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jueves, 18 de noviembre de 2010

La existencia del espíritu

Existencia y comunicación de los espíritus.

Hay millones de personas en el mundo, religiosas o no, que a diferencia de los espiritas, abrigan serias dudas sobre la realidad de ese fenómeno. Y eso por varias razones: o porque sus respectivas religiones niegan prematuramente esa posibilidad, o porque a priori asumen una posición filosófica materialista, o simplemente (y aquí está el mayor número de ellas) porque jamás se interesaron en ese asunto. No es tema de sus pensamientos habituales.

A pesar de ese grupo de personas, podemos afirmar, en este inicio de milenio, que esta cuestión sufre mucho menos oposición que aquella experimentada en el siglo XIX, época en la que surgió el Espiritismo. Hoy se puede observar, en cualquier encuesta realizada en todos los países del mundo, que la gran mayoría de las personas no tiene dudas sobre la existencia de los espíritus y de la posibilidad de su manifestación. No es, pues, un tema primordial del Espiritismo comprobar la existencia de los espíritus. Esa temática, de cierta forma, disminuyó su importancia a medida que pasó a ser generalmente aceptada. Es el proceso evolutivo del hombre aceptando una tesis que, hace 150 años, cuando Allan Kardec se interesó por los fenómenos de las mesas giratorias y parlantes, era entonces muy polémica y envuelta en misterio. El misterio creado en torno de ellas por la religión.

Al mismo tiempo que se convirtió en un asunto de aceptación generalizada, como está ocurriendo también con la reencarnación, que es, actualmente, aceptada por más del 50% de los occidentales, independientemente de sus religiones, la cuestión de la comunicación con los espíritus sigue siendo la referencia a partir de la cual se construye todo el raciocinio espirita, base, pues, de su filosofía.

Así, podemos decir que el tema disminuyó su importancia práctica, dejó de ser polémico para la mayoría de las personas, pero se afirma cada vez más su importancia como base de una reflexión filosófica, ya que, el principio de la inmortalidad del espíritu, una vez comprobado, conlleva innumerables consecuencias de cuño ético y moral. Y así estamos introduciéndonos, entonces, en el objetivo central buscado por el Espiritismo: la adopción por el hombre de una filosofía ética y moral compatible con su naturaleza espiritual.

En verdad, nadie se convierte en espirita sin, antes, afirmarse en la convicción del siguiente postulado básico, presupuesto para cualquier reflexión filosófica espirita, a saber: existen los espíritus y ellos pueden comunicarse con nosotros. Ella es la base fáctica del Espiritismo.

El propio Allan Kardec, partió de esa cuestión elemental para construir toda la edificación doctrinaria espirita. Espíritu positivista, cartesiano, práctico y objetivo, fue, de cierta forma, hasta determinado momento, un escéptico con relación a la existencia de los espíritus y de su comunicabilidad. Alrededor del año 1854/55, cuando, por invitación de un amigo, participó por primera vez de una sesión donde ocurrían los fenómenos con las mesas que "transmitían" mensajes, intentó, inicialmente, dar a esos fenómenos la interpretación del magnetismo del cual era estudioso. Serían, simplemente, las vibraciones magnéticas de los participantes de las reuniones, las que provocaban los fenómenos en las mesas. Pero continuó, con todos los recaudos y sin ningún preconcepto, sus observaciones. Luego, constató que los mensajes inteligentes que allí eran transmitidos tenían contenidos que escapaban enteramente al conocimiento previo de los participantes de esas reuniones. Encerraban ideas y contenidos que no formaban parte del caudal de conocimiento de los asistentes. Las mesas no podían, por sí mismas, transmitir mensajes. Formuló, de inmediato, un principio filosófico que se tornó base de todos sus estudios: no hay efecto sin causa. Y, en ese caso, se estaba, claramente, frente a fenómenos inteligentes. Ahora, a un fenómeno inteligente debe corresponderle, naturalmente, también una causa inteligente. Había, pues, según sus observaciones prácticas, y su raciocinio en torno a los hechos, inteligencias produciendo aquellos fenómenos. Las mesas eran meros instrumentos. Y los médiums apenas proporcionaban su cooperación energética para la transmisión de los mensajes.

Las grandes comprobaciones históricas.

