuntos.  Y como tengo en mis manos  la carta de un amigo, desencarnado, dirigida a otro amigo que aun se encuentra en la Tierra, acerca, de este asunto, con permiso de el,  le transcribo el mensaje, sin cualquier referencia a nombres, para dejarle la belleza  libre de notas personales.

Es el texto con su contenido puro y simple:

Querida, usted no puede imaginar  lo que es entregar en la tierra la carcasa inerte, el día dos de Noviembre.

Es una verdadera tragedia para el muerto inexperto.

Recuerde  que en el entierro de mi viejo cuerpo, corroído por la enfermedad, se realizo en el crepúsculo, cuando el cementerio parecía una casa decorada  para una  celebración.

Me hallaba tristemente instalado en el coche fúnebre, montando guardia  a mis restos, reflexionando  en lo miserable de la vida humana…

Contemplado desde lejos a mi mujer y a mis hijos, que lloraban discretamente en un  largo automóvil de alquiler, meditaba en aquella anotación de Salomón - <<vanidad de las vanidades, todo es vanidad>> -, cuando,  en el camino al cementerio, fui desalojado de improviso.

Con la multitud inquieta de los vivos en la carne, venia la masa enorme de los vivos de otra naturaleza.  Eran  cientos  de desencarnados, que me  analizaban curiosos, entre el sarcasmo y la conmiseración.

Algunos me dirigían preguntas indiscretas,  mientras otros me deploraban la suerte.

Con mucha dificultad, seguí el ataúd  que transportaba mi esqueleto inmovible y, en vano, intente ubicarme a mi esposa en lágrimas.

Mal pude oír la oración que algunos amigos me consagraban, porque de repente, la ola  tumultuosa me arrebató al círculo más íntimo.

En balde procuré regresar  al cuadro humilde en que me situara la sombra de lo que yo fuera en el mundo… Los visitantes terrestres de aquella mansión, pertenecientes a los supuestos finados,  traían consigo inmensa turba de almas sufridoras y rebeldes, perfectamente yugo de sí mismos.

Muchos de esos Espíritus, encadenados  a nuestros compañeros humanos, gritaban al pie de las tumbas, contando los crímenes ocultos que los habían arrojado al pozo oscuro de la muerte, otros traían en las manos documentos acusadores, clamando contra la insania  de parientes o contra la banalidad  de los tribunales que les habían alterado las disposiciones  y deseos.

Padres lloraban contra los hijos. Los hijos protestaban contra los padres.

Muchas almas, principalmente aquellas cuyos despojos  se localizan en los túmulos de alto precio, penetraban la intimidad del sepulcro y, desde allá,  lanzaban gemidos y sollozos aterradores, buscando inútilmente levantar  a los propios huesos, en el intento de lanzar a los seres queridos verdades que el tímpano  humano detesta oír.”


Muchas almas, principalmente aquellas cuyos despojos  se localizan en los túmulos de alto precio, 


Mucha gente desencarnada hablaba a cerca de títulos y depósitos financieros perdidos  en los bancos, de tierras desaprovechadas, de casas olvidadas, de objetos de valor  y obras de arte que les habían escapado de las manos, ahora vacías y exentas  de posesión material.

Mujeres despeinadas clamaban venganza contra crueles hombres, y hombres barbudos e inquietos vociferaban contra mujeres insensatas y delincuentes.

Tal vez porque aun trajese conmigo el olor del cuerpo físico, muchos me daban por vivo aun en la Tierra, capaz de auxiliarlos en la solución de los problemas que les escaldaban la mente, y despejaban sobre mis alegaciones y quejas, libelos y testimonios.

Observe que los médicos, los padres y los jueces son las personas más  discutidas y criticadas aquí, en razón de los votos y promesas, socorros y testimonios, los cuales no siempre correspondieron a la expectativa de los traspasados.

En muchas ocasiones, oí de amigos espiritas la afirmación de que hay siempre muchos muertos obsesando a los vivos, más, registrando biografías y narraciones, escuchando el lloro  y maldiciones, tanto como viendo el retrato real de muchos, hoy creo que son más los vivos  los que flagelan  a los muertos, esposándolos a los desvaríos y pasiones de la carne, por el menosprecio con el que les  traen a la memoria  y por la hipocresía con la que les visitan las sepulturas.

Tales fueron mis obstáculos, que no conseguí ver más  a los familiares en aquella hora solemne para mi inseguridad  de  recién fallecido, y, solamente cuando los hombres  y las mujeres, casi todos protocolares e indiferentes se retiraron, es que las almas  terriblemente atormentadas e infelices desalojaron el recinto, dejando en la retaguardia solamente  en  nosotros otros, lo libertos  en dificultad pacifica,  y haciéndome percibir que el túmulo  en el hogar de los muertos era una simple consecuencia de la perturbación reinante  en el hogar de los vivos. Apaciguado el ambiente, el cementerio me pareció  un nido claro y acogedor, en donde no me faltaron brazos amigos, respondiendo a mis suplicas, y la ciudad, a mi alrededor,  se me figuraba entonces, en vasta necrópolis, poblada de tumbas y cruces, en las cuales  los espíritus encarnados y desencarnados viven el angustioso drama de la muerte moral, en pavorosos compromisos de la sombra.

