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viernes, 19 de noviembre de 2010

Creencia y conocimiento




No es raro oír afirmativas como “yo creo que va a llover”, “Yo creo que va a hacer mucho frió este año, creo que voy para el cielo o para el infierno”, etc.

Sin duda esas son opiniones que no tienen ningún compromiso con la verdad. Son meras creencias. Y la creencia es ciega.

No en tanto, una persona que conoce meteorología y tiene equipamientos para sondear el clima, podrá afirmar si irá a llover o hacer calor en los próximos días.

Ciertamente las personas que tienen conocimiento son las más indicadas para opinar sobre los asuntos que dominan.

No podría ser diferente en cuanto a las cuestiones relativas a las creencias religiosas.

En ese particular es siempre importante buscar el conocimiento con los sabios que realmente saben sobre las leyes que rigen el universo.

Asegurar en esta o aquella formula, en este o aquel movimiento, en una receta de cualquiera de felicidad, no es propio de personas que desean saber el porqué y el significado de las cosas.

Aprovechándose de las personas que aceptan todo sin examen, sin un análisis profundo de las propuestas presentadas, siempre hubo y siempre habrá los pregonadotes de ilusiones.

Y ellos no precisan de mucho esfuerzo, no. Basta prometer la felicidad póstuma y recetar una formula simple y fácil, que consiguen innumerables seguidores fieles.

Más, delante de las prescripciones preguntásemos si eso realmente nos ayudará y de que manera; cual será nuestro crecimiento efectivo, ese tipo de propuesta desaparecería.
Hemos de convenir que, si los cultos exteriores, las promesas fáciles, las palabras decoradas dichas sin emoción, trajesen la felicidad, no habría ningún infeliz en el mundo.

Comience preguntando a si mismo si determinada practica le ara efectivamente más feliz, le traerá más conocimientos de las cosas, más grandeza de alma.

Si un cambio, una transformación de favores, es interesante para ambas parteso solamente para una de ellas.

Pregúntese lo que haria con el objeto que acostumbra a ofrecer a cambio de un favor de los cielos, caso le recibiese de alguien.

Que utilidad tendría para usted el objeto o la actitud que le ofrece como pagamiento de un favor.

¿Si el objeto fue ofrecido a Dios, que es el supremo señor del universo, o que Dios haría con su oferta?

De al cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”.

¿Qué haría Dios con las cosas del Cesar?

¿Qué haría con las quincalleras que ni para nosotros, criaturas imperfectas, tendrían valor?

Busque, así, el conocimiento de las leyes que rigen el universo.

Si usted es cristiano, encontrará en las enseñanzas de Jesús informaciones importantes que le ayudaran a abrir los ojos y a preciar el mundo de una forma más amplia y lucida.

A cada uno según sus obras”, afirmó Jesús. El es un espíritu que posee autoridad intelecto moral para orientarnos sobre las verdades de la vida, pues ya trajo el camino que hoy estamos recorriendo.

Al decir: “Antes que Abrahán fuese, yo soy”, el se refería a su madurez espiritual, que fue conquistada antes de los hombres habitar el planeta.

Jesús prescribió el amor a Dios por encima de todo, y al prójimo como a si mismo. Es un guía seguro, que nos conducirá a la felicidad eterna.
Y amar a Dios es conocer sus leyes y vivirlas. Las leyes naturales y las leyes morales.

Aun mismo antes de Jesús vamos a encontrar sabios que también enseñaron grandes verdades, como Sócrates, Platón, Aristóteles, entre otros.

En vez de la creencia ciega, que ciertamente nos llevará a grandes decepciones y desilusiones, optemos por el conocimiento de las cosas.

Solamente el conocimiento de la verdad nos hará libres. Libres de tantas exquisiteces y formulas sin sentido que solo nos retarda el acceso a la felicidad que tanto deseamos.

Pensemos en todas esas consideraciones, y optemos por una de las alternativas: creencia ciega, o conocimiento lucido y fe inavalable.

“A medida que el conocimiento aumenta, el espanto se profundiza.”

Charles Morgan

Espiritismo:¿Ciencia o Religión?

Es este un tema controvertido cuando, en realidad, no debería serlo, y que , además no es nuevo, sino que ya era una cuestión presente desde los primeros tiempos de la codificación espiritista.