Podemos decir que el fruto del razonamiento propiciado por los resultados observados por Kardec y sus colaboradores, en ese trabajo inicial que tuvo como laboratorio la Sociedad Parisiense de Estudios Espiritas, ya sería suficiente para rubricar la convicción acerca de la existencia de los espíritus y de su real comunicabilidad. Pero, el momento histórico vivido por Kardec y sus sucesores tendrían un significado especial, determinante y de mucha mayor amplitud. La segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX fueron escenario de un extraordinario esfuerzo conjunto de inteligencias encarnadas y desencarnadas para evidenciar el fenómeno mediúmnico, de forma de no dejar dudas a quien tuviese algún interés en ver comprobada la cuestión de la supervivencia del espíritu y su posibilidad de intervenir en el mundo material.

Cítense, apenas como ejemplo, las famosas experiencias de materialización de espíritus producidas por el eminente científico británico Sir William Crookes, de la Royal Society, de Londres, hacia el año 1870, y que se repitieron, sobre los más rigurosos criterios de control, en presencia de otros miembros de esa misma institución, en la casa de ese científico, durante varios años, donde el espíritu de Katie King se hacía visible, se dejaba tocar, cortar partes del cabello y de los trajes, tomar fotografías, conversar con los participantes, etc. Las materializaciones, que eran frecuentes en esa época, con varios médiums, en Europa y en América, son pruebas cabales de la supervivencia del espíritu.

Alguien, como Cesare Lombroso, que, en Milán, presenció varias sesiones de materialización de espíritus producidas por la médium Eusapia Paladino, que permitió la aparición, inclusive, de la genitoria del famoso criminalista italiano hablándole al oído, con palabras tiernas y familiares, deja de alimentar dudas y pasa a tener la prueba material e irrecusable de la supervivencia del espíritu. Esa cuestión, como lo señaló Allan Kardec, deja de pertenecer al terreno de la fe, para encuadrarse como hecho positivo. Por eso, decía él que el Espiritismo no vino para quien tiene su fe, sino más exactamente para quien duda. Kardec mismo realizó todo su trabajo a partir de la duda, del escepticismo, de la misma forma que William Crookes, Alfred Russel Wallace, Charles Richet, Gabriel Delanne, Alexander Aksakoff, y tantos otros científicos, muchos de ellos, incluso, habiendo confesado, después, que su objetivo inicial era el de desenmascarar los fenómenos espiritas. Terminaron, entretanto, produciendo una inmensa contribución a su comprobación. Siempre a partir de la duda, así como de una preconcepción contraria a la tesis espirita.

Transformación moral del hombre.

Actualmente, son muy raros los fenómenos de materialización, o de comprobación física del fenómeno mediúmnico. Creemos que la avalancha de pruebas ofrecidas por los espíritus acerca de su existencia y de su comunicabilidad con el plano material fue por ellos mismos considerada suficiente. Hasta porque fue ampliamente documentada y está permanentemente disponible para quien tuviera algún interés en reconstruir esa trayectoria, en la práctica o en la teoría.

Vuelto, hoy, hacia la mediumnidad intelectual, el Espiritismo sigue su trabajo de permanente contacto con otros planos de la vida para traer, de allá, el apoyo para el progreso moral y ético de la humanidad. Los grandes médiums de hoy, en los medios espiritas, en su mayoría, se dedican a un productivo trabajo de concientización del hombre acerca de su naturaleza espiritual, de la importancia de su trayectoria evolutiva, en la construcción de un mundo más justo y fraterno. Su campo preferencial de acción es en el sentido de transformación moral del hombre, como ya lo señalara Kardec, al escribir que se reconocerá al verdadero espirita por su transformación moral y por el esfuerzo que hace para vencer sus imperfecciones.

Esto no desmerece y no desaconseja la continuidad del estudio del fenómeno mediúmnico. Es justamente a partir de él, que el hombre ha despertado a la realidad espiritual, la más fascinante realidad de la vida, y que, en los tiempos de hoy, ya no suscita grandes controversias, a pesar de que aun millones de personas vivan despreocupadas de los aspectos espirituales de su existencia. Viven encerradas en su mundo material, cuando todo indica que la vida es infinita y el Universo es una invitación al intercambio con otras inteligencias que lo pueblan.