Como ve, mientras la Humanidad no se habilite para  la vida eterna, es muy desagradable embarcar de la Tierra para el Más Allá, en el día dedicado por ella al culto de los muertos  que le son simpáticos e antipáticos.

Del Libro de Chico Xavier “Cartas y Crónicas” por el espíritu hermano X

"Los problemas son desafios para el hombre.Aprende a convivir con ellos, intentando resolverlos solo, mientras te sea posible.Es irrespetuoso sobrecargar el prójimo con nuestros problemas, sin considerar las aflicciones que, ciertamente, le pesan sobre la existencia.
Aprende a solucionarlos, para vivir en paz."
(Vida Feliz -- Joanna de Angelis)


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sábado, 29 de octubre de 2011

Educación para la muerte

Herculano Pires





Para los materialistas, el título “Educación para la Muerte” significa “Educación para la Nada”. Sin embargo, para aquel, que entrevé la inmortalidad del alma, este título se torna grandioso, pues comprende que la muerte, solo es el término de una experiencia material y el retorno a la vida libre del Espíritu.

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Voy a acostarme para dormir, pero me puedo morir durante el sueño. Estoy bien, no tengo ningún motivo especial, para pensar en la muerte, en este momento. Ni para desearla. Pero la muerte, no es una opción, ni una posibilidad. Es una certeza.
Cuando el Jurado de Atenas condenó a Sócrates a la muerte, en vez de consolarlo, su mujer corrió afligida hacia la prisión, gritándole: “Sócrates, los jueces te condenaron a la muerte”. El filósofo respondió calmadamente: “Ellos también ya están condenados”. La mujer insistió en su desespero: “ Pero es una sentencia injusta” Y él le preguntó: ¿Preferirías que fuese justa?
La serenidad de Sócrates era el producto de un proceso educacional: “La Educación para la Muerte”.
Las religiones nos preparan bien o mal, para la otra vida. Y después que morimos, encomiendan nuestro cadáver a los dioses, como si el cuerpo físico no fuese precisamente, aquello que dejamos en La Tierra al morir, el fardo inútil que no sirve ya para más nada.
Quien primero se preocupó por la “Psicología de la Muerte” y de la “Educación para la Muerte”, en nuestro tiempo, fue Allan Kardec.
El realizó una pesquisa psicológica ejemplar, sobre el fenómeno de la muerte. Por años consecutivos habló al respecto, con los espíritus de los muertos. Y, considerando al sueño como hermano o primo de la muerte, investigó también, a los espíritus de personas vivas durante el sueño. Esto, porque según verificara, los que duermen, salen del cuerpo durante el sueño.
Algunos salen y no vuelven; mueren.
Llegó con anticipación de más de un siglo, a esta conclusión y a las que las ciencias actuales también llegaran, con la misma tranquilidad de Sócrates, a la conclusión de Victor Hugo: “Morir no es morir, sino solo mudarse”.
Las religiones podrían haber prestado un gran servicio a la Humanidad, si hubiesen colocado el problema de la muerte, en términos naturales. Pero nacidas de la magia, amamantadas por la mitología, solo lograron complicar las cosas.
La mudanza simple de que habló Víctor Hugo, se transformó, en las manos de los clérigos y teólogos, en un pasaje dantesco por la selva  de la Divina Comedia.
En las civilizaciones agrarias y pastorales, gracias a su contacto permanente con los procesos naturales, la muerte era encarada sin complicaciones.
Los rituales suntuosos, los ceremoniales y sacramentos, surgieron con el desarrollo de la civilización, en el colmo de la imaginación creadora. La mudanza se revistió de exigencias antinaturales, complicándose con la burocracia de los pasaportes, las recomendaciones, el tránsito sombrío en la barca de Caronte, los procesos de juicios, seguidos de condenaciones tenebrosas y así por delante.
Más tarde, para satisfacer el deseo de sobrevivencia, surgió la monstruosa arquitectura de la muerte, con sus mausoleos, pirámides y momificaciones, que permitían la ilusión del cuerpo conservado y de la permanencia ficticia, del muerto sobre la tierra y  los gusanos.
Morir, ya no era morir, sino metamorfosearse, volverse momia en los sarcófagos o terror maléfico en los misterios de la noche. Las momias, por lo menos, tendrían utilidad posterior, como vemos en la Historia de la Medicina, sirviendo para los efectos curadores del polvo de momia. Y cuando las momias se acabaron, no encontrándose ninguna para más remedio de esa clase, surgieron los fabricantes de momias falsas, que suplían la falta del polvo milagroso.
Jesús enseñó y probó que la muerte se resuelve en la Pascua de la resurrección; que nadie muere, que todos tenemos un cuerpo espiritual y  que viviremos más allá del túmulo, como vivos más vivos, que los encarnados.
Pablo de Tarso, proclamó que el cuerpo espiritual, es el cuerpo de la resurrección (Cáp. 12 de la primera Epístola a los Corintios), mas la permanente imagen del Cristo crucificado, de las procesiones absurdas del Señor Muerto – herejía clamorosa –, las ceremonias de la Vía-Sacra y las imágenes aterradoras del Infierno Cristiano – más impío y brutal que los Infiernos del Paganismo – marcados a fuego en la mente humana a través de dos milenios, aplastan y envilecen al alma supersticiosa de los hombres.
En vano el Cristo enseñó, que las monedas de César solo valen en la Tierra. Hace dos mil años estas monedas impuras vienen siendo aceptadas por Dios, para el rescate de las almas condenadas.
¿Quién podría, en sana consciencia, creer hoy en día en una Justicia Divina, que funciona con el mismo combustible, de la Justicia Terrena?
Es curioso señalar, que en nuestro tiempo, solo nos preocupamos de la Educación para la Vida. Nos olvidamos de lo único que tenemos seguro, sin la menor preparación.
Tomado del libro, “Educación para La Muerte”-  De Herculano Pires
Adaptado por Oswaldo Porras