Pero, ¿no es ya hora de haber superado el tiempo de la discusión? ¿o se trata más bien de que no hemos entendido con profundidad, de verdad, el alcance y significado de nuestra doctrina?

Un asunto debería quedarnos suficientemente despejado antes de adentrarnos en esta controversia siempre de actualidad (desafortunadamente), y es que, pese a todo, y como controversia, sólo existe en la mente de aquellos aficionados a la polémica y a la discusión, en lugar del estudio y la reflexión que es lo que nuestra doctrina preconiza. Para algunos es irresistiblemente más atractiva la vía del escándalo y la actitud polemista, que el trabajo netamente espírita que es la auto-reforma y el crecimiento espiritual a través del estudio y el apoyo fraternal.

Allan Kardec es sobradamente explícito cuando manifiesta que el espiritismo es
ciencia, filosofía y moral. Apunte similar da en Qué es el Espiritismo, donde dice que: // Su verdadero carácter es el de una ciencia y no el de una religión. //

Pero también es cierto que el codificador se expresa de la siguiente manera en la obra antes citada:
// Desde el punto de vista religioso, el Espiritismo tiene por base las verdades fundamentales de todas las religiones. (...) No es una religión especial porque no tiene sacerdotes ni templos. //. Veamos: 'No es una religión especial', no es lo mismo que decir que no es ninguna religión, sino que no presenta las características de las demás religiones. Algo que tiene por base 'Las verdades fundamentales de todas las religiones', ¿no conlleva forzosa y naturalmente un aspecto religioso?.

'En el evangelio según el espiritismo', los Espíritus superiores esclarecen:
Ciencia y religión son las dos palancas de la inteligencia humana. Una revela las leyes del mundo material y la otra las leyes del mundo moral.

Cuando un espírita habla del aspecto religioso, es porque forma parte de la codificación, no es invención de nadie; se está refiriendo a un 'aspecto' religioso y no a una religión propiamente dicha. ¿Por qué seguir discutiendo? ¿Olvidamos que el capítulo primero del 'Evangelio según el Espiritismo' habla de la
Alianza de la Ciencia y Religión?.

Convengamos que al lado de aquellos compañeros que pecan de un excesivo 'religiosismo', por así decirlo, a la hora de tratar con la doctrina, están también con un exceso 'cienticismo', ¿con cuál propósito? Observando a algunos da la impresión de estar presurosos por adelantar la aceptación de la comunidad científica oficial, olvidando que Kardec apuntaba que el Espiritismo se destina a las masas, al pueblo, y sólo cuando estuviera vulgarizado, los científicos se rendirían a la evidencia. No es preocupación de la doctrina convencer a ningún científico, ya se encargará de esto el fluir natural de los acontecimientos y el progreso, pues ella se apoya sobre las grandes leyes que rigen todo nuestro universo, desde el micro al macrocosmos, y a su lado, la 'joven' ciencia de los hombres aún le queda mucho por andar... y muchos prejuicios que derribar.

Hay otro detalle que quizá los menos habituados al estudio ignoran. ¿No habla Kardec que la doctrina espírita debería pasar por diversos periodos? Esos periodos, algunos vivenciados y otros presentidos por el maestro de Lyon son:

1.- Periodo de curiosidad.
2.- Periodo filosófico.
3.- Periodo de lucha.
4.- Periodo religioso.
5.- Periodo de intermediario.
6.- Periodo de regeneración.

Pienso que, llegados a este punto, no nos cabe sino reflexionar individualmente, para intentar ser coherentes con los ideales que defendemos. ¿Es la nuestra una actitud en exceso influida por la tradición eclesiástica? ¿Es acaso, una actitud tan 'científica', que, sin pretenderlo, vamos desplazando la parte espiritual y cediendo terreno a atavismos materialistas aún impresos en nuestro interior? Las dos posturas no estarían del todo acertadas, si de coherencia doctrinaria hablamos, siendo convidadas ambas al estudio, el análisis y la reflexión.

Como en casi todo, los puntos extremos son equidistantes de la verdad.

Pese a todo: respeto y tolerancia.


Ramsay ( Art. publicado anteriormente por la F.E.E.)