Liberar al hombre de esa prisión, tal cual el mito de las cavernas de Platón, es el objetivo del Espiritismo.

Autor:  Milton Medran Moreira .  Es graduado en Ciencias Jurídicas y Sociales en la Facultad de Derecho de la Universidad Federal de Río Grande do Sul (Brasil). Fue fiscal letrado en el estado de Río Grande do Sul de 1975 a 1991. Profesor de Derecho Procesal Civil en la Facultad de Derecho de Bagé, de 1978 a 1983. Periodista y abogado en Porto Alegre. Articulista de Zero Hora y Correio do Povo. Actualmente mantiene una columna en el Diário Gaúcho.
Autor del libro de crónicas “Si todos fuesen iguales” (Ed. CIMA, Venezuela, 2000)

Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta

¿La soledad de la muerte ?

             ¿En el trance de la muerte estamos solos?

Aun en los casos en los que la muerte del ser humano es de modo solitario y sin ayuda de nadie, ningún ser querido, durante el proceso de la muerte o desencarnación, no está realmente solo, pues siempre es ayudado y asistido al menos por un Ser espiritual, el mismo que durante la existencia terrestre, le ha acompañado de cerca para inspirar y guiar su conciencia como Ser humano; este es conocido como “Espíritu Guía” ( el Ángel de la Guarda para ciertas religiones) .

 
Asimismo es acompañado también por otros Espíritus que tienen encomendada la función específica de operar y llevar a cabo el proceso desencarnatorio, que llevan a cabo como si de cirujanos del plano Astral se tratase, soltando gradualmente los puntos de energía vital que unen los órganos del cuerpo físico con los del periespíritu del Ser que desencarna, hasta que al fin llega el momento de cortar el último y definitivo lazo, que es el “Cordón Plateado” , que viene a ser como el cordón umbilical que une al Ser espiritual con su cuerpo, a modo similar al que une al niño recién nacido con la placenta y el cuerpo de la madre.  Una vez cortado este lazo de energía vital , la muerte del cuerpo ya es irreversible y definitiva sin posible vuelta atrás.
Las intervenciones de estos Seres espirituales, afectan no solo a los fluidos vitales que actúan como lazos con los órganos del cuerpo, sino directamente sobre los propios órganos físicos, en los que a consecuencia de esto se producen fallos de funcionamiento,como por ejemplo, la rotura interna de capilares que producen hemorragias internas, acelerando así el proceso, o la influencia directa sobre los impulsos de la corriente eléctrica de la red nerviosa en el sistema simpático que rige los latidos cardiacos, etc.

      Asimismo, con frecuencia, además de los espíritus que actúan y colaboran en el proceso de la desencarnación, el encotrarse o no encontrarse solos después del desprendimiento del cuerpo, está en función de laclase de vida que ha vivido: Si ha sido persona buena y querida, tendrá muchos Seres queridos o agradecidos  que le han precedido en su partida de este mundo,saliendo a recibirlo y celebrar     su llegada como la del viajero querido recién llegado después de haber estado durante un tiempo fuera de su ciudad.

Existe otra clase de soledad, que debemos evitar siempre que podamos, y es la que se experimenta del lado de “ acá ” cuando aun estamos encarnados, antes de partir de este mundo.   Esta clase de soledad, siempre triste para el que siente que va a dejar este mundo         de inmediato, sin una presencia amiga que lo despida, no suele ser experimentada  tampoco por quien en la vida ha sido generoso y      bueno, pues nunca faltan en ese caso amigos y familiares que  le      rodean o coinciden a su lado  en sus últimos momentos.

Hay casos en que el Ser que desencarna, debido a merecerlo o a necesitar de esa experiencia a consecuencia de comportamientos     humanos erróneos y de estados de conciencia negativos, así como de         su propio estado mental y emotivo mantenido durante el proceso de  su desencarnación, atrae durante la recta final de su vida, a espíritus   inferiores que actuan e influyen acerca del mismo durante el proceso de su desencarnación, infringiéndole sufrimientos y vampirizando la poca   energía vital que le queda.

- Jose Luis -

Todo lo que está verdaderamente vivo debe morir. Fijaos en las flores: sólo las flores de plástico no mueren nunca”.
Anthony de Mello(¿Quien puede hacer que amanezca?)