Silencio y gentileza

Feliz de ti si ya comprendiste el valor del silencio
Entretanto si ya hiciste semejante adquisición, no censures a los compañeros que aún no se deshicieron del hábito de hablar demasiado.
Escúchalos con gentileza y bondad. Es posible que a través de ellos, vengas a obtener, sin pedir, valiosos informes que se relacionan con su propia paz.
Libro de Respuestas, Emmanuel, psicografia de Francisco Candido Xavier, CEU)


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viernes, 28 de octubre de 2011

Después de la muerte



HE visto, yacentes en sus sudarios de piedra o de arena, las ciudades famosas de la antigüedad: Cartago, la de los blancos promontorios; las ciudades griegas de la Sicilia; la campiña de Roma, con sus acueductos rotos y sus tumbas abiertas; las necrópolis que duermen su sueño de veinte siglos bajo las cenizas del Vesubio... He visto los últimos vestigios de ciudades antiguas, en otro tiempo hormigueros humanos, hoy ruinas desiertas que el sol de Oriente calcina con sus caricias abrasadoras...

He evocado las multitudes que se agitaron y vivieron en aquellos lugares; las he visto desfilar por delante de mi pensamiento, con las pasiones que las consumieron, con sus odios, sus amores, sus ambiciones desvanecidas, sus triunfos y sus reveses -humos transportados por el soplo de los tiempos-... y me he dicho: "He aquí en qué se convierten los grandes pue-blos, las capitales gigantescas: algunas piedras amontonadas, oteros taciturnos, sepulturassombreadas por áridos vegetales en cuyas ramas plañen sus quejas el viento de la noche... La historia ha registrado las vicisitudes de su existencia, sus grandezas pasajeras, su caída final; pero la tierra lo ha sepultado todo... ¡Cuántas otras existen cuyos nombres son aún desconocidos! ... ¡Cuántas ciudades, razas y civilizaciones yacen para siempre bajo la profundidad de las aguas, en la superficie de continentes desaparecidos! ... ".

Y me pregunto por qué esta agitación de los pueblos de la tierra, por qué las generaciones se suceden como las capas de arena llevadas incesantemente por la ola para recubrir las capas que les han precedido; por qué estos trabajos, estas luchas, estos sufrimientos, si todo debe terminar en el sepulcro... Los siglos, esos minutos de la eternidad, han visto pasar naciones y reinados, y nada ha quedado en pie... La esfinge lo ha devorado todo...

¿Adónde va el hombre en su carrera? .. ¿A la nada, o a la luz desconocida? .. La naturaleza sonriente y eterna enmarca con sus esplendores los tristes restos de los imperios. En ella, nada muere sino para renacer. Leyes profundas y un orden inmutable presiden en sus evoluciones. El hombre, con sus obras, ¿es sólo destinado a la nada, al olvido? ...

La impresión producida por el espectáculo de las ciudades muertas, la he vuelto a encontrar más conmovedora en los fríos despojos de mis allegados, de los que han partici-pado de mi vida.

Uno de aquellos a quienes amáis va a morir. Inclinados hacia él, con el corazón oprimido, veis extinguirse lentamente sobre sus facciones la sombra del más allá. El hogar interior sólo lanza ya pálidos y temblorosos resplandores; he aquí que se debilita aún, y luego se extingue... Y, a la sazón, todo lo que, en ese ser, atestiguaba la vida, esa mirada que brillaba, esa boca que profería sonidos, esos miembros que se agitaban, todo queda velado, silencioso, inerte... Sobre el lecho fúnebre no queda ya más que un cadáver, ¿Qué hombre no se ha preguntado la explicación de este misterio, y, durante la lúgubre velada, en esa afrontación solemne con la muerte, ha podido no pensar en lo que le espera a él mismo? .. Este problema nos interesa a todos, pues en todos ha de cumplirse la ley. Nos importa saber si, en esta hora, todo ha terminado; si la muerte no es más que un taciturno reposo en el aniquilamiento, o, por el contrario, es la entrada en otra esfera de sensaciones.

Pero por todas partes se levantan problemas. Por todas partes, sobre el vasto teatro del mundo, según dicen algunos pensadores, el sufrimiento reina como un soberano; por todas partes el aguijón de la necesidad y del dolor estimula al movimiento desenfrenado, al vaivén terrible de la vida y de la muerte. De todas partes se eleva el grito de angustia del ser al precipitarse en el camino que le conduce a lo desconocido. Para él, la existencia sólo parece un perpetuo combate; la gloria, la riqueza, la belleza, el talento, radiaciones de un día. La muerte pasa; destruye esas flores esplendorosas, y no deja más que los tallos marchitos. La muerte es el signo de interrogación colocado siempre ante nosotros; la primera pregunta a la cual suceden preguntas innumerables y cuyo examen ha hecho la preocupación, ladesesperación de las edades, la razón de ser de una multitud de sistemas filosóficos.

A pesar de estos esfuerzos del pensamiento, la oscuridad pesa aún sobre nosotros. Nuestra época se agita en las tinieblas y en el vacío, y busca, sin encontrarlo, un remedio a sus males. Los progresos materiales son inmensos; pero en el seno de las riquezas acumuladas por la civilización, se puede morir aún de privación y de miseria. El hombre no es ni más feliz, ni mejor. En medio de sus rudas labores, ningún ideal elevado, ninguna noción clara del destino le sustenta; de ahí sus desfallecimientos morales, sus excesos, sus sublevaciones. La fe del pasado se ha extinguido; el escepticismo, el materialismo la han reemplazado, y bajo sus soplos, el fuego de las pasiones, de los apetitos y de los deseos ha aumentado. Convulsiones sociales nos amenazan.
A veces, atormentado por el espectáculo del mundo y por las incertidumbres del porvenir, el hombre levanta sus miradas hacia el cielo y le pide la verdad. Interroga silenciosamente a la naturaleza y a su propio espíritu. Pide a la ciencia sus secretos y a la religión sus entusiasmos. Pero la naturaleza le parece muda, y las respuestas del sabio y del sacerdote no bastan a su razón y a su corazón. Sin embargo, existe una solución a estos problemas; una solución más grande, más racional, más consoladora que todas las ofrecidas por las doctrinas y las filosofías del día, y esta solución reposa sobre las bases más sólidas que pueden concebirse: el testimonio de los sentidos y la experiencia de la razón.

En el momento mismo en que el materialismo ha llegado a su apogeo y ha llevado a todas partes la idea de la nada, una ciencia nueva, apoyada sobre hechos, aparece, ofrece al pensamiento un refugio en el que aquél "encuentra por fin el conocimiento de las leyes eternas de progreso y de justicia. Una floración de ideas a las que se creía muertas y que dormían solamente, se produce y anuncia una renovación intelectual y moral. Doctrinas que fueron el alma de civilizaciones pasadas, reaparecen bajo una forma engrandecida, y numerosos fenómenos, por largo tiempo desdeñados, mas cuya importancia entrevén por fin algunos sabios, vienen a ofrecerles una base de demostración y de certidumbre. Las prácticas del magnetismo, del hipnotismo, de la sugestión; más aún: los estudios de Crookes, Russell Wallace, Lodge, Aksakof, Paul Gibier, de Rochas, Myers, Lombroso, etc., sobre hechos de orden psíquico, suministran nuevos datos para la solución del gran problema.

Se abren perspectivas, se revelan formas de existencia en ambientes en los que no se pensaba ya observarlas. Y de estas indagaciones, de estos estudios, de estos descubrimientos se desprenden una concepción del mundo y de la vida, un conocimiento de las leyes superiores, una afirmación de la justicia y del orden universales, hechos concluyentes para despertar en el corazón del hombre, con una fe más firme y más esclarecida en el porvenir, un sentimiento profundo de sus deberes y un apego real para sus semejantes.
Esta doctrina, capaz de transformar la faz de las sociedades, es la que ofrecemos a los investigadores de todos los órdenes y de todas las categorías. Ha sido divulgada ya en numerosos volúmenes. Hemos considerado como un deber el resumirla en estas páginas, bajo una forma diferente, en atención a aquellos que están hartos de vivir como ciegos, ignorándose a sí mismos; de aquellos que no se satisfacen ya de las obras de una civilización material, toda superficie, y que aspiran a un orden de cosas más elevado. Es, sobre todo, para vosotros, hijos e hijas del pueblo, trabajadores cuyo camino es áspero, cuya existencia es difícil, para quienes el cielo es más oscuro y más frío el viento de la adversidad; para vosotros es para quienes ha sido escrito este libro. N o os lleva toda la ciencia -el cerebro humano no podría contenerla-; pero puede constituir un grado más hacia la verdadera luz. Demostrándoos que la vida no es una ironía de la suerte ni el resultado de una estúpida casualidad, sino la consecuencia de una ley justa y equitativa; abriéndoos las perspectivas radiantes del porvenir, proporcionará un móvil más noble a vuestras acciones, hará brillar un rayo de esperanza en la noche de vuestras incertidumbres, aligerará la carga de vuestros padecimientos y os enseñará a no temblar ante la muerte. Abridlo con confianza, leedlo con atención, por que emana de un hombre que por encima de todo quiere vuestro bien.

De entre vosotros muchos tal vez rechacen nuestras conclusiones; sólo un pequeño número las aceptará. ¡Qué importa! No buscamos el éxito. Un sólo móvil nos inspira: el respeto el amor a la verdad. Una sola ambición nos anima: quisiéramos que, cuando nuestra envoltura desgastada vuelva a la tierra, nuestro espíritu inmortal pudiera decirse: "Mi paso por aquí no habrá sido estéril, si he contribuido a apaciguar un dolor, a iluminar una inteligencia en demanda de la verdad, a reconfortar a una sola alma vacilante y entristecida...”.


- ( León Denis)-  Introducción de su obra del mismo título


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jueves, 27 de octubre de 2011

Locura, suicidio y obsesión



V. - Ciertas personas consideran las ideas espiritistas como capaces de turbar las facultades mentales, y por este motivo encuentran prudente detenerlas en su curso.


A.K. - Ya debe usted conocer el proverbio: achaques quiere la muerte. No es, pues, de sorprender que los enemigos del Espiritismo procuren apoyarse en todos los pretextos. El indicado les ha parecido a propósito para despertar temores y susceptibilidades, y se han apoderado de él con rapidez. Pero desaparece ante el más ligero examen. Oiga usted, pues, sobre esta locura, el razonamiento de un loco.
Todas las grandes preocupaciones del espíritu pueden ocasionar la locura; las ciencias, las artes, la misma religión, ofrecen su contingente. La locura tiene por principio un estado patológico del cerebro, instrumento del pensamiento: desorganizado el cerebro queda alterado el pensamiento. La locura es, pues, un efecto consecutivo, cuya causa primera es una predisposición orgánica que hace al cerebro más o menos accesible a ciertas impresiones, y esto es tan cierto que verá usted personas que piensan muchísimo sin volverse locos, y otros que pierden el juicio bajo la influencia de la más pequeña sobreexcitación. Dada la predisposición a la locura, ésta tomará el carácter de la preocupación principal, que se convertirá entonces en una idea fija. Ésta podrá ser la de los espíritus en quien de ellos se haya ocupado, como pudiera ser la de Dios, de los ángeles,
del diablo, de la fortuna, del poder, de un arte, de una ciencia, de la maternidad, de un sistema político o social.
   Es probable que el loco religioso hubiera sido espírita, si el Espiritismo hubiese sido su preocupación dominante. Cierto es que un periódico ha dicho que en una sola localidad de América, cuyo nombre no recordamos, se contaban cuatro mil casos de locura espiritista.

Pero ya sabemos que en nuestros adversarios es una idea fija el creerse ellos dotados exclusivamente de la razón, lo cual no deja de ser una manía como otra cualquiera.

Para ellos, todos nosotros somos dignos de un manicomio, y por consiguiente, los cuatro mil espíritas de la localidad en cuestión deben ser otros tantos locos. Bajo este concepto, los Estados Unidos cuentan con centenares de miles, y un mayor número aún todos los países del mundo. Esta broma pesada comienza a caer en desuso desde que la indicada locura se hace paso en las más elevadas esferas de la sociedad. Mucho ruido se hace con un ejemplo conocido, el de Víctor Hennequin; pero se echa al olvido que, antes de ocuparse de los espíritus, había dado ya pruebas de excentricidad en las ideas. Si las mesas giratorias no hubiesen aparecido -las cuales, según un ingenioso juego de palabras de nuestros adversarios, le hicieron perder el juicio- su locura hubiera tomado otro carácter.Digo, pues, que el Espiritismo no goza de ningún privilegio en este punto, y aún más, bien comprendido, preserva de la locura y del suicidio.

Entre las más numerosas causas de sobreexcitación cerebral, deben contarse las decepciones, las desgracias, los afectos contrariados, causas que son también las más frecuentes de suicidio. Pues bien, el verdadero espírita ve las cosas de este mundo desde un punto de vista tan elevado, que las tribulaciones no son para él más que incidentes desagradables de un viaje. Lo que en otros produciría una violenta emoción, le afecta
medianamente. Sabe por otra parte que los pesares de la vida son pruebas que conspiran a su adelanto si los sufre sin murmurar, porque será recompensado según el valor con que las haya soportado. Estas convicciones le dan, pues, una resignación que le preserva de la desesperación, y por consiguiente, de una causa incesante de locura y de suicidio. Sabe,además, por el espectáculo que le dan las comunicaciones de los espíritus, la deplorable suerte de los que voluntariamente abrevian sus días, y este cuadro es bastante para hacerle reflexionar, por lo cual es considerable el número de los que por él han sido detenidos en la funesta pendiente. Este es uno de los resultados del Espiritismo.

En el número de las causas de locura, debe colocarse también el miedo, y el que se tiene al diablo ha descompuesto a más de un cerebro. ¿Se sabe por ventura el número de víctimas producidas al impresionar las imaginaciones débiles con este cuadro que se procura hacer más horroroso por medio de horribles pormenores? Se dice que el diablo no espanta más que a los chiquillos, que es un freno para hacerles prudentes; sí, como la bruja y el coco, pero cuando no les tienen ya miedo, son peores que antes. Y por este magnifico resultado, se olvida el número de epilepsias causadas a un cerebro delicado.

No debe confundirse la locura patológica con la obsesión. Ésta no procede de ninguna lesión cerebral, sino de la subyugación ejercida por los espíritus maléficos sobre ciertosindividuos, y tiene, a veces, las apariencias de la locura propiamente dicha. Esta afección, que es muy frecuente, es independiente de la creencia en el Espiritismo y ha existido en todos los tiempos. En este caso, la medicina general es impotente y hasta nociva. El Espiritismo, haciendo conocer esta nueva causa de turbación en el estado del ser, ofrece, al mismo tiempo, el medio de curarla obrando no en el enfermo, sino en el espíritu obsesor. Es el remedio y no la causa de la enfermedad.
- Allán Kerdec-( ¿Qué es el Espiritismo? )


" Un mal pensamiento no puede ser sugerido por un buen Espíritu"
- Allán Kardec- 


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miércoles, 26 de octubre de 2011

Posesión diabólica



¿ Qué es la Posesión diabólica?

Es un fenómeno atribuido por las religiones a seres espirituales malignos conocidos popularmente como “Diablos”, o “Demonios”, a los que se atribuye la función de estar para siempre dedicados al mal, y a los que se les supone el poder de adueñarse de ciertas personas a las que trastorna.

Esta clase de hechos que se atribuyen al demonio o diablo, no es otra cosa que un grado de intensidad máxima de los casos de Obsesión o Influencia espiritual negativa, causada por Seres espirituales malignos o negativos , pero que desde luego esto nada tiene que ver con los fantásticos y espeluznantes seres creados por la imaginación humana que por admitir el Bien Supremo, encontró lógico que tuviese que existir su contrario:el mal supremo en competencia eterna con el Bien, y así lo personificó como el ángel del mal en las teologías y hasta se le ha reinventado en ciertas películas de terror. Sin embargo a pesar del empeño de quienes mas o menos inocentemente admiten o apoyan su existencia real, la cuestión es que estos seres a los que se les atribuye esa naturaleza y origen, sencillamente no existen sino es en la imaginación calenturienta de quienes admiten su existencia real.

Las religiones siempre se han ocupado de estos sucesos, especialmente la católica y la anglicana , y para controlar su maligno poder han desarrollado rituales y fórmulas de exorcismo con las que se pretende “expulsar” al demonio de turno.

Sin embargo no deja de ser cierto y evidente que existen abundantes testimonios de este fenómeno que se caracteriza por variadas manifestaciones horripilantes, tal como voces huecas que parecen surgir del cuerpo del poseso, contorsiones físicas inverosímiles, etc ; otra característica es la de que suele estar acompañado de fenómenos de polstergeist.

Esos llamativos e impresionantes fenómenos paranormales, en efecto, están causados por entidades malignas, pero no por los inexistentes diablos, sino por espíritus vengativos y malignos que buscan saciar sus deseos de venganza hacia la persona poseída, o hacia alguien próximo a ella.

No siempre la posesión es de carácter negativo, pues también tenemos el caso opuesto de la mediumnidad de “incorporación”, que durante el ejercicio de su facultad, ceden voluntariamente una parte de su físico a un espíritu desencarnado para que este se manifieste y se exprese a través de él. En estos casos muchas veces son Espíritus Superiores o altamente evolucionados los que se manifiestan por este medio para transmitir algo positivo.


- José Luis-

Cuando vio pues a Jesús, de lejos, corrió y se arrodilló ante El, y clamando a gran voz, dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, hijo del Dios Altísimo?.Te conjuro por Dios que no me atormentes.Porque le decía: Sal de este hombre, espíritu inmundo. Y le preguntó: ¿Cómo te llamas?, Y respondió: Legión me llamo porque somos muchos.”
-Marcos, 5:6-9-


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martes, 25 de octubre de 2011

2012 Y LOS FALSOS PROFETAS




  “¡Según el decir de varios oráculos, el fin del mundo estaría previsto para el 2012! El calendario maya se acaba el 21 de diciembre de 2012, fecha que indica un cambio radical y global a escala mundial. Será el fin del mundo o el fin de un mundo… Asistiremos a una actividad excesiva del sol, a numerosas catástrofes naturales y guerras… La Tierra cambiará el eje y su campo magnético se invertirá, la Tierra se saldrá de su órbita…    Los extraterrestres descenderán sobre la Tierra y se llevarán a los 
mejores de nosotros… Los mayas han profetizado los  acontecimientos, Nostradamus igualmente, la Biblia  también anuncia el fin del mundo…” 



Así pues resurgen las profecías milenaristas entre los aficionados al esoterismo que nos reinventan el fin del mundo o el advenimiento de una nueva era. Los autores son prolijos, y cada uno en su versión anuncia lo mejor o lo peor,según su grado de optimismo o de pesimismo. 
   

Las grandes profecías están de vuelta, a pesar de los repetidos fracasos del pasado y, puesto que el año 2000 no produjo nada de particular, se ha encontrado otra fecha tope cuyo vencimiento habrá que volver a retrasar cuando después del 2012 hayamos comprobado que, ni la transformación radical de la humanidad, ni el fin de un mundo, están inscritos en las cifras.


Algunos seres humanos se complacen jugando con las fechas, como si simples cifras pudieran tener el menor significado. Soñamos con que los calendarios  
son diferentes según las civilizaciones y, por ejemplo, la era cristiana sitúa el año cero en el presunto año del nacimiento de Jesús (que por otra parte es inexacto) mientras que el antiguo calendario chino comienza en el 2637 antes de nuestra era. Buscando en el calendario maya se han encontrado nuevas fuentes anunciadoras de predicciones de fechas, que esta vez no corresponden más que a cifras redondas como el año 1000 o el año 2000, una vez llevada la fecha al calendario cristiano. 


Como último recurso, se buscan fechas más exóticas en otras civilizaciones, olvidando simplemente que las grandes fechas no han sido más que convenciones arbitrarias según los puntos de partida de calendarios que son diferentes según las culturas. Estas fechas son sólo hitos históricos que nos facilitan la vida, así el calendario cristiano nos permite ubicarnos en los períodos de la historia con números de los siglos antes y después de Jesucristo. Pero es muy evidente que si quisiéramos fechar la historia a partir de la aparición de los primeros hombres, tendríamos que contar varios millones de años sin conocer exactamente su comienzo. 


Es así, algunos seres humanos siempre han tenido esa necesidad de mezclar la metafísica o la búsqueda espiritual con datos cifrados, astrológicos o numerológicos, como si el mundo y la vida pudieran descifrarse a partir de convenciones aritméticas que nosotros mismos hemos fabricado. Es así como ha vivido el esoterismo,tratando siempre de hacer coincidir el estado intelectual y moral de la humanidad, con cálculos que no tienen ninguna relación con la psicología humana. Y además, el ser humano siempre ha necesitado ser tranquilizado acerca de su porvenir, de allí esa curiosidad por los datos proféticos que estarían inscritos en las conjunciones astrales o en los misterios de los calendarios. 


Como espíritas, evidentemente estamos lejos de esas consideraciones esotéricas de otra época, pero todavía necesitamos repetirlo y justificarlo… En efecto, en la percepción común y errónea del espiritismo, la gente siempre hace la amalgama con la magia, la astrología, el ocultismo y todas las variantes del esoterismo. Prueba de ello es que regularmente nos plantean preguntas muy en serio respecto a la inminencia del 2012, como si los espíritas debiéramos estar mejor informados que los demás sobre lo que se ha convertido en una certeza ¡sí, la certeza de un gran descalabro en el 2012! “Y ustedes, los espíritas, ¿qué precisión adicional nos pueden dar sobre el 2012? ¿Qué predicen los espíritus? Etc.” Se nos hace la pregunta como si se tratara ya de una evidencia para todo el mundo, y sobre todo para nosotros…pues estamos asimilados a un movimiento esotérico como los demás, y naturalmente, pues, deberíamos estar en primera línea en esta esfera de influencia profética. 


Cuando damos algunas explicaciones acerca de lo que es el espiritismo y sobre todo acerca de lo que no es, la gente a veces queda decepcionada, pero la mayoría de las veces se tranquiliza cuando comprende que el espiritismo es asunto de responsabilidad y libertad, al margen de toda predicción buena o mala. En todo caso, eso significa que el espiritismo no es lo suficientemente conocido por la imagen de lo que es, pues tiene aún la representación indefinida de una nebulosa  mística o mágica. Por otra parte, algunos malos adeptos del espiritismo mantienen la confusión, lo cual puede comprobarse en varios  sites de Internet donde todos los conceptos espíritas, esotéricos y ocultos son mezclados alegremente sin distinción,con una total ignorancia de los principios fundamentales de la filosofía espírita. 



LA NECESIDAD DE ADIVINACIÓN

Ante sus torpezas existenciales, el ser humano ha necesitado con frecuencia de la magia, la adivinación y la predicción, ya sea para tranquilizarse, o para producir espanto, como en las películas de ciencia ficción. 


Si bien el pensamiento mágico ha sido sustituido por el pensamiento racional, no se puede impedir que las viejas creencias resurjan como para expresar una búsqueda espiritual mal definida. El espiritismo había llegado para reconciliar la ciencia y la fe, lo racional y lo irracional, dentro de una complementariedad filosófica donde el corazón se unía a la razón; pero con frecuencia se prefiere distraerse con cuentos de nunca acabar para soñar y espantarse con los grandes misterios. 

    Sabemos que si la evolución del mundo siempre ha sido caótica, sin duda lo será todavía mucho tiempo más antes de que una sociedad globalizada lo alcance, y  no será dominado por grandes fechas, sino por la armonía deseada. El progreso del género humano no será dominado por grandes fechas, sino por la evolución general en  los planos intelectual y moral. De modo más inmediato y sin hacer pronósticos, estamos evidentemente en un momento decisivo en lo que se refiere a las finanzas, la economía, la ecología y la política mundial. Para después de la crisis financiera que ha debilitado los equilibrios mundiales, estamos esperando una nueva situación a sabiendas de que las finanzas y la economía muy bien podrían volver a caer en los extravíos del pasado sin que nadie extraiga la más mínima lección de las experiencias recientes. Si la recuperación esperada se cumple sobre las mismas bases con un sistema bancario idéntico, esto será solamente una reactivación destinada al final a las mismas consecuencias. 


    Dentro de una perspectiva más optimista, se podría esperar un cambio radical del funcionamiento de las finanzas mundiales por un nuevo sistema económico todavía inédito. Y se podrían situar entonces las transformaciones más importantes a fines del 2012, de modo que los milenaristas se saldrían con la suya diciendo: “¡Vean que ha pasado tal cosa excepcional!” 


    Si hiciera falta que esta simple hipótesis se convirtiera en realidad, eso no sería de todos modos más que un desarrollo progresivo que se decide en un período de varios años. Y si verdaderamente importara que el año 2012 representara un momento decisivo para la humanidad, sólo sería un azar del calendario. 


    Deseemos pues que a la vista del 2012, sobrevengan cambios significativos, pero es sólo un deseo, desdichadamente muy frágil y que no tiene nada de profético… 


    En cuanto a los trastornos astronómicos a nivel del sistema solar tal y como se proyectan en estas predicciones, no tienen como fuente más que la hipótesis de  alguna modificación del campo magnético terrestre o imaginación de algunos iluminados. Y aun cuando existiese  alguna erupción solar, esos no serían sino fenómenos conocidos, independientes de la situación espiritual de la humanidad en su conjunto. Así se mezcla todo como para dar testimonio de un castigo divino que se traduciría en cataclismos, con el salvamento por los extraterrestres de los humanos más meritorios como premio…


    Olvidemos pues todos estos cuentos fantásticos, dejemos la ficción a las creaciones literarias y al séptimo arte, y volvamos a los valores que hacen nuestra filosofía. 


     A pesar de los tormentos de una humanidad en busca de sentido, dirijamos todas nuestras esperanzas a un futuro por construir. El espiritismo deberá encontrar allí su lugar, continuando su lucha dentro de su participación en el mundo por medio de la oración, la acción del pensamiento, la toma de conciencia y la enseñanza de sus principios capaces de conducir a la humanidad hacia otros horizontes.


La Caridad es el proceso de sumar alegrías, disminuir los males, multiplicar esperanzas y repartir felicidad para que la Tierra se realice en la condición del esperado Reino de Dios.
Emmanuel.



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